Cuarenta semanas y una perdida

44 1 1
                                    

Samuel me presentó a un amigo suyo, Rey. Samuel le había vendido una moto ZXR250rr de la marca Kawasaki la cual fue nuestra hacia años atrás, a dicha moto había que hacerle unas reparaciones, y me llamaron a mí porque era mi especialidad. Así que le hice las reparaciones, y sin saberlo también estaba haciendo un amigo, un hermano.

Continúe con mi taxi, en esos días las cosas mejoraron mucho, trabajaba en la línea de taxi ubicada en el hospital central de la ciudad. Una noche a finales del mes de septiembre nos encontrábamos ya dispuestos a dormir Naomi y yo, cuando empezamos a besarnos y acariciarnos apasionadamente, entre palabras y tacto subió la temperatura del ambiente y justos antes de hacerle el amor a mi Frutilla se me vino a la mente la idea de tener una familia, quería tener un hijo, me sentía muy seguro, además todo estaba saliendo de maravilla, así que en voz baja y con todo el amor de mi alma le dije: Mi niña hermosa, me encantaría que tuviéramos un hijo, sea niña o niño para criarlo y amarlo como fruto de este amor. Aún no había terminado de hablar cuando me interrumpe y me dice: Hace un tiempo que he estado pensado en eso, solo que no sabía cómo decírtelo.

De pronto hubo un silencio en la habitación, nos mirábamos a los ojos mientras nos besamos con tanta intensidad que jamás he vuelto a sentir algo igual. Entre caricias, besos y pasión todo ocurría de una manera inexplicable, en ningún momento existió morbo, solo fueron dos almas conectándose, fusionándose la una con la otra, no hubo ninguna posición especifica más que la de dos personas transformándose en una sola. Fue algo mágico, inolvidable.

Jamás me ha sucedido algo igual o al menos parecido, no encuentro palabras para describirlo, solo sé que esa noche mi Frutilla y yo fuimos uno.

En los días siguientes logramos reunir un dinero invirtiendo en golosinas, dulces, donuts y cigarrillos. El dueño del taxi que yo trabajaba me prestó una mesa con dos bancos y justo en el lugar donde estaba ubicada la línea de taxi donde yo trabajaba ubicamos un kiosko, yo trabajaba con el taxi y mi mujer atendiendo el puestico. Nos fue muy bien, a los pocos días nos mudamos solos, alquilamos una habitación, compre una cocina de 4 hornillas con su horno a gas, ya estábamos independizándonos.

Habían ya transcurrido cinco meses desde que nos habíamos escapado de la capital y así poco a poco cada día teníamos más cosas, justo antes de mudarnos compré un colchón matrimonial a crédito, esa fue la primera vez en 5 meses que no solo dormimos bien, si no que, descansamos, ya que como dije con anterioridad el otro colchón estaba muy deteriorado.

Continuaron pasando los días, ya había cancelado la peinadora también el colchón, compre un DVD a crédito, luego un televisor y así empezamos a tener las cosas de la casa.

De pronto llego algo que obviamente esperábamos... Llegaron las náuseas y los antojos; inmediatamente fuimos a la clínica y se hizo la prueba de embarazo... ¡salió positiva, seriamos padres! Que felicidad.

Fue inmensamente maravillosa la noticia. A inicios del mes de noviembre ya Naomi tenía tres meses de embarazo, me quedé sin empleo ya que el dueño del taxi decidió hacerle unas reparaciones y luego venderlo a crédito a un desconocido.

Me sentí mal ya que yo había invertido tiempo en hacerle reparaciones y ayudarlo tanto y se había olvidado de mí, eso no fue todo, soy una persona perseverante así que me puse a trabajar la mecánica de carros con un compañero de la línea de taxis en su casa y así pasaron unos quince días.

Una tarde llego una vecina del señor con el que yo trabajaba y en mi presencia le dice que está buscando un chofer para un taxi que tiene parado, me presento a la señora Sandra Marques, una bella persona quien sin saberlo más adelante sería una de las personas que más nos ayudó en esta hermosa ciudad al igual que Nancy la tía de Samuel, a ellas les agradezco inmensamente.

Que lindos ojos tienesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora