④ Tнε яεαl cυlρяιт

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El relajante sonido del agua cayendo por una fuente llenaba el precioso jardín con pasto verde de aquella mansión

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El relajante sonido del agua cayendo por una fuente llenaba el precioso jardín con pasto verde de aquella mansión. No obstante, JiMin sólo podía escuchar el ruido ensordecedor de no poder entender en quién se había convertido NamJoon.

El hombre, alto y fornido, estaba sirviendo alcohol en unos vasos pequeños, mientras que tarareaba una dulce canción. Cuando terminó, se acercó a la pequeña mesita gris de jardín y colocó los vasos antes de sentarse.

—¿Cómo te ha ido, JiMin? —Preguntó amablemente el mayor, confundiendo aún más a Park y llevándolo a explotar.

—¿Qué te pasó? —Su rostro de un tono exageradamente rojo y sus ojos humedecidos. Se cruzó de brazos antes de mirar al mayor con dureza.

—¿De qué hablas, JiMin? —Su rostro expresaba confusión, pero el menor echó su cabello hacia atrás y respiró.

—Es decir, mírate. Viviendo aquí entre todos estos lujos, manejando un auto del año... ¿y los tatuajes? —Le preguntó al ver que el mayor se retiraba el saco negro.

—Sé que es confuso —comenzó soltando unas pequeñas risas—. Cuando llegué aquí, me reuní con un amigo, quería empezar de nuevo y... aquí estoy.

—¿Qué has estado haciendo últimamente? —NamJoon le dio un trago a su bebida y miró a Park con una sonrisa.

—Lavando dinero, manejando un cártel de drogas para la gente adinerada... ya sabes, lo mismo de siempre. Pero, un momento —algo confundió a Kim, y es que Park no estaría en esa parte del mundo a menos de que fuera una cuestión de vida o muerte; siempre se había negado a salir de Corea del Sur—. ¿Tú qué haces aquí?

JiMin iba a contestar de golpe, pero se contuvo y se tragó sus palabras. Sus manos se apretaron en puños y respiró profundo—. SeokJin me-

—¡Espera! —Interrumpió el moreno. Después frunció el ceño con disgusto y tomó más de su bebida alcohólica—. No estaba preparado para oír ese nombre.

—¡Escúchame, NamJoon! —Desesperado, gritó el menor—. SeokJin me envió para matarte. —Kim pareció ahogarse con su bebida y soltó una carcajada.

—Ha mandado a tantos que no llevo la cuenta. ¿Qué mierda le cuesta matarme él mismo? —Negó con la cabeza, completamente molesto con la declaración contraria.

—Nam... —JiMin comenzó a sentir la culpa consumirlo—. Tengo que hacerlo. Tengo que matarte o él matará a-

—Oh... —NamJoon se levantó con brusquedad de la mesa, asustando a Park y haciéndolo tomar la pistola que guardaba en su pantalón—. Pensé que venías a charlar conmigo, JiMin. No a matarme para proteger a alguna otra persona.

—Tengo que hacerlo, Nam.

—No, no tienes —la voz del mayor se volvió mucho más profunda y gruesa. Sus ojos se oscurecieron por primera vez al ver a JiMin, quien había sido su protegido por tantos años y al que había protegido tanto—. Si vas a matarme, más te vale que lo hagas porque tú quieres, no para salvar a alguien o porque te lo ordenan.

—Necesito matarte. —El más bajo sacó la pistola y le apuntó al mayor a la cabeza. Este último sonrió y bajó el vaso. Subió las manos a la altura de la cabeza mientras veía a Park con burla en sus ojos.

—Hazlo. Si tú quieres matarme, hazlo —lo retó—. Pero tú y yo sabemos que, aunque me mates, SeokJin va a estar sobre ti como cuchillito de palo, mangonéandote hasta que ya no le sirvas más —JiMin sintió una lágrima saliendo de su ojo. En realidad no quería matar a NamJoon—. Y esa persona, a la que tanto quieres proteger, siempre va a estar en peligro.

—¡Cállate, Nam!

—¡Piénsalo! ¡Él jamás te va a dejar en paz! SeokJin es un controlador y quiere que el mundo gire alrededor de él; yo me alejé de él porque no podía soportar la manipulación y las humillaciones de su parte, deberías hacer lo mismo.

—No sabes lo que dices, NamJoon —negaba JiMin con su cabeza; su mano comenzaba a temblar mientras sostenía el arma de fuego—. Esto es diferente.

—Es diferente porque hace unos meses le robaste el dinero para irte a algún lugar y desaparecer con esa persona. Pero te está usando, y siempre se va a aprovechar de que fue él quien te enseñó a disparar. ¡Fue él quien te arruinó la vida! —NamJoon gritaba con desesperación. Por supuesto que no le tenía miedo a la amenaza de Park, porque él lo conocía y sabía que no sería capaz de matarlo, pero sí le tenía miedo a que los nervios lo llevaran a presionar el gatillo.

—Nam... —su voz temblaba más de lo que alguna vez lo hizo—. Sólo quiero que YoonGi esté a salvo...

—A quien deberías de estarle apuntando, es al imbécil de SeokJin, no a mí.

JiMin sabía que su mayor tenía razón. Sabía que Jin era el único culpable de la situación, puesto que le arruinó la vida a Park y le prohibió tener una carrera; siempre lo mantenía encerrado en un campo de tiro. Esa era la misma razón por la que él necesitaba de la paga que le daba Jin cada que mataba a alguien y del dinero que le robó.

Bajó la pistola y miró a los ojos negros del mayor, quien se acercó a su cuerpo y lo abrazó por unos cuantos segundos.

—Tengo miedo... —susurró JiMin en el hombro de su mayor. NamJoon sólo le palmeó la espalda y después lo hizo mirarlo a los ojos.

—SeokJin jamás tendrá las agallas de venir a matarme él; en vista de eso, yo te acompañaré a Corea. Ahí lo matarás antes de darle el gusto de que él me mate primero, ¿entendido?

El moreno era un gran líder de nacimiento, es por eso que JiMin sentía tanta admiración por él y por todo lo que hizo cuando vivía en Corea. Cuando era un chico de calle, usando un cubre bocas negro junto con su capucha y su gorro; sus múltiples tatuajes en los brazos y esas reflexiones filosóficas que le habían ayudado a JiMin a reflexionar sobre el rumbo que estaba tomando su vida.

SeokJin fue quien le enseñó a disparar, pero su verdadero maestro, fue NamJoon, indiscutiblemente.

—Entendido.

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Vαlεитιи'ѕ ƒαυlт ♡ ᴾᴶᴹ ⁺ ᴹᵞᴳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora