Capítulo 4

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"¡Vete a la mierda!"

Vieron la frase que dice: "Los ojos no sirven de nada, si el cerebro no quiere ver", bueno, me estaría identificando en este mismo momento.

Nunca fui capaz de darme cuenta de que Chris me hacía mal, me hacía sentirme menos, que no era suficiente. Pero yo lo seguía amando.

Mi cerebro simplemente lo ignoraba. Pero esto cambió.

Hoy decidí dejarlo atrás. Decidí seguir mi vida sin tener que depender de alguien. Sin tener que ponerme al final. Sin pasarla mal.

Hoy, decidí vivir mi vida siendo yo misma. Siendo libre.

*10 horas antes*

-Te dije que no grites. -le repito a Penelope.

Me sentía ahogada con lo que había pasado con Rebekah. No sé lo había contado a nadie y lo necesitaba. En serio lo necesitaba.

Hoy en el trabajo, me encontré con Penelope y decidí contárselo.

Claramente, empezó a gritar como una loca, aunque le había especificado que no lo hiciera.

Ya saben, yo hubiese reaccionado igual.

-Perdón, perdón, perdón. -se disculpa. -Es que, ahhhhhh. -sigue gritando. La próxima vez la voy a llevar a un lugar sin gente, porque ahora todos nos están mirando en la cafetería de la empresa.

Ser el centro de atención no es algo que me guste, por lo que agarré a Penelope del brazo y la llevé a mi oficina.

Cuando llegamos, ella empezó a hacer preguntas.

-¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? -preguntaba sin parar. Estaba... ¿emocionada? No lograba descifrar que estaba pasando adentro de su cerebro, y sus expresiones cambiaban cada dos segundos.

-Wow, wow, wow. Más despacio por favor. -le indiqué. -Primero, ni yo sé cómo pasó. Fue todo muy de repente y, además, estaba borracha. -no estaba mintiendo, ¿o si? Si estaba consciente de lo que estaba pasando, pero que mejor excusa que culpar al alcohol.

-¿Entonces?

-No sé.

Un silencio un poco incómodo se apoderó de la oficina. Ninguna de las dos sabía que decir.

A la hora del almuerzo, la señorita Smith me llamó para hacer un reporte y preparar una entrevista, por lo que no puede comer.
Así que cuando terminé mi turno, me fui a Starbucks por un café y una dona.

-¿Algo más? -pregunta el chico detrás de la caja del café.

-No, gracias.

-Esta bien, serían... $13 dólares. -me comunica.

Saco la billetera de mi bolso, y agarro el dinero para pagar.

Una vez terminada mi compra, me muevo hacia la esquina de la barra, para esperar mi orden.

-Olivia. -dice una chica con un café y un muffin en la mano.

BELOW THE BLANKETS © [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora