Capítulo 11

593 46 12
                                    


¿Quién es?

Rebekah.

Su voz retumbaba en mi cabeza y se repetía constantemente como un CD fallado.

-Ha pasado tanto tiempo, ¿verdad?-

Si. La respuesta era si.

Pasaron semanas, meses, creo, desde la ultima vez que nos vimos. Apenas puedo recalcar lo último que me dijo.

-Rebekah...- dije, casi como un susurro. Apenas podía sacar una palabra de mi boca, mucho menos formar una oración coherente.

El dolor de cabeza me consumía. El alcohol fue demasiado, justo como la vez que la conocí. Estaba borracha.

Mi mente no funcionaba correctamente.

-Fue un error-, repetía en mi cabeza una y otra vez, intentando de convencerme a mi misma. Pero, en el fondo, sabía que no era un error, y que nunca lo sería.

-Olivia...- respondió ella. Su tono de voz áspero como si se hubiese bajado una botella de vodka completa y le haya quemado la garganta.

-No, disculpa. Tengo que... em... ir al baño.- Mentí. La verdad era que no estaba lista para hablar con ella. Sea lo que sea que me tenga que decir, puede esperar.

Me levanté rápido de mi asiento -no muy buena idea que digamos, ya que mi cabeza empezó a dar giros y las ganas de vomitar invadieron mi cuerpo-, y me dirigí directo al sanitario de mujeres.

Abrí la canilla del lavamanos y ubiqué mis manos debajo en forma de recipiente para agarrar un poco de agua. Luego, acerqué mis manos a mi cara y me salpiqué el agua fría, un par de gotas cayendo en mi cuello y deslizándose por la abertura de mi vestido.

Después de calmarme y secarme la cara, escuché pasos que se acercaban a la puerta del baño, y giré mi cabeza abruptamente.

Despacio, la puerta del baño se abrió, y Rebekah se paraba detrás de ella.

-¿Que no es capaz de dejarme en paz por un maldito segundo?! -Me pregunté internamente.

-¿Qué quieres, Rebekah?- Pregunté, irritada.

-Te quiero a ti, Olivia.- Se acercó unos metros hacia donde me encontraba parada.

Levantó su mano derecha y procedió a sostener mi barbilla entre su dedo pulgar e índice.

Acercó su boca a mi oído izquierdo y repitió:

-Te quiero a ti.- Se mantuvo callada por unos segundos, como si estuviera pensando en que decir.

-Quiero llenar de besos toda tu hermosa carita, pero también quiero agárrate del cuello, tirarte a la cama y besarte hasta dejarte sin aliento. Quiero besar cada parte de tu cuerpo, dejar marcas que no se vayan por días, para mostrarle a todo el mundo a quien le perteneces. Quiero hacer que tus piernas tiemblen por mi culpa, quiero hacer que supliques por mi. Y si no fuera por tu pequeña amiga Penelope que te busca ahí afuera, lo haría en este mismo instante.- Susurró, soltando mi barbilla al finalizar y retrocediendo lentamente, nunca apartando la mirada.

Volvió a abrir la puerta y se fue, dejándome sin aliento en el baño del bar.

Mis labios estaban levemente abiertos y mis pupilas dilatadas. Mis manos sudaban y mi abdomen se contrajo. Parte de mi quería creer que fue todo una broma o una especie de sueño, uno muy realista. Pero yo sabía que no fue así. Y ahora, más que nunca, sé que definitivamente no fue un error conocerla.

Puede que haya cambiado toda mi vida, que le haya dado un giro completamente inesperado, pero capaz fue para mejor.
Capaz fue una señal del destino, diciéndome que Chris no era el indicado para mi, y que mi vida tenía que cambiar.

Fue el Universo diciéndome que la burbuja aburrida en la que vivía no era para mi. Que mi ambiente tenía que cambiar.

Me di una última mirada en el espejo y decidí salir del sanitario. Mi parte coherente quería que Rebekah ya se haya ido, y así no tener que enfrentarla después de lo que acababa de pasar. Pero mi parte rebelde, vamos a llamarla, quería que Rebekah siga ahí afuera, sentada en el mismo sillón en el que la dejé antes de ir al baño.

Apenas salgo, Penelope me agarra de la muñeca y me lleva a un lugar con menos gente para que podamos hablar.

-¡Te estuve buscando por todos lados! ¿Dónde estabas?- Preguntó, exaltada.

Por el estado en el que estaba, podía deducir que acababa de besarse con alguien, si no más.

-Estaba en el baño, me acabas de ver salir de ahí.- Respondí como si fuera obvio.

-Jaja que graciosa,- dijo Penelope en sarcasmo. -Pero ese no es el punto. Acabo de conocer a un tipo por ahí, y me invitó a unas vacaciones en Dubai. ¿No es grandioso?- exclamó entusiasmada.

-Penelope, lo acabas de conocer. No sabes cuales son sus intenciones. -explique. -Además, ¿no estabas saliendo con alguien?- pregunté confundida, con mi ceño fruncido.

-Si, si. Pero el sexo es aburrido con el, y...- la interrumpí poniéndole una mano sobre la boca antes de que pudiera seguir.

-¡Basta!- le grité, dejando que una risa escapara de mis labios segundos después.

Penelope intento decir algo, pero mi palma sobre su boca la impidió.

Unos minutos más pasaron de charla y chismes con Penelope, cuando decidimos que ya era hora de marcharnos.

Agarramos nuestros bolsos y abrigos y nos preparamos para irnos. Pero antes, una mano tomó mi muñeca derecha y me giró.

-¿Te vas sin despedirte?- Pregunta Rebekah, alzando una ceja y dándome una sonrisa de lado.

Mis mejillas se tornaron rojas y sentí como si el aire me faltara. Nunca me había sentido así, por nadie.

No logré decir una palabra y Rebekah rodó sus ojos.

-De todos modos, ya sabes dónde encontrarme.- Y con eso, dejó ir mi brazo y se fue.

Minutos después, escuché el tono de mi celular y lo agarré. Fijándome en la pantalla de bloqueo, veo que es un mensaje.

Al desbloquear mi teléfono, fui a la app de Mensajes y vi quien era.
Claramente, era Rebekah, enviándome la dirección de lo que supuse era su casa.

Penelope, quien notó que no la seguía hacia la puerta, se acercó a mi y preguntó:

-¿Quién es?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 24, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BELOW THE BLANKETS © [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora