𝑆𝑜́𝑙𝑜 𝑁𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠 [𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒]

Clase💮

P. O. V de Hermione

Me levanto temprano, a las seis. Miro a mi lado y veo a Severus dormido tan tranquilamente.

Espera, ¡le estoy llamando Severus! Nooo... ¡¡Maldita sea, Hermione!!

Rápidamente llego al baño y me doy una buena ducha relajante, después me pongo mi atuendo escolar completo. Me suelto el pelo y salgo de los baños. Rápidamente cojo mi mochila del colegio, mientras miro el reloj. Son las seis y media.

¿Debo despertar a Snape? Quiero decir que va a tener problemas si no lo despierto. Pero, si lo toma a mal, me odia. Será un gruñón y me echará la culpa de siempre, pero, vamos Hermione, eres una Gryffindor, dónde está tu orgullo.

Me acerco lentamente de puntillas a la cama y sacudo suavemente el cuerpo de Snape. Él abre un poco los ojos y yo le sonrío. Sé que es incómodo, pero sé que no le gustaría despertarse viendo a alguien enfadado con él, nadie lo hace.

"Oye, S-Severus, despierta, son las seis y media", exclamo suavemente. Se sienta y se pone una mano en el antebrazo. Su cara se enrojece mientras suda locamente. Se vuelve a tumbar en la cama.

"Salid sin mí, no estoy en buena forma", murmura. Avanzo lentamente mi mano y le toco la frente. Está ardiendo como un loco. Busco rápidamente una toalla y lleno un recipiente mediano con agua fría. Doblo la toalla, la empapo en el agua tibia, la exprimo y luego la coloco suavemente en la frente de Snape. Su rostro sin emociones sigue rojo como antes. Lleno una taza de té. Le ayudo a levantarse y le dejo beber el té que he preparado. Le dejo descansar una vez más mientras salgo en silencio de su habitación. Envío un rápido patronus a la profesora McGonagall, informándole de que el profesor Snape está enfermo y no podrá dar clase hoy. Para asegurarme de ello, hechizo comida para que aparezca cuando quiera comer y también un candado en su puerta. Para asegurarme aún más, escondo su varita en mi bolso.

Me dirijo a la primera clase del día, Encantamientos. Llego a la clase y tomo asiento al lado de Ginny, que ni siquiera se da cuenta de que vengo a su lado. Está ocupada mirando a Harry desde lejos. Harry está sentado frente a ella, charlando con Seamus y Dean. Le pongo un libro duro en el brazo a Ginny.

"¡Mierda, quién demonios me ha golpeado!", grita. Toda la gente de la clase gira de repente la cabeza hacia nosotros. Pero, en un segundo vuelven a ocuparse de sus propios asuntos' . Ginny me pega con dificultad.

"¿¡Qué!? estabas mirando a Harry, otra vez", digo en tono de broma.

"Cállate Hermione, cuando estás en una relación no puedes resistirte", dice Ginny. Saca un frasquito de su bolso. Lo abro y huelo el interior. Huelo a hierba recién cortada, a pergamino nuevo, a pasta de dientes de menta y a colonia de Snape.

Huele a la colonia de Snape, a los aposentos de Snape y, además, al acuario que hizo en el fondo del lago negro.

¿"Amortentia"? ¿De dónde demonios lo has sacado?" Le susurro. Ella sonríe con picardía.

"La robé, de los ahorros personales de Slughorn, toma, tengo dos botellas, aquí tienes una para ti", dice mientras desliza una botella en mi bolso. Le sonrío. Flitwick entra en la clase y veo que hay dos asientos vacíos. Uno junto a mí y otro junto a Parvati. Flitwick estaba a punto de empezar su clase, cuando dos personas en particular deciden finalmente entrometerse. Ronald y Lavender están jadeando, como si no creyera que han dormido juntos anoche, pero no quiero sacar conclusiones precipitadas. Lavender se sienta rápidamente al lado de Parvati, lo que significa que Ronald tiene que sentarse a mi lado. Me siento más cerca de Ginny, asegurándome de tener suficiente espacio entre Ronald y yo. Flitwick suspira y comienza su clase. Después de la clase, Flitwick nos da tiempo libre, pero no podemos movernos de nuestros asientos.

"Hola", oigo una voz a mi lado. Echo un vistazo rápido y veo a Ronald. Intento hablar con Ginny, pero ya está ocupada hablando con unos chicos de Hufflepuff sentados a su lado. Abro mi libro de texto y empiezo a leer en él. "¿Hermione? ", dice.

"¿No ves que estoy leyendo, Ronald? "le digo bruscamente. No tiene derecho a hablarme. Rompió conmigo y parece que nunca ocurrió, por el amor de Circe. Mucha gente ni siquiera sabe que hemos roto.

"Quería hablar contigo", me dice. Yo gimoteo.

"¿Quién te ha dado permiso? ", le digo.

"Mira, la cosa es que siento haberme entrometido en tu momento con Snape aquel día en París", dice.

Maldita sea, Ron no sabe que Severus y yo ni siquiera nos gustamos. Supongo que vamos a tener que arreglar esto por el drama de nuevo..

"Deberías estarlo", digo.

"En primer lugar, no quiero que te relaciones con Snape, es un imbécil", dice. Gimoteo y pongo los ojos en blanco. Creo que empiezo a acostumbrarme al drama, y a seguirle el juego.

"Oh, yo y Snape nos divertimos mucho anoche", exclamo.

Lo único divertido de anoche fue visitar el inmenso acuario de Snape, aparte de eso fue una porquería, sobre todo cuando me bromeó en medio de mi crisis mental.

"Tengo derecho a decirte lo que no debes hacer, mujer", dice.

"No lo tienes, sólo eres un ex, un ex amante y ex amigo, no más", le digo con firmeza.

"Yo sí tengo la mujer adecuada, y te digo que no te folles a Snape", dice. Pongo los ojos en blanco y le miro fijamente. Él me devuelve la mirada. Echo un vistazo y toda la clase tiene sus ojos entusiasmados en nuestra discusión. Si Rita Skeeter se entera, le voy a dar un puñetazo igual que le di a Malfoy en mi tercer año.

"¡Me da igual lo que me digas que haga Ronald! ¡Hemos terminado! ¿Fue tu decisión terminar nuestra relación y ahora me dices lo que tengo que hacer!? Qué miserable, Ronald, el desamor te hizo caer en una relación tóxica", digo. Tomo mi libro de la mesa y lo meto en mi bolso.

"Nunca esperaste nada de mí. Siempre fuiste tú quien dirigió, nunca me diste la oportunidad de dirigirte. Estoy aquí para demostrarte que te equivocas. Yo también puedo guiarte", dice. Me está culpando a mí. Le di la oportunidad de liderar, de liderarme después de la batalla, y falló. Me engañó, me dejó y ni siquiera me pidió perdón después. Me alejo furiosa de mi asiento y me dirijo a la puerta.

"Te di una oportunidad y me engañaste, ¿cómo crees que me siento después? Puse la confianza, el amor y la amistad como base de nuestra relación, y tú la rompiste como si fuera una galleta esperando a ser desmenuzada", digo mientras lo fulmino con la mirada. No voy a enmendar nuestras decisiones.

"Una segunda oportunidad siempre merece la pena", dice.

"el miedo a la pérdida sólo lo superará de nuevo, y además, estoy casada", digo.

"Pero...", intenta hablar.

"Profesor Flitwick, por favor, discúlpeme, voy a calmarme antes de maldecirlos a todos", digo bruscamente mientras salgo de la clase. Dejándolos a todos boquiabiertos.

Vayan a darle amor a otra pequeña historia que acabo de publicar se llama "Leyendo entre líneas"