Capitulo 5

838 125 12
                                    

La primavera cada vez se notaba más. Y pronto sería el "cumpleaños" de Kawa... o al menos sería el aniversario del día en que Kenzin la encontró.

Sukuna no lo pensó mucho. Después de espiar a aquel hombre de aquel puesto de joyas, observó fijamente cada uno de sus movimientos y en un abrir y cerrar de ojos fue capaz de robar aquella pulsera de oro que tanto había observado.

La pulsera era realmente grande, o al menos eso creía él...

Mientras pensaba en los brazos aparentemente delgados de Kawa, estaba empezando a cuestionar si era buena idea dárselo. Tenía que fuese demasiado grande para ella al punto que no podría quedarse en sus muñecas cuando se lo pusiera.

¿A ella le gustaría aquella pulsera? Nunca la había visto usar cualquier tipo de joyería. Ni siquiera algo hecho por ella misma con algún material. No coronas de flores, no pulseras tejidas con hilos o alguna tela vieja. Nunca la había visto usar algo.

Lo acercó a uno de sus tatuajes, aquellos que él tanto había odiado, pero que, sin embargo, comenzaron a gustarle secretamente desde que Kawa había declarado que le gustaban, incluso después de saber lo que significaban.

Bueno, hiciste lo que hiciste para sobrevivir, ¿no es así?

Las palabras de Kawa le habían hecho sentir mejor, y aquello que tenía en sus manos era un regalo para ella.

No era algo malo, ¿verdad? Kawa no tenía por qué enterarse que él lo había robado para ella.

Comparó el ancho con uno de sus tatuajes, parecían del mismo grosor. Entonces pensó que sería mala idea dárselo así de limpio. Kawa podría sospechar algo.

Así que decidió enterrarlo...

Podía mentir y sacarlos después. Se vería un poco sucio y con suerte algo viejo. Ella no tendría por qué enterarse nunca que él había vuelto a robar.

No tendrás que volver a robar, siempre habrá comida para ti...

Las palabras de Kawa estaban llegando a él, pero rápidamente lo ignoró.

Era un regalo. Un agradecimiento.

Si...

No era malo.


~•~





Unos días después, unas personas llegaron en caballo a la cabaña.

Sukuna los había observado cuando había ido a desenterrar aquella pulsera de oro que le regalaría a Kawa. Él, de inmediato, notó la dirección hacia la que se dirigían.

De inmediato, pensó lo peor.

Pensó que había sido descubierto y venían a castigarlo tanto a él como a los dos que le habían cuidado a lo largo de esos dos años.

Pensó en Kenzin y Kawa siendo castigados por su culpa. Ambos golpeados, ambos sangrando, ambos siendo marcados al igual que él y siendo rechazados por todos... y a Kawa siendo terriblemente maltratada y llorando por ello.

No iba a permitirlo.

Sukuna se lanzó y tiró al primer hombre que se había bajado de su caballo a unos metros de la entrada de la cabaña.

Kawa y Kenzin escucharon gritos desde afuera. Ambos se vieron con extrañeza antes de salir corriendo, al notar que el único que no estaba con ellos era Sukuna.

Cuando ambos salieron, solo pudieron ver como Sukuna tenía en el suelo a un hombre y a otros dos cerca de ellos, uno de ellos siendo un hombre aparentemente mayor que el propio Kenzin.

-    ¡Sueltame, mocoso!—gritó aquel sujeto

-    Suéltalo, Sukuna

Sukuna chasqueo la lengua y soltó al tipo acatando el pedido de Kenzin al notar que él y Kawa habían salido de la cabaña al notar el escándalo que había provocado. Si hubiese usado su técnica maldita antes...

-    Señor Kenzin, usted es mi última esperanza

El hombre anciano se arrodilló ante Kenzin, quien estaba confundido ante aquella acción.

-    ¡Por favor! ¡Le suplico que salve a mi nieta!

-    Ponte de pie, explícame lo que sucede—pidió Kenzin haciendo pasar a los hombres a la cabaña

Sukuna se sintió aliviado al saber que no era por la pulsera que él había robado por la que aquellos sujetos se encontraban ahí.

Pero...

Sukuna y Kawa intercambiaron miradas. Algo no estaba bien, aquello estaba claro. ¿Alguna maldición estaba sobre la nieta de aquel hombre? ¿A que se refería con última esperanza?

Observaron los caballos que habían traído aquellos hombres...

Si habían llegado en caballo realmente debía de ser algo muy importante, y de un pueblo diferente al suyo.

¿Cómo fue que aquellos sujetos se enteraron de ellos?

-    ¿Qué es lo que sucede?—preguntó Kenzin claramente confundido—ustedes no son de la aldea cercana, ¿Por qué me conocen y a qué han venido?

-    Por favor, señor Kenzin—otro hombre inmediatamente se arrodilló y se inclinó hacia él—salve a los niños de nuestra aldea...

-    Sus vidas están en riesgo—hablo otro imitando su acción

-    Hachishakusama...

Broken~ Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora