Prologo

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SOOJIN

El denso bosque escondía la brisa fuera de las murallas de Jongnala. Los troncos eran largos, triplicando la altura de un gigante de la era. La noche yacía sobre la húmeda tierra del lugar y las doce lunas se divisaban en fases reducidas.

Las manos de la joven consejera comenzaban a sudar, no sabía porque se encontraba ahí, seguía ordenes directas de encontrarse con la reina en aquel extraño lugar, pero realmente no tenía idea de que podría ocurrir. Mientras secaba las palmas de sus manos en sus blancas mantas, miraba como se apagaban y prendían las hadas que volaban sobre los altos árboles, el cuello comenzaba a dolerle, pero era gratamente atractivo ver a esos seres arraigando a si mismos su vida nocturna. Dio un vistazo a la puerta del reino y dejó salir un suspiro de resignación.

—Tal vez no vendrá...— dijo para sí misma.

—Tal vez siempre estuve.— Una muy conocida voz se hizo presente detrás de ella.

Confundida miró a la joven reina llegar de adentro del bosque y rápidamente posó sus ojos en las blancas manos de aquella divinidad, las cuales tenían algo de suciedad. Ambas se sonrieron a los ojos y se acercaron lentamente.

—Reina mía, permítame sus manos. — Sin esperar respuesta tomó ambas manos de la reina, dándose cuenta que estaba herida, y toda esa suciedad era su propia sangre ya seca. 

Como pudo jalo a la reina hasta un pequeño lago que se encontraba ahí y la hizo agacharse para lavar sus manos. Tomó un poco de su vestido blanco y rompió una tira de él, para después envolverla en la mano herida de la menor.

El silencio era de alguna manera reconfortante para Shuhua, pero no para Soojin, pues la intriga de esa reunión la tenía en los suelos. Quizás se equivoco, quizás eso nunca debió haber pasado, quizás fue lo mejor que pudo haber pasado, quizás solo fue un sueño, quizás solo es un capricho de la reina. Todas estas cosas rondaban por su mente mientras se encargaba del cuidado de la menor. Aunque lo que pasó fuese un error, ella no pretendía reclamarle, ni mucho menos arrepentirse. Estaba perdiendo los sentidos, era literalmente la mujer mas sabía de todo Jongnala, nombrada tres veces consejera de la reina titular, Minnie. Sin embargo toda esa sabiduría no parecía hacerse presente en su cabeza cuando la reina menor se encontraba frente a ella, no tenía sentido, al menos no para ella.

—¿Debería preguntar el por qué de esa herida?

—¿Por qué me haces la pregunta?— la reina preguntó casi ofendida.— Se que no necesitas respuestas, porque sabes que fue provocada por mi misma.

—Eso lo sé, la herida es muy profunda y claramente delgada, por lo que utilizaron un cuchillo real para hacerla, también se nota que tu misma la hiciste por el ángulo de la...

—No vine hasta acá para que me des un análisis sobre lo que ya sé, Soojin.— Interrumpió la reina.

—Entonces ¿Cuál es su razón?

—Creí que lo sabías todo.

—No cuando se trata de usted.

Ambas rieron bajo y se sentaron a la orilla de un árbol de gran anchura. Disfrutando de la compañía mutua, Soojin arrancó una pequeña flor azul del suelo para ponerla entre la oreja y el negro cabello de la reina menor.

—Tengo que irme, Soojin.

—¿Y el motivo de esta reunión?

La joven reina la miró a los ojos, con mucha tranquilidad, intentando transmitirle todas las palabras que no podía decir. Pero para Soojin era muy difícil, tratándose de la reina, Soojin no creía en sus percepciones, su mundo era un caos completo y su mente navegaba entre lo cierto e incierto. No sabía cuales eran sus intenciones, no podía descifrar su mirada. La inseguridad la invadía, y eso claramente le asustaba.

—Ese es. Quería despedirme de ti...—La reina agachó la mirada y tomó la mano de la dama.— solo de ti.

—Mi reina, me temo que no estoy entendiendo nada de lo que intenta decirme.

—No necesitas entender mucho, se que eres una persona diferente conmigo, se que al lado de Minnie te sientes majestuosamente sabía y tu cabeza puede maquinar cosas inimaginables.

—Majestad yo...

—Se que conmigo no es así,— La reina levantó la cabeza para mirar a la mayor a los ojos.— no necesito que lo entiendas ahora.

—Ya... no me esfuerzo por entender sus palabras... o acciones.—dijo en pausas.

Shuhua no habló más, se levantó de donde estaba y Soojin siguió la acción. Ahora Shuhua se encontraba a un par de metros de ella, marchándose. Cuando la luz del camino iluminó su cara volteo a ver de nuevo a Soojin, quien se había quedado quieta en el mismo lugar.

—Solo recuerda apagar la luz.

Soojin hizo una reverencia y Shuhua la imitó, para después entrar a las murallas.

—Ya no hay brillo en los ojos de mi reina...



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-Quiero agradecer especialmente a Stef por el apoyo y a Dayanna por ayudarme a elegir la canción del trailer, eres una master.

LAS CRÓNICAS DE PHANJI: MISTERIOS DE TANHALLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora