Capítulo 15

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Usagi pov's

Aparecí en el Reino Lunar, aún tomada de la mano de Venus. Pero el viaje hecho de esta forma, y solo nosotras dos nos agotó y ambas caímos de rodillas, mientras nuestro henshin se desactivaba solo.

- Parece que Kakyuu acertó al darnos esos medallones, ¿eh? - dije intentando sonar graciosa.

- Si - dijo Minako, aunque cerró sus ojos ligeramente mientras hablaba y supe que ella había sufrido más con el viaje que yo. - Sigo pensando que esto es una locura, y que deberías de haber avisado a las muchachas, ¿Por qué hemos venido a la luna, Usagi?

- Por qué las chicas no se están curando - dije con tristeza. - No quería involucraros a vosotras, estabais muy débiles, pero debía hacer esto por mí misma. Es mi responsabilidad.

- ¿Y qué harás? - pregunto Minako. - ¿Sabes dónde están las muchachas?

- No - dije con una sonrisa triste - Luna y Artemis, no me lo dirían, pero lo que haré es usar parte de mi poder para restaurar el Reino y esperar que eso ayude.

- Bueno... - dijo Minako dudosa. - Te ayudaré.

- ¡No! - dije muy seria. - Ahora mismo iremos al palacio y descansaremos, no estará completamente reconstruido, no lo sé. Pero seguro que encontramos algún lugar para descansar un rato, ¿de acuerdo?

- Te haré caso - dijo Minako. - Pero solo por qué es lo más sensato que has dicho en un largo rato.

- ¡Oi! ¡Minako! - exploté causando las risas de mi compañera.

Ambas muchachas caminaron a través del suelo arenoso de la luna, era gracioso sentir sus pisadas sobre ese suelo, por qué la falta de gravedad no se les aplicaba a ellas, pero aun así sus pisadas parecían amortiguadas y parecía que pisaran sobre un suelo de plumas o algo suave.

Después de un rato más o menos extenso caminando, ambas muchachas llegaron a las ruinas del palacio lunar, que estaba bastante reconstruido en realidad para lo que Usagi se esperaba. Así que con una sonrisa esperanzada ambas jovencitas echaron a correr, como niñas sin preocupaciones, hacia la segunda planta del palacio, y en cuanto vieron que incluso las habitaciones estaban reconstruidas, casi corrieron hacia lo que serían las antiguas habitaciones de la princesa y ambas se tumbaron sobre la gran y espumosa cama de la princesa.

- ¿No te importa que me quede a dormir aquí contigo? ¿no? - pregunto Minako. - No quiero tenerte lejos de mi vista.

- No, no me importa - dije con una sonrisa, quería que se durmiera para ir a hacer lo que tenía pensado hacer, pero precisamente por eso no quería que ella sospechase nada. Sabía que se enfadaría, pero no me importaba. - Vamos a descansar, Minako-chan.

La verdad que ambas chicas estaban cansadas, así que poco después de decir eso, se quedaron completamente dormidas, a pesar de las intenciones de Usagi. Sinceramente era aún de madrugada y eso unido al desgaste de energía necesario para teletransportarse, pudo más que la fuerza de voluntad.

Me desperté antes que Minako, había tenido otra pesadilla, aunque mucho más leve que las que me solían perseguir antes. Descubrí que poco a poco, la luz del sol comenzaba a iluminar la luna, se sentía mucho más suave que en la Tierra, pues ahora mismo el planeta estaba opacando algo esa calidez, pero el hielo que cubría al planeta también hacía que reflectaran los rayos solares permitiendo así que la luna tuviera más iluminación de lo normal.

Me levanté en silencio de la cama, y caminé sin hacer ruido hasta la puerta, teniendo mucho cuidado de no despertar a Minako. Luego salí y me fui a la sala de oración dónde había estado con Luna. Invoqué mi cristal fuera de mí y lo coloqué dónde Luna me había dicho, sentí mi poder brillar alrededor de toda la sala, pero también pude sentir la energía de mis Sailor, era tan débil que casi pasa desapercibida, lo que me hizo estremecer ligeramente, era muy triste sentir esa energía tan débil, pero me concentré en ellas a pesar de todo, pues mi intención era ayudarlas. Puede que no supiera dónde estaban, pero no necesitaba eso para comenzar a curarlas.

La Luna y las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora