Capitulo 4

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"De: Sexy Shoto

Espero poder verte esta noche en el  Club, espero que estés listo para mí"

El peliverde suspiró con decepción, le inquietaba saber de qué era capaz ese caramelo, pero por ningún motivo desperdiciaría uno de sus días de descanso yendo a ese club, no importaba que el sexy hombre heterocromático deseara citarlo allá, no negaría que deseaba verlo y por qué no, probarlo; sin embargo, el tiempo para sí mismo era sagrado.

No quería perder a un cliente tan especial como él, así que con mucho tacto intentó "reprogramar" su visita para la noche siguiente. Cruzando los dedos envío el mensaje, esperando que el mitad pelirrojo no se sintiera rechazado.

Como lo temía la respuesta no llegó, tal vez su oportunidad con ese cliente había terminado; no iba a sentir tristeza por algo que ni siquiera había ocurrido aún, pero si tendría que lidiar con la curiosidad latente del qué habría ocurrido si no se hubiera negado.

Las chicas volvieron al trabajo con las energías restauradas mientras Izuku volvió a casa, tenía planes de salir a beber algo con otras personas, pero terminó volviendo a casa con la única intención de recostarse en pijamas y ver alguna película. Casi podía sentir la suavidad de su pijama mientras subía en el ascensor.

¡Bip! El elevador anuncio que las puertas se abrirían en su piso, esperaba ver los insípidos muros de color claro con aquella iluminación ténue y cálida, las mismas puertas de color blanco y el pasillo largo y aburrido de siempre, pero en su lugar un enorme hombre llenó su vista completa.

—¿Qué hay? - saludó con cierto aire de sensualidad latina.

Izuku lo observó hacia arriba casi girando su cabeza hasta atrás, el tipo era gigante de metro noventa tal vez o más y no era todo; además, su cuerpo perfectamente trabajado estaba decorado con una piel bronceada que animaba a cualquiera a acariciarla... O lamerla.

—Eres el nuevo ¿Cierto? - el de cabello verde no quiso hacer notar su impresión y fingió no estar intimidado por la bestia que tenía en frente.

El hombre se abrió paso dentro del ascensor y el que estaba dentro salió cambiando así de lugar, pero sin romper el contacto visual.

—Y tú vives al lado ¿Cierto? - el más alto respondió con una sonrisa cuidando que las puertas no se cerraran.

—No nos hemos presentado - el del cabello rizado extendió su mano y sonrió coqueto  —Me llamó Izuku.

Una mano gigantesca rodeo completamente la suya y con un apretón enérgico el moreno respondió —Inasa, espero que nos visites pronto o si lo deseas, yo puedo visitarte a ti - el hombre le dedicó un guiño al más bajo y las puertas del ascensor se cerraron.

Las mariposas de la curiosidad volvieron a azotar al peliverde y se imaginó a sí mismo entre los brazos de ese hombre, tal vez en la ducha o tal vez en su cama, dónde fuera estaría bien ser partido a la mitad por ese toro gigantesco.

Retomó su plan y luego de una rutina de cuidado para su piel pudo por fin recostarse en su cama, se había preparado una cena ligera, después de todo había pasado un día espectacular con sus amigas, habían comido las calorías del mes completo.

Le gustaba bajar mucho la temperatura del apartamento y arroparse con sábanas gruesas y suaves, y en cuanto se disponía a reproducir su serie del momento escuchó un sonido conocido.

Fue directo al muro que conectaba con el apartamento de Inasa y su ¿Novia?, escuchó a la sexy chica gritando como toda una actriz de películas para adultos, Izuku soltó una risa suave al imaginar la diversión que ocurría justo junto a él, pero de pronto lo escuchó, era Inasa y gruñía al ritmo de fuertes estocadas que podía escuchar a través de la pared.

El calor se apoderó rápidamente del interior del peliverde, se imaginó siendo penetrado con esa energía y fuerza, definitivamente aceptaría la visita de Inasa en su habitación, debía ser un día de descanso por si lo dejaba bastante "lastimado".

—No, Izuku, no esperes demasiado o terminarás decepcionado - se dijo a sí mismo, aunque no podía negar que sonaba más que bien.

Regresó a su cama con toda la intención de satisfacerse manualmente, pero en cuanto reprodujo la serie en Netflix su excitación se fue al retrete y se concentró en la emoción del drama.

...

Izuku despertó temprano, justo para ver a su amiga llegar tambaleándose, completamente ebria. La llevó al baño y después de quitarle la ropa la ayudó a darse un baño con agua fría.

—Un hombre nos pagó - la castaña habló desde su sentido del humor más bizarro —para que Mina y yo orinaramos sobre él...

—Vaya hace tiempo que no me piden hacer algo así - Izuku removió sus memorias más extrañas, muchas de las cuales luchaba por olvidar.

—Ya nos falta poco para el nuevo auto... - Ochaco sonrió cansada.

—Si linda, pronto lo lograremos.

Uraraka era un ser de luz, una chica que siempre anteponía los deseos de sus amigos antes que sus propias necesidades, Izuku le estaba muy agradecido.

Luego de llevarla a dormir, Midoriya se preparó un buen desayuno y se dirigió al gimnasio a entrenar unas horas, esos músculos no se mantenían solo de dinero, debía trabajar duro.

Siempre fue uno de los primeros en llegar, prefería las instalaciones para él solo, pero ese día él fue el intruso. Un hombre de piel morena y gran estatura ya se había apoderado de las máquinas que Izuku solía usar.

—"Parece que tenemos bastante en común" - una sonrisa se formó en sus labios coqueteos.

Se situó frente a un espejo y comenzó a preparar sus músculos y articulaciones para el duro entrenamiento que vendría. Casi podía sentir ese par de ojos oscuros pegados a su trasero; y de pronto sintió su reparación directo en su nuca.

—No esperaba verte aquí tan temprano - habló con un tono más bien seductor.

El de cabello verde dió un respingo, no lo escuchó llegar, se había aproximado como un cazador y nuevamente tuvo que fingir que no estaba intimidado, con la diferencia de que esta vez estaba seguro de que no estaba dando resultado.

—Digamos que me gusta la privacidad - el más bajo sonrió incorporándose completamente y mirando al otro directo a los ojos.

—Digamos que la privacidad no es lo único que me ha gustado... - Inasa se aproximó hasta casi rozar su piel sudorosa contra la del peliverde.

Midoriya pensó que tal vez ese hombre era el más osado que había conocido, pero le encantó, seguir ese juego de coqueteos era excitante —¿Ah sí? Y dime qué más te gusta... - concretó el contacto con una de sus manos en los pectorales tibios del gigante.

—Pienso en varias cosas que me gustaría hacer ahora mismo, como llevarte a ese cuarto y darte la mejor... - Inasa no pudo finalizar porque un grupo de tres inquilinos entró por la puerta principal arruinando la atmósfera.

El contacto se rompió y ambos volvieron a fingir que hacían sus ejercicios. El más alto ya había finalizado así que cogió sus cosas y se acercó al pecoso para despedirse.

—Puedes venir a verme a mi apartamento para almorzar... Si lo deseas - prácticamente susurró con el plan de provocar al que lo escuchaba intimidado.

Izuku sonrió y lo vio salir; estatura imponente y una espalda esculpida a mano. Recordó que tenía otra cita para la noche en el trabajo y se sintió ancioso, sin duda esa sería una noche que no olvidaría, solo recordar ese par de ojos de dos colores que lo observan como si quisieran descifrar todos sus secretos acompañados de una piel pálida y cuerpo delgado torneado.

—"Si puedo con ambos en un día" - sabía que tendría que acortar su rutina de ejercicio ya que necesitaría esa energía para más tarde.









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