El exterior

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Narra Esdeath

Todo ocurrió hace dos años, en ese entonces había logrado obtener una gran reputación entre las tropas y casi era absoluta mi reputación como la mas fuerte del imperio, era cuestión de tiempo para que todos me vieran como la igual del gran general Budo, pero algo fue diferente aquella misión.

La marina imperial perdió tres buques de guerra cerca de unas islas en el oriente por lo que me enviaron para encontrar a los culpables y si era posible llevarlos a la capital para su ejecución, estaba claro que no los llevaría a la capital, me encanta quebrar la fuerza voluntad de los rebeldes y dejar a algunos vivos para crear nuevas rebeliones.

El viaje fue muy largo debido a lo alejado que se encontraba el lugar donde se perdieron las embarcaciones, durante el transcurso no ocurrió nada interesante, había muchos piratas pero ninguno tenia la suficiente fuerza para enfrentarme por lo que cada vez que nos deteníamos en una isla los dejábamos crucificados en las costas. 

El lugar al que viajábamos era una isla sin ninguna importancia pero lo único importante era que atacaron a la marina del imperio y no podíamos dejar esta situación sin castigar ya que seria una muestra de debilidad,  pero había algo extraño en esa travesía y eran los relatos de algunos isleños.

Escuchamos historias de gigantescas islas de hierro que podían moverse de un lugar a otro, de un castillo de hierro con dragones del mismo material que escupian metal y de soldados con rasgos animales que habían sido avistados en  unas islas lejanas, yo creí que eran supersticiones pero me sentía intrigada por lo sucedido.

Tras una larga travesía llegamos al lugar donde habíamos perdido los barcos, pero cuando llegamos no había ninguna persona en aquella isla o sus alrededores, las casas estaban deshabitadas desde hacia semanas pero habían dejado atrás sus barcos de vela, ordene a mis soldados buscar por toda la isla algún rastro de civiles mientras yo buscaba con otro grupo.

Nos internamos en la selva y tras varias horas mis soldados parecían alborotados por alguna razón, fui enseguida pensando que encontraron a nuestro enemigo, pero en su lugar encontramos un paisaje abrumador para casi todos los soldados, en medio de la selva había una zona completamente carbonizada por algún incendio.

Caminamos por varios minutos encontrando trozos de soldados despedazados y cráteres semejantes a lo que sucedía cuando usamos cañones, camine por el lugar y me sorprendió ver a todos los oficiales de aquel ejercito empalados en donde habían establecido su campamento.

Me acerque a uno de ellos y entre sus ropas había un pergamino en el cual escribieron con la sangre de esas personas "Este", una pista dejada a propósito por los atacantes para provocarnos o intentar desístanos, ya que dudo que la hubieran dejado alguno de los que estaban ahora muertos.

Nos encontrábamos ante un enemigo muy peligroso, no habían dejado rastro de los tres barcos que habían sido atacados y para dificultar mi trabajo ahora estábamos sin ninguna otra pista acerca de lo que sucedió ya que todos estaban muertos, pero no podía regresar a casa sin nada por lo que ordene que siguieran avanzando hacia el oriente.

Quizás lo que estaban describiendo aquellas personas no eran monstruos o criaturas de mitos,  estaban describiendo armas, si todo era real tendríamos que seguir avanzando con dirección al oriente para saber si los responsables venían de mas allá del mundo conocido para el imperio, aunque ya estaba teniendo dudas.

Teníamos dos días para el punto de no retorno por lo que teníamos que avanzar con cierta velocidad y si pasábamos cierta distancia estaríamos en un territorio inexplorado y lejos de casa como para pedir ayuda,  durante ese tiempo note lo mucho que odio el mar, el barco se movía mucho, la limpieza era escaza y para terminar los problemas el clima era lo opuesto al  lugar donde nací y crecí.

Akame Ga Kill: Nuevos asesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora