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   Historia Reiss, mejor conocida como La Sra Braun, era una bella mujer rubia, de baja estatura, delgada y con brillantes ojos aguamarina, o al menos en el pasado.

   Durante su último año de educación en la universidad, siempre incitaba a sus amistades a pasarla bien en grandes fiestas. En una de ellas conoció al que en la actualidad es su esposo, Reiner Braun. El rubio la había invitado a bailar, con sus cuerpos pegados en la pista, iniciaron un beso y luego fue ella quien le invitó un trago. Por esa noche no hicieron más que hablar y besarse. Pasado un tiempo empezaron una clase de amistad, donde si querían tenían sexo. Y al mes, ya estaban en algo serio.

    En ese entonces estaba tan enamorada del hombre que se sorprendía de todas las medidas que tomó con tal de verlo al menos quince minutos. Por momentos extrañaba aquellos años.

   Como el día de hoy, su aniversario de matrimonio. Estaba sola en la casa, sin nada que hacer, su esposo llegaría recién en la medianoche. Reiner, como co-dueño de una empresa reconocida, trabajaba todo el día. Trataba de ser comprensiva, pero siquiera le había dicho "Feliz aniversario".

   Sus pensamientos fueron interrumpidos por el timbre. Se levantó del sofá y suspiró yendo hacia la entrada.

¡Enana! ㅡ exclamó su amiga, Ymir, antes de abrazarla y pasar a la sala.

Hola. ㅡ sonrió levemente.

   Ymir había sido su amiga desde su primer año de universidad, la castaña se había perdido en el campus y ella la ayudó a encontrar su clase justo a tiempo. Desde ese momento no se habían separado. Ambas vivieron los logros y derrotas de la otra, siempre apoyándose y corrigiéndose cuando era necesario. Eran grandes amigas.

¿Y Reiner? ¿Dónde esta uno de mis tontos favorito?

    Ymir se amigó con Braun cuando este se convirtió en el novio de Historia. Aún cuando ella se había enamorado de la rubia desde mucho antes, o cuando el mismo día en el que se confesó, Reiss le informó que había aceptado ser novia de Reiner. Aún cuando había llorado toda una semana y distanciado de la nueva feliz pareja por más de un mes con la escusa de estar concentrada en sus estudios. Aún así consiguió ser una buena amiga para Reiner y el mejor amigo de este, Bertolt.

Esta en el trabajo. ¿Qué haces aquí?

Oh. ㅡ cambió su expresión a una incómoda. ㅡ Solo quería dejarles su regalo.

    En ese momento, la más baja se dio cuenta de que la castaña tenía una bolsa en sus manos. La de pecas notó su mirada y lo tendió hacia ella. Historia lo tomó y dejó en la mesita de café.

Bueno... ya me voy. ㅡ Ymir suspiró, camino hasta la puerta, se despidió con la mano y se fue.

   Se sintió mal por incomodar a su amiga, pero tampoco se sentía capaz de ir tras ella.

   Más tarde, cerca de las 2am. Ella estaba dormitando en el sofá con una taza en la mesita de enfrente, cuando oyó como su esposo entró a la casa, despertándola en el acto.

Perdón por la hora.

Descuida, en el microondas esta la cena. ㅡ se levantó de su lugar y se dirigió a su habitación.

    Reiner la siguió, despojó a su cuerpo del traje y se lanzó a la cama. Una vez que estuvo dentro de su pijama, Historia se acostó a su lado.

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¡Oh! Ymir... Sigue así, Ah. ㅡ gimió la chica arriba suyo. Continuó lamiendo, jugando con el clitoris de aquella alta y hermosa mujer.

   No recordaba del todo su nombre, sabía que empezaba con Y... ¿Yanet? No, no. Era algo con Ye... ¿Yelisa?

Mmh... E- Estoy cerca... ㅡ suspiró. Su cadera moviéndose contra la cara de la castaña, tratando de conseguir su orgasmo. Sus piernas, que eran sostenidas por las manos de su compañera, intentaban cerrarse. Mientras sus manos estimulaban sus pequeños senos. ㅡ ¡Ymir! ㅡ gritó.

   Habían estado al rededor de dos horas jugando entre ellas, pero no recordaba su nombre. Algo común para ella, después de todo hace tiempo que iba de ligue en ligue.  

Maldición, son las 3am... ㅡ  dijo su acompañante de esa noche. ㅡ Debo irme.

Tranquila, nena. Entiendo.

   La otra le sonrió abiertamente. Realmente era bellísima, sino estuviera enamorada de alguien más seguro estaría detrás de ella.

   Empezaron a vestirse, Ymir colocó  su traje de una manera que parecía que nada había pasado, pero las marcas en su cuello la delataban. La rubia pidió ayuda con el cierre del vestido, recibiendo esta enseguida.

   Cuando estuvo lista, se giró hacia ella, quedando una frente a la otra. Su mutua atracción las condujo a besarse nuevamente. La castaña movió sus manos a la cintura y trasero de la contraria, logrando que esta gimiera encantada.

Quisiera quedarme aquí. ㅡ se lamentó la rubia. ㅡ Te deje mi número en tu teléfono, llamame cuando quieras.

   Cuando salieron del hotel, Ymir llevó a la mujer hasta la puerta de su departamento, donde se besaron una última vez. Ya encontrándose  totalmente sola, tomó su celular y revisó sus contactos. El nombre "Yelena" apareció entre sus contactos nuevos.

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