Frutos prohibidos

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Aburrido de ver lo que hacía el mocoso, que era un vídeo en una página llamada YouTube, se concentró en su dominio y se bajó de su trono para merodear a su alrededor y en toda su extensión.

Subió a la columna vertebral y se sentó mirando hacia abajo, enfocando en una calavera que flotaba en el "agua", empezó a repasar sus viejos recuerdos de su época "dorada", aunque a él personalmente le gustaba más la era carmín, y recordó lo satisfactorio que era comer, aunque no lo necesitara, era un gusto que se daba cuando le hacían ofrendas en un intento de detenerlo.

Imbéciles, como si ofrecerle comida fuera suficiente, pero no. Tenían que venir los malditos hechiceros de pacotilla a arruinar su diversión.

Molesto salto hacia la calavera que flotaba, lo agarro y descargo su frustración en ella.

Como le encantaría repetir esa época, aunque bueno, no faltaba mucho para eso, solo necesitaba que el mocoso terminará de comer sus dedos.

Ahora que lo pensaba eso sonaba raro.

Luego de terminar con lo que antes era un hueso, ahora polvo, volvió a su trono para ver si el mocoso le daría algo de diversión o seguiría con sus videos de cocina.

De repente se le ocurrió una maravillosa idea y el niñato iba a ser de mucha ayuda.

Itadori estaba muy tranquilo viendo un nuevo video de cocina que luego intentaría con Fushiguro, cuando de un momento a otro ya no veía un vídeo, si no, una gran pila de cráneos apilados con una maldición sonriente en la cima. Bien, que carajos.

Desorientado cayó en el agua sentado por el repentino cambio de ambiente y miro muy molesto al causante de la mayoría de sus desgracias.

-¿Ahora que mierda quieres?-dijo poniéndose en guardia por si lo llegaban atacar, aunque no sirviera de mucho.

-Que formas de hablar son esas, ¿No te enseñaron modales acaso?- Respondió divertido frente a él, Yūji retrocedió al tener a Sukuna tan cerca.

La maldición sin importarle nada vuelve a aparecer en su trono sentado con una gran sonrisa cínica, con la diferencia de que Yūji Itadori estaba en su regazo sentado con una pierna a cada lado de su cadera.

-¿Q-qué? ¡¡Bájame!!-Dijo intentando separarse, Ryōmen en respuesta agarra sus muñecas en su espalda con una mano y con la otra lo agarra de la nuca.

-No.-Fue su única respuesta verbal, se acercó al tierno cuello del humano, el cual intentaba de todas las formas que lo soltara, sin muchos resultados, y lo mordió fuertemente provocando una gran y exquisita exposición de sangre en su boca.

Yūji soltó un pequeño grito de dolor y gruesas lágrimas empezaron a salir de sus ojos nublandole la visión.

Eso solo hizo que Ryōmen mordiera más fuerte empezando a desgarrar la carne del cuello y hombro que luego simplemente cedió y se desprendió del cuerpo de Itadori el cual estaba a lágrima viva soltando gritos por el dolor.

Sukuna solo lo miro divertido masticando con deleite la jugosa carne que a cada mordida desprendía más sangre, cuando trago volvió acercarse al pelirosa que negaba desesperado e intentaba escapar de esa tortura.

A la maldición no le importo eso y apretó más fuerte su agarre para que dejara de moverse, el nuevo dolor en sus muñecas aminoró un poco el de su hombro.

Cuando Sukuna estaba tan cerca de morder otra vez, Itadori se acercó y mordió el cuello con marcas negras que estaba descubierto.

Ambos se quedaron quietos, uno por la sorpresa del atrevimiento y el otro con un derrame de un espeso líquido en su boca.

Itadori sorprendido por su acción impulsiva trago el líquido carmín con un sorprendente sabor a Umami.

Se relamió los labios con las pupilas dilatadas y el dolor en su cuerpo fue disminuyendo considerablemente.

-Estaba siendo suave, pero viendo tu atrevimiento creo que es hora de cambiar eso-dijo neutro, separó bruscamente al chico que parecía en un estado de transe y le perforó el pecho en la zona del corazón, arrancándose lo por segunda vez.

Espero unos segundos, en el que le dio una probada a ese órgano lleno de vitalidad humana y revivió al débil chico que estaba entre sus brazos, recostado en su cuerpo con la mirada perdida.

-¿Acabo...de morir otra vez?- dijo en voz baja y quebrada, sentía como si no hubiera usado su garganta en años.

Ryōmen no se molestó en contestar y siguió comiendo el dulce corazón que tenía en su mano, viendo el estado deplorable de su recipiente y como una marca parecida a la suya aparecía en su hombro, en donde se había regenerado por accidente como resultado de revivirlo, marcando su dominio sobre él.

Sonrió y rodeo la cintura del mocoso con un brazo posesivo, ahora era totalmente suyo, aunque no es como que el mocoso supiera que al tomar la sangre de una maldición de alto rango a voluntad estás entregando todo hacia ella, era peor que hacer un pacto.

Eso se lo guardaría para sí, junto con el pacto realizado.

Eso se lo guardaría para sí, junto con el pacto realizado

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~844 palabras~
~05/05/21~
~21:51 p.m~

Yo tampoco sé que acabo de escribir...

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