Parte cuatro: ay de mi

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—¿¡Como que me querías amarrar!? —gritó Yoongi sosteniendo el frasco que tenía su calzoncillo flotando en el interior.

De hecho es por apresurado que yo estoy aquí —aportó Hoseok desde la mesa —No terminó de escuchar las instrucciones del video y leyó la oración cuando no debía. Cayó en la vieja trampa de doña fresia.

Jimin rodó los ojos e intentó quitarle el frasco a su alfa, pero Yoongi seguía en trance, viendo como el alfiler estaba ensartado en el limón —Ay de mí —susurró.

El diablo se subió a la encimera y tiró un plato sin querer, a veces se le olvidaba que sí podía tocar las cosas —Ups, perdón —sacó la hierba del clavo y la llevó hacia donde estaba Yoongi, como entregándole más evidencias de lo que su omega estuvo a punto de hacer.

—¿Desde cuando que compramos hierbas? —preguntó el alfa leyendo la etiqueta —¿Hierbas afrodisíacas?

Jimin no soportó la vergüenza y empapó el lugar con sus feromonas, delatando lo embarazoso de la situación en la que se encontraba —Ya... —murmuro intentado cubrir su rostro con la manga de la remera que llevaba puesta —No lo volveré a hacer.

—No, claro que no, te llevaré al psicólogo.

—¡Hyung! —chillo Jimin en respuesta. —Es que ese delta ácido... —murmuró enojado, intentando justificar su acción.

Yoongi dejó el frasco sobre la mesa y le subió la barbilla —Tú eres mi omega, mi predestinado —besó el puchero de Jimin y sonrió divertido —No el delta ácido -como sueles llamarle- de mi oficina.

Al segundo después, un cuadro que estaba colgado en la pared se estrelló contra el suelo —¡Deja de quebrar cosas! —le gritó Jimin al diablo, espantado al alfa por el carácter que su omega había adoptado con la llegada se ese espíritu.

Nada de cochinadas mientras yo siga aquí —los amenazó, alzando otra fotografía en el aire para dejarla caer si se atrevían a hacer algo. —Suficiente tengo con llevar encima tus cosas sucias.

—¿Por que no te colocas otras cosa? —preguntó Yoongi —Hay muchas prendas en el armario.

—¿Tienen más disfraces de diablo? —ellos negaron con la cabeza —Por eso entonces. ¿Cómo quieren que sea un diablo sin cosas de diablo? Mínimo la capa ¿no? —preguntó indignado.

Jimin rodó los ojos y siguió leyendo la información que encontraba en internet, esta vez se aseguraba de leer incluso la letra pequeña, no quería invocar a otro espíritu por accidente. Ya le bastaba con Hoseok, aunque para ser un supuesto diablo era demasiado amigable.

¿Como sacar al diablo de mi casa? | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora