Ya había pasado un mes y medio desde que ella había llegado a Hogwarts. Fácilmente se convirtió en la profesora favorita de muchos, pues su carisma y su habilidad a la hora de enseñar cautivaron a mucha gente.
Después de aquella pelea, las cosas parecieron mejorar entre el par de profesores y extrañamente, además que para la sorpresa de todos, se volvieron muy cercanos. A pesar de la molestia que había mostrado Snape al inicio del año, tras haber confesado que no le desagradaba su compañía en realidad (lo cual, viniendo de su parte significaba algo mucho más cercano a que le agradaba estar con ella) para ambos se volvió una costumbre bastante placentera el para caminar junto con el otro por el castillo o acompañarse en la biblioteca o en otros lugares de la escuela durante su tiempo libre.
Ella disfrutaba aquella compañía y las actividades tan relajadas, llenas de paz y sin violencia. Aquellos momentos tan simples e insignificantes a los ojos de la mayoría que habitaban en aquel castillo, para ella significaban demasiado, permitiéndole olvidar por momentos a su tortuoso pasado, repleto de agonía, sangre, gritos y sollozos, siendo todo esto eclipsado por situaciones que la hacían reír tontamente o pláticas interesantes mientras toman un té o café, sobre diversos temas al ser ambos personas con conocimientos en distintos campos mágicos, aunque esas charlas algunas veces eran conversaciones simples y triviales, pero eso no le significaba un problema, el tema era lo de menos. Hace años, cuando vio a aquel hombre joven, no se hubiera imaginado ni en la más remota posibilidad que se encontraría en situaciones así con él, de hecho, en aquella época no le hubiera pasado por la cabeza estar así con nadie. Al inicio solo estaba fingiendo una sonrisa y amabilidad, ser una persona inocente, común y corriente, ella con los años había aprendido a hacerlo muy bien de hecho; sin embargo, ahora esas sonrisas eran sinceras y su amabilidad venía desde su corazón de una manera honesta, ya no sólo para que funcionara a favor de su plan y su actuación para ganarse la confianza de otros. El sentimiento de felicidad que había perdido al grado de haberse convertido en un desconocido para ella que únicamente podía ver como se presentaba en otros a lo lejos, había vuelto, acogiéndola con los brazos abiertos gracias a su convivencia con aquel profesor que muchos, incluso ella al inicio, habían tachado de amargado y odioso.
Él, a pesar de que nunca lo admitirá en voz alta y con tales palabras, disfrutaba mucho de la compañía de la mujer, pues si bien algunas veces, especialmente al inicio, era molesto cuando lo interrumpía a la hora de querer entablar una plática, ahora hacía sus días más entretenidos. Antes sus días eran fríos y tranquilos, él gozaba de esa tranquilidad que se interrumpía únicamente cuando los estudiantes hacían algo indebido, remplazandola por una cólera explosiva, pero pronto, esa tranquilidad se transformó en monotonía, una lúgubre monotonía, haciendo que su vida se volviera vacía, con el único objetivo de complacer a sus amos y ayudar al lado de la luz a triunfar debido a su promesa, esa era la única razón por la que seguía viviendo realmente. Ahora, esa regularidad había desaparecido gracias a la compañía de la mujer, sintiéndose incluso feliz; los silencios después de su trabajo en donde sólo bebía hasta quedarse inconsciente de vez en cuando se transformaron en sanas pláticas con una bebida sin alcohol, el calificar los exámenes o ensayos que causaban su ira por la incompetencia de sus estudiantes cambió a ser algo más llevadero y sus comidas que solían sentirse eternas pasaron a ser el momento que más anhelaba del día, tanto para deshacerse del trato con sus alumnos, como para verla tan emocionada hablando sobre las situaciones que se habían presentado en su clase. No se había sentido tan bien en mucho tiempo, desde que dejó ser amigo de Lily en realidad, pero ahora tenía una nueva oportunidad que deseaba aprovechar.
-Profesor, buenos días- dijo la mujer sonriente, mientras se lo topó al ir caminando por uno de los pasillos.
-Buenos días profesora-.
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El cuervo de los ojos azules
RandomAño 1995. Una nueva profesora llega a Hogwarts, la cual está envuelta en un profundo misterio, que intenta ser descifrado a pedido de un director que todos conocemos bien, por un profesor de cabello y ojos negros como la noche. La mujer de ojos azul...