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¿Entonces no podré hablar contigo por cinco semanas? —aunque Lisa no la podía ver, formó un puchero al termino de hablar.

—Lo siento, Chaengie, me voy a deconectar unos días, pero porfavor se paciente, es parte de la sorpresa —habló débilmente, haciendo una pausa—... Chaeyoung, sabes que te quiero y amo mucho ¿verdad?

Sí, sí lo se. ¿Pero eso a qué viene? —preguntó con un tono juguetón.

—No sé, solo quiero recordartelo... Adiós, Chaengie —al escuchar respuesta de la rubia, colgó inmediatamente la llamada, haciéndose bolita en su cama.

Lisa tenía algo -mucho- miedo de aquel viaje, pero haría todo con tal de estar junto a Chaeyoung al fin.

Podría haber consecuencias, sí, pero a Lisa solo le importaba ver el hermoso rostro de su novia frente a ella y poder acariciar las gorditas mejillas de Chaeyoung.

Habían pasado solo tres días desde que gente de la app Star se contactaron con ella para proponerle un viaje a Marte estando sedada por cinco semanas, que, aunque sería peligroso por la gran velocidad, nada era imposible para esos tiempos.

Iría junto a otros doscientos navegantes en cada una de las nuevas cuatro naves hechas recientemente entre las sombras, sin que nadie se diese cuenta.

Después de llegar, serían puestos a dormir otros tres días más, para que sus cuerpos se acostumbren al ambiente de Marte, de ahí, sería ya problema de la persona si verse con su pareja o no, según decía el contrato ya firmado por Lisa después de cinco minutos de haberlo leído una y otra vez hasta estar segura.

Era algo tan descabellado qué ni la propia Lisa sabía si era real lo que estaba pasando, pero ella solo quería estar con Chaeyoung de una vez por todas.

Y eso haría.

star | chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora