Capítulo 1

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Abrió los ojos, contrariado, su respiración descompasada le hacía doler la cabeza, o tal vez le dolía la cabeza por el mal sueño recién tenido.

Era la décima vez teniendo ese sueño y aún no se acostumbraba. Pero no había manera de acostumbrarse, no con todo lo que significaba y cómo abría su herida cada vez que aparecía.

Ese sueño era su karma, posiblemente, pues venía cada tanto a remover sus culpas y recordarle cuánto había perdido por idiota, por no saber actuar, por no saberle mostrar a ese chico cuánto lo amaba en realidad.

Y, aunque en realidad no entendía del todo lo que había hecho mal, estaba seguro de que era su culpa; de otro modo no lo habría estado torturando su conciencia por tantos años.

Habían pasado diez años desde la última vez que lo vio, y estaba tan comprometido con ese amor imposible que le había resultado imposible volver a amar. 

Lo había intentado, pero sus malestares emocionales se somatizaban de tal manera que incluso lo llevaban al hospital, así que se había rendido.

Y, estaba bien. Amar una vez en la vida podía ser suficiente para él, porque había amado de verdad, con intensidad y locura, con inmadurez y desmedida pasión. 

Se daría por satisfecho, aunque no por feliz, porque él no podría ser feliz nunca, no sin la compañía de ese que tanto había amado y había perdido para siempre.

Entró a la ducha para despertar mejor, para eliminar con agua fría todo rastro de ese horrible sueño en que recordó toda su felicidad y luego la perdió, quedando solo en la horrible y fría oscuridad.

Era siempre igual, siempre lo mismo, sus felices recuerdos del pasado alejándose de él mientras no podía moverse para atrapar al que se iba; entonces todo era el recuerdo de su espalda y la soledad que le asfixiaba y le despertaba sudando frío, como si de verdad se hubiera quedado sin aire.

Se quitó el sudor con el baño, y se dispuso a seguir con su vida tras comprobar en su celular que habían pasado siete días desde que había caído en su celo. Había pasado siete días semi inconsciente, recordando el pasado encerrado en su departamento.

Lo hacía consciente, sufría una vez al año, solo, encerrado, pues ni siquiera era capaz de responder a las provocaciones de otras personas. Lo había intentado, sí, era terrible pasar esa temporada solo, pero sus traumas eran tan grandes que simplemente no podía estar con nadie más.

Mil veces le habían preguntado si no estaba enlazado, esa era la respuesta más lógica a él repeliendo a los demás, pero no lo estaba, de haberlo estado su amado no se hubiera ido, se hubiese quedado a su lado y habrían logrado superarlo y habrían terminado siendo felices para siempre.

Onodera Ritsu, ese era el nombre del omega que extrañaba día con día, por el cual no había podido hacer una vida normal, a pesar de que probablemente él ya tuviera una familia. 

Él había sido un idiota, un niño jugando a ser el alfa de ese chico que, al final, por no lograr obtener un te amo sincero de su parte, había salido corriendo.

Lo entendía bien. ¿Quién querría estar para siempre con alguien que parecía estar jugando contigo aún cuando lo amabas profundamente y se lo demostrabas siempre? Onodera no lo quiso, por eso se fue.

Takano Masamune salió de su casa, agotado y muriendo de hambre. Su celo era intenso, y los medicamentos le sentaban bien a ratos, pero los efectos adversos eran en serio malos, así que, a pesar de que había terminado, se sentía un poco mal.

Caminó por la ciudad, esperando lograr que su estómago se asentara para poder darle algo de comida, pero al paso de las horas sintió que no pasaría, así que decidió rendirse, comprar algo para beber y regresar a casa.

En eso estaba su cabeza, cuando un aroma dulce y suave le estremeció. Era un aroma tan delicioso que, por medio segundo, se olvidó del malestar que estaba sufriendo y, pensando en que podría obtener algo de comer, caminó por ese pequeño callejón que lo llevó hasta la entrada de un izakaya que de nada conocía.

—¿Será nuevo? —se preguntó y, sin detenerse, caminó hasta el umbral tenuemente iluminado.

—Bienvenido —dijo una voz alegre, resonando en su cabeza y corazón, congelándole en cuerpo y dejándole sin respiración.

Lo que sus oídos escucharon no lograba reconocer, y tampoco creía en lo que sus ojos veían, pero ahora que ambas cosas daban fe de que era real lo que frente a él había, recordaba a plenitud ese aroma que adoraba, uno que no había olvidado jamás, en realidad, pero que cuando olió minutos atrás se negó a creer era él, por eso su voz vacilante pudo hacer solo una cosa, balbucear su pregunta.

—¿Rit...su?


Continúa... 


Capítulo dedicado a LeslieTellez369, por participar de la encuesta y contribuir a que esta bella historia sucediera

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Capítulo dedicado a LeslieTellez369, por participar de la encuesta y contribuir a que esta bella historia sucediera. 

Deseo les haya encantado. Mañana siguiente capítulo. 

¡Besos hermosuras!

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