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JiMin suspiró pesado, sintió en sus pestañas y ojos el frío de la noche, esto gracias a que estaban empapados en lágrimas

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JiMin suspiró pesado, sintió en sus pestañas y ojos el frío de la noche, esto gracias a que estaban empapados en lágrimas. Su corazón comenzó a latir en sus oídos; miró los oscuros ojos del hombre que amaba con dificultad.

—YoonGi, perdóname. En serio —habló con un hilo de voz, sintiendo la gran mano de su mejor amigo pasándose por su espalda con cariño.

—JiMin, ya dime qué es lo que ocurre —pidió con una voz tranquila, tratando de mantener la calma y evitando asustarse; sabía que podía ser un poco difícil para el rubio hablar de ello.

—Soy un asesino —soltó sin más ante la presión del otro, bajó la mirada y sintió la caricia en su espalda detenerse en seco—. Yo asesino gente, YoonGi.

El pálido trató de procesar aquellas palabras, sintió sus ojos picar y los cerró con fuerza, dejando las lágrimas salir de una buena vez. Él sospechaba que ocurría algo con Park; no era una persona ordinaria, puesto que, ¿quién llega de la calle con moretones en su cara todos los días?

¿Por qué mierda tendría una pistola escondida debajo de la cama? ¿Quién desaparecía por días sin decir una palabra? ¿Quién demonios estaría tan asustado de decir una verdad?

YoonGi sabía que algo andaba muy mal en la vida de aquel chico, que detrás de esa sonrisa, escondía un millón de secretos. Pero jamás le preguntó nada ni lo cuestionó, ya que su intención apenas fue poner al rubio que le sacaba sonrisas en una situación incómoda.

El pelinegro jadeó con dolor, llamando la atención del rubio, quien esperaba otro tipo de reacción. Se miraron a los ojos y Min abrió la boca, sin lograr que una sola palabra saliera.

—Perdóname, sé que debí de habértelo dicho antes- —un abrazo fuerte lo interrumpió, Min se había aferrado a él con fuerza, como si su vida dependiera de ello.

—Cállate, JiMin.

—Yo entenderé si ya no quieres-

—¡Que te calles! —le gritó un poco más desesperado, soltando gotas gordas de agua por sus ojos. En realidad le dolía el hecho de saber que su amado amigo había tenido que vivir haciendo eso, cuando claramente, lo destruía cada vez más.

Trataba de analizar toda la información y de atar nudos; se imaginó lo peor del mundo. Y entonces entendió la importancia de la frazada y el por qué de sus comportamientos. Se sentía desgarrar por dentro al imaginarse por todo lo que tuvo que pasar JiMin.

Por otro lado, el rubio estaba completamente sorprendido. Estaba esperando algún reclamo, millones de preguntas que difícilmente podría contestar; al menos una confusión por parte del otro. Pero nunca se percató de que era demasiado descuidado con su otra vida.

—JiMin, a mí no me importa la manera en la que te ganes la vida; si eres un criminal o un asesino, así como si fueras un actuario o político, yo aún te amo. —Soltó de corrido, difícilmente respirando al decirlo. Miró a los ojos al rubio y le demostró que habla en serio.

Vαlεитιи'ѕ ƒαυlт ♡ ᴾᴶᴹ ⁺ ᴹᵞᴳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora