Capítulo 1

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Querido diario...

No sé cómo presentarme, supongo que es tonto hacerlo ya que nadie te leerá más que yo, pero me hace sentir mejor poder contarte lo que me ha ocurrido.

Me resulta raro abrirme de esta manera, ser totalmente sincero con alguien, no es que me guste mentir, es que jamás me sentí cómodo con mis sentimientos y peor aún CON MIS DESEOS, pero eso llegó a su fin.

Ya no soy más un niño y lo demostraré, me mudé aquí para empezar de nuevo nada me atará a mi antigua vida ni a quien fui, desde hoy voy a vivir y voy a hacerlo libre y sin culpa.

Soy Izuku Midoriya y desde hoy voy a ser quien yo quiera ser.

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En ese momento el joven se sentía extraño, sabía qué quería hacer, pero tenía miedo de arrepentirse y volver al closet que siempre fue su vida en la escuela.

Se mudó a otra ciudad motivado por lo que su amiga Uraraka le contaba "Aquí nada es fácil, pero al menos eres libre" ella solía decir.

¿Libertad? ¿Qué es la libertad? ¿Cómo puedo probarla? Experimentarla era todo en lo que pensaba.

Así que sin pensarlo más, guardó sus pocas posesiones y partió rumbo a la ciudad de la libertad y el libertinaje, porque una cosa que Ochaco olvidó mencionar era que esa ciudad era conocida como "La Ciudad de la Lujuria"

Un nombre exótico para atraer a los turistas a la zona más alegre de la capital, una zona donde restaurantes y sitios para bailar los había por montones, así como los lujuriosos "Night Clubs" como se les conocía localmente a los pasionales sitios para alquilar amor por unos minutos incluso horas.

Uraraka no sólo lo había animado a mudarse a la Ciudad de la Lujuria, también le había conseguido un lugar de trabajo junto a ella y sus amigas.

"Bienvenido, te la vas a pasar muy bien" ella sonrió cuando fue a recibirlo a la terminal "Ten, es un obsequio para que veas cuanto cambias al probar la libertad" la chica le había obsequiado un diario para que el chico anotara sus experiencias y vivencias más locas, todo con el fin de, en el futuro poder contemplar la persona que fue versus la que era ahora.

Presente.

Izuku acabó de leer lo primero que había escrito en sus páginas, guardó el libro en el cajón de su buró y sonrió al espejo, vaya que había cambiado desde que se mudó hace un tiempo. Sus primeros días en el trabajo fueron duros quería llorar y se sentía asqueroso al vender su físico como un trozo de carne en un anaquel, creyó que renunciaría un par de veces, pero tener amigos y no ser juzgado jamás no tenía precio.

Poco a poco sus prejuicios fueron desapareciendo y su cuerpo cambió y se adaptó a su nuevo estilo de vida, Los músculos se le marcaban por encima de la ropa, no eran músculos abultados, pero si muy bien definidos, además se había perforado las orejas y mantenía su cabello ondulado muy bien cuidado.

Decidió anotar algo en su diario antes de irse, sólo para retarse a sí mismo a hacer más y más cosas que deseaba hacer.

-¿Estás listo? - Uraraka apareció por la puerta con su siempre hermosa figura casi al descubierto.

-En un minuto - el de cabello verde se dio prisa y anotó.

Querido diario.

Espero que está noche transcurra normal, ya sabes bailar y esas cosas, pero si ese hombre raro, pero sexy vuelve a insistir por sexo en el privado, está vez voy a aceptar... No está mal ganar dinero por hacerlo con alguien.

Izuku sonrió al espejo una vez más, estaba feliz consigo mismo, seguía teniendo los valores con los que fue criado, no mentía, jamás había robado, hacía a los hombres respetar a sus compañeras de trabajo, pero con la libertad de dejar su sexualidad fluir como él lo deseara.

Salió de su hogar con su amiga del brazo, ambos con abrigos que les cubrían hasta las rodillas y cigarrillos cuyo humo se mezclaba con la bruma de aquel clima templado, hacía mucho frío, parecía que pronto comenzaría a nevar.

-Esta será una buena noche.

La castaña sabía que en los días fríos los hombres buscan calor, el calor de chicas hermosas y sexys que están dispuestas a complacer todos sus deseos a cambio de dinero, claramente.

-¿Crees que está noche llegué el misterioso? - Izuku preguntó mientras subía a su auto.

-Espero que si, su presencia siempre es un deleite, las chicas están un poco celosas de ti.

-¿De mí? - el muchacho inició la marcha hacia uno de los clubs más famosos de la ciudad.

-Desde que te pusiste fuerte, ese hombre sólo te paga a ti para acompañarlo.

-Bueno, no las culpo... - sonrió recordando cómo había sido cada encuentro y como habían avanzado de simples palabras, a caricias hasta proponer sexo al pagar por bailes privados.

-¿Por qué la curiosidad sobre si llegará o no hoy? - la castaña preguntó con picardía.

-Porque si hoy me lo pide dejaré que me de su leche hasta el fondo... - el joven que conducía espetó sin contenerse.

-¿Crees que su leche sea de dos colores también? - Uraraka comenzó a reír - Por favor, me cuentas los detalles, si su bello púbico también es heterocromático y si su miembro está grande, grueso, chueco, venoso, carnoso y sabroso.

Izuku comenzó a reír y no paró hasta llegar al estacionamiento de su trabajo.
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Tras bambalinas, las chicas se preparaban para sus actos, las que serían "De planta" ya estaban por salir a cazar esos hombres alcohólicos con deseos de gastar el dinero de la renta o la alimentación de sus hijos en alcohol y en ellas.

-Hoy yo voy primero - Uraraka se vistió con un traje de látex negro que marcaba sus pronunciadas curvas y una peluca color rosa, hasta cierto punto, la castaña era "gordita" a comparación de sus compañeras, pero no por eso recibía menos dinero que ellas.

"Más carne" sus clientes solían decir y por supuesto quedaban fascinados cuando ella meneaba su bello y pomposo trasero frente a sus caras.

- Izuku, por favor voy a necesitar que tu me lleves la comida ¿Está bien?

-Claro, sólo dame... un minuto - el peliverde acabo con el delineador en sus ojos y se puso de pie -¿Cómo me veo?

-Comestible, papi - Mina acarició el abdomen de su amigo en cuanto este se mostró en un traje militar, pero dejando ciertas partes al descubierto.

-Ahora estaré "De planta" así que llegaré desde atrás ¿Entendido?

- Por supuesto, aguarda a que baje del tubo y me la das - la castaña con la peluca rosa indicó y estuvo lista para su número.

Así lo hicieron, Uraraka salió al escenario a las 8 pm y comenzó a trepar con gracia girando y demostrando lo bien que había aprendido de la maestra Mina, de pronto sus glúteos cayeron con fuerza en el piso del escenario y al recostarse sobre su espalda un joven de cabello verde se acercó con una caja de pizza, la abrió frente a todos y con un movimiento sensual puso un trozo en la boca de su amiga.

Los hombres se volvieron locos cuando vieron a esa sexy chica comer. Comenzaron a arrojarle dinero al rostro mientras ella comía sin inmutarse, pronto la caja de pizza estuvo llena de billetes.

El joven del traje militar se paseaba por el lugar sin que alguien lo invitara a su mesa, sabía que no debía preocuparse, sus años en este negocio le habían enseñado que los que intentaban resistirse a él siempre terminaban cayendo y gastando mucho dinero en él.

Esta noche no sería diferente, pasó cerca de una mesa en la que un hombre muy fuerte y pelirrojo observaba a una de sus amigas, por casualidad sus miradas se cruzaron y algo extraño paso:

El hombre pareció reaccionar al verlo, acaso... ¿Lo había reconocido? 





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