LA NIÑA DEL CONEJO BLANCO

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Al cabo de unos días, Serena, la equilibrista se ofreció a darme clases. Se quedarían en el campo unas semanas puesto que el clima era perfecto y habían pequeños pueblos por los alrededores, lo que servira como sustento. Todas las tardes del mundo, a las 5:15 exactas me encontraba corriendo como alma que lleva el viento hacia el prado donde se encontraba la carpa. Un dia, mientras corria por los campos en dirección a sus clases de equilibrismo, se paro a contemplar el paisaje. Primeros días de primavera, el viento se sentía reir desde los campos manchados de flores, entre las montañas valladas de rocas, en dirección al mar de arboles que se extendía en el inhóspito horizonte. De pronto escuchó las risas y los grititos de una niña. Observó el paisaje hasta dar con la culpable de aquel jaleo. Era una alegre niña de unos 10 años, como yo, que saltaba contenta. ¿Que era eso que llevaba?, parecia un sombrero. Se la veia muy feliz, ¡yo queria compartir su felicidad!. Corrí hacia ella como quien persigue una mariposa de viento, insegura pero a la vez ansiosa por llegar a su lado. Conforme me acercaba, pude apreciar los detalles de su llamativo atuendo. Llevaba un gran sombrero de copa alta, ya desgastado por el uso y un igualmente viejo traje de cola que le quedaba enorme, esto junto con sus rizos dorados como la luz del sol y su carita moteada de pecas, creaban unaimagen muy cómica, por no hablar del gracioso conejito que asomaba de su sombrero.

En la cuerda flojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora