Libertad para quedarse

Capítulo 16

No Lonesome Tune, When The Man Comes Around

Hay una multitud reunida en un estadio de béisbol. Parte de un sermón llamado cruzada. El predicador tiene miles a su alrededor, en el campo, en los asientos. Su voz se puede escuchar en todo el pueblo. Cada locutor, cada televisor, cada radio suena con su voz. El predicador habla de comienzos y finales. Habla de cómo el pecado solo conduce a la muerte. Habla de renacimiento y vida eterna. En las gradas había un hombre de cabello oscuro y ojos verdes. Era mayor de lo que alguna vez fue, más sabio, pero todavía quería respuestas. El predicador abrió un libro y todo el condado lo escuchó.

" Dice en el Buen Libro, en Eclesiastés, Hay un tiempo señalado para todo. Y hay un tiempo para todo asunto debajo del cielo:

/ Un tiempo para dar a luz y un tiempo para morir; Un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado /

/ Un tiempo para matar y un tiempo para curar; Un tiempo para derribar y un tiempo para construir. /

/ Un momento para llorar y un momento para reír; Un tiempo para llorar y un tiempo para bailar. /

/ Un tiempo para tirar piedras y un tiempo para recoger piedras; Un tiempo para abrazar y un tiempo para evitar abrazar. /

/ Un tiempo para buscar y un tiempo para darse por perdido; Un tiempo para guardar y un tiempo para tirar. /

/ Un tiempo para desgarrar y un tiempo para coser; Un tiempo para callar y un tiempo para hablar. /

/ Un tiempo para amar y un tiempo para odiar; Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz./

El predicador cerró con un pasaje de un libro llamado Pedro. Cómo no fueron redimidos con cosas perecederas y temporales. Cómo había una cosa que era eterna y eso era lo que los redimía. Llamó a la gente a que bajara al campo, se arrepintiera y 'naciera de nuevo'.

La banda de allí con el pastor-hombre comenzó a cantar "Down By The Riverside".

Sonó un coro.

"Voy a dejar mis cargas, a la orilla del río, a la orilla del río".

Los espectadores en las gradas comenzaron a bajar. Aproximadamente un centenar fueron al campo. Mucha gente estaba cantando junto con la banda.

"Me voy a poner, mi larga túnica blanca, por la orilla del río, por la orilla del río".

El hombre de ojos verdes se limitó a mirar. Entre los nuevos conversos, podría haber jurado que vio un rostro que reconoció. No la conocía bien, pero la conocía. Cabello rubio, ojos verdes. Pero en un abrir y cerrar de ojos se fue.

"Depongo mi espada y mi escudo a la orilla del río, a la orilla del río, a la orilla del río"

No importaba. Tenía otras cosas de las que preocuparse. Una esposa que quería acompañarlo a estos lugares. Un niño al que cuidar. Nuevas responsabilidades para alguien con una nueva vida.

"No voy a estudiar más la guerra"

...

Eren Yeager se recuperó en un pequeño claro de bosque. Era una pendiente baja, con pequeños estanques uno frente al otro. Más allá de los estanques estaban los árboles y una niebla que los cubría. La hierba estaba mojada. Estaba boca abajo en el suelo.

Sentía la cabeza aturdida. Como si hubiera estado dormido durante horas después de no haber dormido en absoluto. Se levantó, no había mucho barro en su piel pero podía sentir algo en su chaqueta y pantalones. Cuando recordó lo que sucedió, parte de él deseó no haber despertado nunca.