Una noche helada en donde los Mugiwaras dormían completamente,una navegante seguía empeñada en sus mapas.
— Por fin — Suspiró cansada — Falta mucho para que amanezca.
Salió de la habitación arrugada en un cobija. El clima cambiaba constantemente y ni ella estaba segura de los niveles de temperatura.
— Todos están durmiendo...— Miraba detenidamente el cielo — Estoy un poco exhausta. Tal vez debería tomar un descanso.
De pronto escucha un fuerte sonido proviniente de la cocina. Nami se sobresaltó y miraba asustada hacia el lugar. ¿Un intruso?
— ¿Qué debería de hacer?
Pensaba en llamar a los demás,pero sintió que podía ir a revisar sola. Comenzó a acercarse sigilosamente hasta que llegó a la puerta y la abrió lentamente.
— Hola.
— ¡Luffy! — Suspiró aliviada — Eres tú.
— Sí,soy yo — Hablaba mientras masticaba un trozo de carne.
— Deberías estar descansando.Las cosas se complicaran bastante y debemos estar en buenas condiciones por si alguien llegase a atacarnos.
— Tenía hambre — Tragó toda la carne de un bocado — Pero Nami no tienes derecho a regañarme — Dijo y puso una cara de enfado.
— Claro que lo tengo.
— Siempre estas metida en ese escritorio,nunca tienes tiempo para nosotros — Confiesa mirándola fijamente.
— Perdón si los he hecho sentir mal,pero es algo que no puedo evitar. — Dijo alegre.
Luffy la observa sin ninguna emoción en su rostro y al pasar por su lado le susurra:
— Pues es molesto.
Nami quedó sorprendida por el tono de voz de su capitán aunque tenía la noción de que mañana ya no recordaría nada.
[...]
— ¿Quién se comió las sobras de carne de la nevera? — Preguntó enojado el cocinero mirando a los muchachos sentados en la mesa.
— ¿Quién habrá sido? — Dijo Usopp mirando estrictamente a Luffy mientras suspiraba enojado.
— Me pregunto cómo habrá roto el candado — Mencionó Robin leyendo una revista.
— Bastardo...te tragaste el desayuno de Robin-chan y Nami-san — Gritó dándole patadas en el estómago.
— Lo siento.
Sanji estaba a punto de volver a patearlo, pero su atención fue robada por la chica pelinaranja que entraba por la puerta en ese momento.
— Buenos días chicos — Saludó y miró la mesa —
¿Ya está el desayuno?— La verdad es que Luffy se lo ha– —Antes de que el tirador siguiera hablando el rubio lo golpeó.
— En unos minutos estará listo.
— Gracias Sanji-kun.
Era otro día tranquilo para la tripulación,algo que alivió bastante a la navegante. En ese tipo de días se dedicaba mucho a la cartografía,después de todo era algo que le gustaba hacer y sería un progreso más para cumplir su sueño.
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El tercer beso |Luffy y Nami|
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