Siempre he sido la rara. "Mirala, solo viste de negro","¿Que se supone que hace ahi arriba?", "¿Eso que lleva es un libro?, ¡Si es mas grande que ella!". Creedme cuando os digo que yo era diferente. Me sentía cómoda solo con unas pocos personas, capaces de ser contados con los dedos de la mano. Mis pasiones eran los libros, con sus tapas viejas y sus secretos escondidos entre sus páginas que saltaban cual chispas de un fuego mágico. Adoraba los dias de lluvia, con ese olor tan especial de la tierra mojada, el sonido de las gotas de agua al caer sobre las briznas de hierba del prado, esas sombras, juguetonas, que hacian las nubes durante su trayecto por el cielo... Pero si habia algo que adoraba mas que todo aquello, más que la frescura de la lluvia, más que perderme durante horas, colgada bocabajo de la rama de algun árbol con un buen libro, era sin duda el circo. Pasaba mis días soñando con los bailes aéreos de los trapecistas, las excelsas formas que realizaban los contorsionistas, los payasos y sus sonrisas locas... Eran lo mejor que podía imaginar en este mundo. Vivía en un circo contínuo y genial. Pasé años de mi vida entrenando mi flexibilidad, resistencia y velocidad para algún día, lograr mi ansiado objetivo de unirme a un circo ambulante y correr el mundo a lomos de una carpa bicolor. Una mañana de Junio, cuando los robles apenas comenzaban a robarle colores al sol, perdida como estaba entre mis pensamientos, vi algo que se parecia en forma y tamaño a una carpa de circo. No podia creer lo que veía, al pueblo rara vez llegaba alguno. Corrí con todas mis fuerzas en busca de esa mágica figura que se apareció ante mi.
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En la cuerda floja
Fantasía¿Nunca has pensado en dejarlo todo atras y unirte a un circo?, ser libre como los pájaros, conocer regiones escondidas, surcar los cielos a lomos de el trapecio, bailar sobre la cuerda floja... Este es y siempre será mi sueño. He aquí mi historia.