Contra todo pronostico, el ex marine Frank Castle sobrevivió a la crisis que dejo a su mundo devastado.
Al ser dado por muerto, fue dejado atrás por el resto de héroes, quienes partieron junto a los sobrevivientes a un santuario. ¿Pudo haberse ido...
No se como carajos sigo vivo. Hasta ahora las tribus de cero, mole y luna se habían mantenido en conflicto constante, pero ahora las últimas dos parecen haber formalizado una tregua, todo con el afan de cazarme.
En mis días dorados ya habría asesinado a todos estos bastardos, pero esos días hace mucho quedaron atrás. Me mantenía con provisiones militares, matando a los salvajes cuando estaban de cacería, en grupos pequeños, eso era fácil, la mayoría ni siquiera tienen poderes.
Pero hoy que trate de emboscar a uno de los grupos lunares, ese malnacido de Moon Knight me sorprendió. Podrán perder su humanidad al infectarse, pero sus malditas técnicas siguen intactas. Es rápido y golpea como los mil demonios, no pude hacer nada para evitar que me saltara por la espalda y me mordiera en la clavícula. Pero no me quería muerto, quería que me uniese al el. La cara que puso el bastardo al notar que no pasaría es lo mejor que e visto en mucho tiempo. Su distracción le costo un tiro en la pierna. Se me escapo, y la próxima no tendré tanta suerte.
Debo cambiar mis estrategias.
Como siempre, no hay señales de cero.
Ya estoy viejo para esta mierda.
Diario de guerra #139
Seguí a un venado hasta el puente de... el puente... Va, no recuerdo su nombre. Una flecha en el gaznate y tengo comida para una semana. Pero eso no es lo mejor, encontré algo interesante.
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Una de las garras de Logan. Se que no son indestructibles, pero sera suficiente para atravesar la piel de Ben. Finalmente tengo los medios para acabar con uno de los más peligrosos, ahora solo necesito acercarme lo suficiente.
Diario de guerra #141
Hoy, a las tres p.m. me encontraba en la azotea de un edificio, investigando las rutinas de la tribu lunar. Llevaba un arma conmigo, más para defensa que para otra cosa, no tenía pensado terminar hoy con el trabajo, no tenía los conocimientos suficientes.
Entonces, note una sombra sobre mi cabeza. Tarde mucho en relacionar la situación, perdí valiosos segundos así, estático como idiota. Cuando reaccione, tome mi rolver y gire para derribar aquello, pero ya era tarde.
Lo que alguna vez fue Hawkgirl ya se había abalanzado sobre mi. Me embistió con la boca abierta. Me arrastro con su impulso hasta que mi espalda choco contra el saliente de la azotea, juro que escuche a mi espalda crujir.
La arpía tenía lo dientes clavados en mi antebrazo, dispare para asustarla pero no le pudo interesar menos, solo siguió agitándose como perro rabioso. Sin más opción comencé a golpearle las costillas con el brazo izquierdo y ella hundió más sus dientes. Me han mordido antes, Morbius, Beast, Killer croc, pero esta ocasión fue diferente, el dolor no me dejo pensar, me hizo cerrar los ojos, todo mientras seguía golpeandola con todas mis fuerzas.
Logre darme cuenta de que no funcionaría, así que retaje mi brazo y le di con el codo en la nariz. Eso basto para quitármela de encima, pero se llevo un pedazo de mi.
Se largo volando antes de poder rematarla.
Diario de guerra #155
¡Maldición!
Por primera vez en semanas veo a cero, balanceándose despreocupado entre los edificios y no logro acertar un solo tiro.
Logre disparar a su red, no lo esperaba, por lo que cayo al suelo desconcertado, era mi oportunidad. Me acerque a una distancia prudente para apuntar correctamente y dispare. La bala le perforo el baso, lo que provoco que rugiera como la bestia que ahora es.
Hizo gala de su agilidad, saltando y dando volteretas, esquivando los siguientes disparos, pero ya lo e visto hacer eso. A media voltereta, justo antes de que sus manos llegaran al suelo para impulsarse al aire nuevamente, le perfore la muñeca, lo hice caer por segunda vez.
Todo iba a la perfección, hasta que se levanto y me miro directamente. Estaba a punto de volarle la tapa de los cesos, pero se quito lo que le queda de máscara y no pude evitar verlo a los ojos. Ignorando sus heridas, se mantuvo firme y con una mirada decidida. Dios, siempre respete la determinación del niño, pero no pensé volver a verla en sus ojos.
De forma estúpida cerré los ojos antes de disparar mi ultima bala.
Cuando los abrí, el seguía allí, no se había movido y el muro a sus espaldas, ahora tenía un agujero de bala.
Después, simplemente se dio la vuelta y se marcho.
Realmente espero que esa falla fuera por la edad, porque si una de esas cosas me hizo sentir empatía, estoy más muerto de lo que creí.
