Akame Ga Kill: Nuevos asesinos

Un merecido descanso

Palacio Imperial

Entre los suntuosos pasillos del palacio imperial estaba caminando la general Esdeath, la mujer había sido llamada por el emperador para dar un reporte de los resultados de su ataque a las tribus del norte que habían atacado al Imperio, lo único que esperaba era que el primer ministro no le pidiera más información de su encuentro con Wolfpack y Night Raid.

Por una parte estaba muy feliz de haber encontrado presas interesantes a las cuales podría cazar, pero por otra parte estaba furiosa de haber fracasado en una misión que estaba asegurada y que solamente perdió por un descuido de sus subordinados, en el futuro debería no subestimar a sus enemigos.

A medida que caminaba el numero de guardias aumentaba y en la entrada de la sala del trono había dos guardias de elite protegiendo la entrada del lugar donde el emperador se encontraba, los guardias solamente se movieron para permitir que la general entrara, las pesadas puertas de algún metal inusualmente duro y decoradas con oro y toda clase de piedras preciosas se abrieron permitiendo que la luz del interior iluminara el pasillo.

El arquitecto del palacio era un verdadero genio, el edificio techos muy elevados por lo que cualquiera que entrara se sentiría insignificante al instante, había pinturas en algunas paredes y los grandes ventanales permitían que entrara mucha luz natural, pero todo eso palidecía en comparación a la sala del trono.

El trono estaba sobre el nivel del piso por lo que tenias que mirar hacia arriba al emperador, el valor del trono era suficiente como para comprar un pequeño reino y lo mas impactante de todo era que la luz siempre reflejaría hacia el trono para que vieran al emperador como una figura mas que humana.

El emperador en ese momento era solamente un niño, desde la perspectiva de Esdeath nada de eso lograba impresionarla lo suficiente y a pesar de ser leal al emperador aquel niño no tenia ningún futuro, según los planes que el primer ministro le dijo tenia planeado mantenerlo como una marioneta, ahora que era niño solamente le daba dulces y lo trataba con amabilidad, pero cuando creciera le daría mujeres, alcohol, comida y cualquier vicio que mantuviera su mente adormecida.

Al momento de entrar la mujer de cabello azul se arrodillo frente al emperador como una muestra de respeto, el emperador tenia al primer ministro a su lado y hablo con un tono firme, aunque con su tono infantil era difícil tomarlo con la seriedad adecuada.

Emperador: me han dicho que logro vencer a las tribus del norte y vengo a todos los que cayeron durante su invasión, me gustaría recompensarla con 1000 monedas de oro —Uno de los tantos sirvientes que estaban en esa zona se acerco a la general mostrándole bolsas llenas de monedas doradas—

Esdeath: le agradezco su bondad emperador, pero me gustaría que llevaran esas monedas al norte y las repartieran entre mis soldados —El sirviente se alejo y el emperador noto de inmediato algunas de las heridas resientes de la general—

Emperador: ¿Encontró algún enemigo poderoso que logro herirla? —La general seguía estoica ya que conocía al emperador lo suficiente como para esperar una pregunta preocupada de su parte—

Esdeath: encontré a un hombre muy fuerte, estuve a punto de vencerlo pero logro escapar en el ultimo momento, creo que se llamaba... —Pero cuando estaba a punto de decir el nombre de su ahora oponente favorito el primer ministro la interrumpió de forma rápida—

Honest: el emperador no necesita saber el nombre de un hombre que pronto perecerá ante la espada de la mujer mas fuerte del imperio —Aunque era poco evidente el primer ministro no quería que el joven emperador escuchara el nombre de aquel asesino que controlaba el fuego—

Al comiendo el niño quería preguntar mas acerca de quien había herido a Esdeath, pero pronto perdió el interés en ese asunto y continuo con el informe acerca de la forma en que la general comando su ejercito para expulsar a los invasores que habían atacado el Imperio creyendo que con una guerra civil no responderían con la suficiente rapidez.