Día 3: Primera Casa

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Guiaba el coche a una velocidad moderada por la carretera, notaba los árboles haciéndose cada vez más presentes, anunciando su salida de la ciudad, la brisa y el tono naranja de los rayos del sol acariciaban su rostro a través de la ventana.

Manejaba tranquilo a través de la carretera, el viento fresco tocaba su rostro a través de la ventana mientras que siguiendo su ruta, notaba como se hacía más presente la vegetación, anunciando que se alejaba cada vez más de la ciudad. Sonrió, de buen humor empezó a cantar la canción que pasaba por la radio, aquella letra causaba un revoltijo de emociones en su interior, emocionándolo y llenándolo de una calidez que no se había permitido sentir durante mucho tiempo, pero que ahora eran parte de su día a día.

Apoyó uno de sus brazos en la puerta de auto mientras que su otra mano descansaba en el volante, la pista se encontraba libre, lo cual le dejaba relajarse y disfrutar de las maravillosas vistas que le otorgaban los últimos rayos de sol del día en su camino a casa.

Notando como la autopista terminaba e iniciaba un camino de tierra, volvió a poner ambas manos en el volante para tener mejor control, tenía un buen auto y no sentía la repercusión del camino pero nunca estaba demás.

Siguiendo su ruta más que memorizada, dobló a la izquierda, su sonrisa solo se ensanchó más al notar como se aproximaba a aquella casa cercana al lago. Ágil, se estacionó cerca y consecuente a eso; apagó la radio y tomó entre sus brazos aquella bolsa de papel que descansaba en el asiento del copiloto.

Salió del auto y emprendió camino hacia la entrada. Aquella pintoresca casa yacía rodeada de vegetación y un lindo jardín rodeado de una cerca que no dudo en abrir inmediatamente al ver como sus mascotas se habían percatado de su regreso y lo esperaban rebosantes de felicidad. Con su mano libre trato de saludarlos como podía, webonauta movía su cola eufórico mientras que su amada Perla, la mayor, se regocijaba en su sitio delicadamente a la espera de la atención y mimos por parte de su amo.

Luego de repartir caricias y besos a sus dos engreídos siguió su camino por el sendero del jardín, hacia la entrada donde en el lado izquierdo había un bonito banco de madera y por la derecha una pequeña mesa con dos sillas, barrió el área con la mirada, buscando, más no encontró.

Dejó a sus perros fuera, jugando, el sol casi terminaba de ocultarse por completo, preocupado de no hallar por ninguna parte a quién buscaba; entró, dejó la bolsa de compras en la mesa de la cocina y se agachó para tomar el cuenco de metal que se encontraba en el piso, volvió a salir y moviendo suavemente el pequeño plato de un lado a otro miró a los alrededores. Estuvo así unos segundos más hasta que de un arbusto cercano al área, salió una pequeña gatita de color gris atraída por el sonido de la comida.

Horacio suspiró aliviado, entró a casa de inmediato al ver que la pequeña se acercaba y rápidamente, tomó más comida y la depositó en el cuenco para bajarla justo a tiempo cuando la gatita pasaba a través de la puerta para mascotas, en su cuello resaltaba su collar rosa con el pequeño dije con el nombre "Kot" tallado en él, de inmediato esta se puso a comer ignorando al humano que, acostumbrado al carácter de la felina, solo la acarició un poco antes de pararse y empezar a sacar todo lo que había comprado.

Prendió las luces secundarias de la cocina notando que ya casi no entraba luz por su ventana y ordenando a siri que reprodujera su playlist, empezó a sacar uno a uno los ingredientes que necesitaba para la cena. Siempre que podía, hacía las cosas acompañado de música, le daba la sensación de que el tiempo pasaba más rápido y que las cosas salían mejor.

Tarareando y cantando con suavidad se dispuso a preparar la cena, el menú iba a ser algo sencillo pero le estaba poniendo empeño, después de todo era un día especial y quería celebrarlo, al cabo de un rato ya tenía la salsa haciéndose y la pasta al dente y lista para servir. Recién había terminado de colarlo cuando unos brazos rodeándolo lo sorprendieron haciéndolo saltar en su sitio.

— ¡Joder Viktor que susto me diste! — Reprendió al hombre tras suyo.

— ¿Por qué no me despertaste? Pude haberte ayudado — Respondió sin quitar su agarre soltando una ligera risa al ver la anterior expresión del menor.

— Imaginaba que estabas cansado. Además te dije que yo me encargaría de la cena — Dijo apoyando su cabeza contra el pecho del ruso. Giró la mirada buscando sus labios, uniéndolos en un corto beso — Hola. — Susurró.

— Privet — Murmuró contra sus labios.

Ambos se mecían suavemente mirándose a los ojos, no repararon en cuanto se habían quedado en esa posición hasta que el moreno volteó suavemente, quedando frente a él y pasando sus brazos por su cuello susurró — Baila conmigo

No hubo respuesta por parte del más alto, sin embargo tomó su cintura con ambas manos y continuaron meciéndose lentamente al compás de la música.

Después de tantos problemas, tanto dolor, tantas cosas vividas... después de tanto pensárselo y terminar vendiendo la enorme mansión que con tanto esfuerzo había amueblado, Horacio decidió seguir a su corazón, abandonar el FBI y retirarse al lado de Viktor.

Su encuentro fue algo que llamaron gracia del destino, hubo descontentos, gritos y lágrimas, pero cuando pudieron deshacerse de eso solo quedó amor, y ese vodka pendiente de años atrás.

¿Quién diría que las Bahamas del que tanto se decía que había terminado el comisario, era en realidad el nombre de un pueblo en la zona rural de los Santos?

Los dos habían cambiado demasiado, pero en ese cambio también se incluyó la madurez y eso les ayudó a aceptar sus sentimientos y construir su relación rápidamente a base de pasos pequeños pero seguros, mucha comunicación y sobre todo, mucho cariño. Mas no todo había sido color de rosa, Viktor por fin era un hombre libre, necesitaba seguridad para el futuro y ese futuro incluía a Horacio. Las discusiones empezaron cuando le propuso al cresta abandonar el trabajo que lo exponía a tantos peligros. El moreno se negó, y durante un tiempo se replanteó si seguir con su relación, pero no fue hasta que en la intercepción de una mafia se vio en verdadero peligro que pensó en el ruso.

Desde que empezaron a salir el ruso solo había cuidado de él, era cariñoso, lo escuchaba y trataba amablemente. Lo esperaba despierto y cuando llegaba lastimado a su apartamento curaba sus heridas, escuchaba sus preocupaciones con los casos y aconsejaba gracias su amplia experiencia, hasta sus mascotas habían pasado de quedarse solas a quedarse en la casa del hombre. Se dio cuenta de cuán amado era, Viktor solo velaba por su seguridad, es por eso que ni bien desmantelaron esa mafia y los mataron a todos, presentó su retiro.

Fue una sorpresa para todos que el dedicado agente H decidiera darle fin a su carrera como jefe del FBI a tan temprana edad, pero al enterarse de las razones tras ello, se contentaron y le desearon lo mejor.

Durante el proceso su mansión se vendió rápidamente y sus muebles también, solo necesitó contratar transporte para sus pertenencias que amablemente su novio recibió y acomodó por la tarde mientras él volvía a la ciudad para dejar su placa y tramitar su carta de retiro. No necesitaron más puesto que esa hermosa cabaña perteneciente al ruso se había vuelto su nido de amor, no estaba llena de lujos como el cresta acostumbraba pero era mucho más cálida que cualquiera que pudiese comprarse alguna vez, y todo era gracias a Viktor.

La música paró y con ello los movimientos de los amantes que sellaron el íntimo momento sellando sus labios con un beso cargado de pasión. Ahí, en esa amplia cocina, iniciaba el resto de su vida juntos.

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