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Lisa salía con una sonrisa de aquel lugar montada en el carro de su nueva amiga con todas sus cosas en la cajuela.

Los nervios que traía por la reacción de Chaeyoung eran grandes.

—No sé, Jennie... ¿Y si no me quiere? ¿Y si no me acepta en su casa? —preguntó con un puchero de angustia que hizo sonreír a la castaña.

—Pues si te rechaza te vas a vivir conmigo y juntas trabajamos donde yo, hasta que ganes dinero y te puedas comprar tu propia casa y seguirnos viendo —comentó con una sonrisa sin despegar su vista del frente.

Lisa rió. No sonaba nada mal aquel plan.

—De acuerdo —le siguió la corriente, para después voltear su vista a la ventana y ver como era aquel lugar.

Había césped, pero Jennie le dijo que era artificial. El clima era como el de la tierra, las casas eran normales y las personas también. No había nada raro, solo que las estrellas se veían más cerca desde ese lugar.

Sonrió nostálgicamente a lo que iba a ser su nuevo hogar.

—Todo es lindo, pensé que sería diferente... Ya sabes, autos flotantes y todas esas cosas que pasan en las películas —Jennie rió, haciéndola sonrojar.

—No, todo es como en la Tierra, aunque no puedo decir mucho porque no estuve mucho tiempo allá, pero aquí es muy tranquilo, tenemos de todo; restaurantes, cines, bibliotecas, escuelas y hasta presidente, actualmente somos al rededor de 9.000 mil personas —sonrió y se encogió de hombros—. Te acostumbraras.

—Eso espero.

Y ninguna de las dos dijo algo más, solo la música del radio se escuchaba de fondo mientras Lisa seguía viendo por la ventanilla.

Después de una hora de trayecto llegaron al vecindario de Chaeyoung, que hasta ahora, era el más lindo que Lisa había visto.

—¿Estás lista? —preguntó Jennie mientras le sonreía tratando de darle algo de confianza.

—S-sí.

—Te espero aquí, es la casa de amarillo, buena suerte —le dió un abrazo.

Lisa bajó del carro, sus manos temblaban de una manera exagerada, al igual que sus piernas. Pensaba que si daba otro paso caería.

Había mucha gente en las calles, supuso que eran los vecinos porque también había niños en las banquetas.

Al estar parada frente al pórtico, suspiró y subió poco a poco las escaleras, estando ahora frente a la puerta.

»¡¿Y si no está en casa?!« Pensó.

No espero más y acercó su dedo hasta el timbre y lo hizo sonar.

El mundo de Lisa se derrumbó cuando escuchó del otro lado:

—¡Voy! ¡Voy corriendo!

Eso también le hizo reír.

Cuando Chaeyoung abrió la puerta Lisa sonrió de inmediato, subiendo un poco su vista, pues para su sorpresa era un poco más baja que su novia.

—Hola...

—¿L-lisa?

star | chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora