Tu me complementas [SORA x SKEI]

Capitulo 3: La carta

Al llegar la mañana siguiente, cada uno de ellos se preparó por separado. Esta vez, llevarían cosplays diferentes por lo que no tenían necesidad de juntarse.

El evento estaba previsto a las 10:00 am. por lo que se levantaron temprano, desayunaron juntos en el comedor del hotel donde se alojaban y luego, fueron a prepararse.

Este día era más importante que ayer. Las entradas habían desaparecido en cuestión de segundos. Habría muchísimas personas en todos lados y muchos expositores demostrando su trabajo.

(Narra Sora)

— ¡Al fin llegó el día!. No puedo esperar a ver a todos y correr a abrazarlos y tomarme fotos con ellos.

Estaba muy emocionado ya que el contacto con sus fans de siempre, era aquello por lo que más esperaba. Claramente, también se volvía completamente loco cuando compraban sus productos, los cuales tenían mucho trabajo y dedicación. Había algunos pins con fotos exclusivas, como en la mesa de Skei, e incluso tenían pequeños llaveros.

Todo estaba saliendo de maravilla. La gente llegaba, tomaba sus fotos, les dejaban regalitos y cartas a cada uno, compraban su mercadería, reían juntos, todo era perfecto.

Sin embargo, todo lo lindo llega a su fin.
Skei se estaba preparando para tomar coraje e ir a enfrentar a su amigo. Empezaría con una charla casual, luego metería el tema y esperaría la respuesta, nada podía salir mal.

Se estaba acercando con una pequeña carta, la cual había escrito la noche anterior. Al acercarse, noto a su amigo de espaldas así que aprovechó el momento tocando su hombro.

— Sora, ¿Tienes un segundo?

Exclamó Skei sonriendo ampliamente.

El contrario, se dio la vuelta entre risas dejando ver que no estaba solo. Habría encontrado a alguien con quien hablar. Su nombre, era Bustio. Otra persona que compartía junto con ellos su pasión y su amor por el cosplay

— ¿Si? ¿Qué pasa?. ¿Ya viste a Bustio? Estábamos hablando sobre ir a comer luego. ¿Vienes?

Dijo entre risas notando la pequeña carta que traía en sus manos el contrario.

— ¿Qué es eso? ¿Es una carta de amor? ¡Quiero ver! ¿Quién te la dio?

Exclamó Sora riendo y saltando como un niño pequeño sin dejar de lado los gritos.
Extendió su mano para intentar alcanzar la carta de las manos de su amigo para leerla y saber que decía exactamente.

Skei, por su lado, se quedó helado. No debía leer la carta y menos con otra persona detrás de su amigo. No se sabía que hacer, la ansiedad y el pánico lo consumían. No quería que su amigo leyera la carta y esconderla no era opción.
La tomo haciéndola un bollo antes de que su amigo la tomara y se la metió en él boca riendo

— E-Es una carta de papel comestible. ¡Me la regaló una fan!

Dijo tratando de no ahogarse tosiendo ya que la carta, era de papel común y corriente y, al mezclarse con la saliva, comenzó a hacerse una masa sólida imposible de masticar.

— ¿Estas seguro que es de papel comestible?

Dijo Sora viendo la cara de su amigo estando completamente rojo tratando de masticar aquel trozo de papel

— ¡Uf, si! Todo esta bien. Es muy rica. ¿Quieres un poco?

Exclamó Skei disimulando. Claramente era un asco. Le habría puesto un poco de perfume para que cuando su amigo la oliera, se acordara de él . Eso, la hacía más incomible aún

— Creo que por esta vez pasó... Iré con Bustio ahora. Te esperamos en el comedor

Dijo su amigo algo asqueado por aquella escena y se dirigió junto con su acompañante hacia el comedor para poder buscar algo que comer

Skei, por su lado, sentía muchísima vergüenza y humillación por lo que había pasado. No sabía como sentirse o que pensar. Lo raro, es que aún trataba de masticar aquella bola apelmazada de papel en su boca.
Al darse cuenta, la escupió de inmediato tomando algo de agua.

— Ahg... que tonto soy. Debí haberle dicho sobre la carta y mis sentimientos pero, estaba Bustio y es más, ni siquiera me esperó como hace siempre. ¿Acaso Bustio es más importante que yo?.

Suspiro cruzándose de brazos arreglando su peluca y su traje mientras caminaba lentamente al comedor.
No quería que alguien más estuviera con su amigo pero, no podía gritar en medio de ambos "Sora, te amo". Era ridículo así que solo camino en silencio, pensativo como siempre, tratando de buscar una mejor manera de decirlo sin dejar que nadie se interpusiera en su camino.