Decepción y otros sentimientos

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Veo al hombre sentado en frente mío, el se percata de mi mirada y me lanza una ojeada de pies a cabeza, para luego sonreírme de forma coqueta. Siento como se me revuelve el estomago. Saco mi teléfono he intento llamarlo por decima vez en estos 30 minutos. Directo al buzón. No debería sorprenderme, en Jonathan Kent no se debe confiar.

-Tal vez deberíamos empezar la entrevista, linda - no entiendo como se me ocurrió entrevistar al cínico y grotesco entrenador de mi colegio, pero ahora me doy cuenta de lo terriblemente equivocada que estaba la idea. Sonrió un poco para ocultar el miedo que me esta dando esta situación.

-De hecho... Yo... - vamos Opal, solo una excusa para irte, eso es todo lo que necesitas - Yo... Mi... Mi padre, Lex Luthor me acaba de escribir. Dice que regrese a mi casa, por ende creo que la entrevista tendrá que esperar...

-Es una lastima, linda. Pero bueno, para las cosas buenas hay que esperar ¿No es así? - si, definitivamente voy a vomitar. Asiento energéticamente con mi cabeza (tal vez, con demasiada energía) y salgo disparada de su oficina.

Corro por el parqueo del colegio y entro a mi Jeep 1987, lo arranco y conduzco hacia la casa de mi fantástico amigo (Nótese mi sarcasmo).

Desde lo ocurrido hace 6 años, los cambios en mi vida han sido trascendentales. Me hice mejor amiga de Jon, me gradué con honores en primaria, Jon apenas paso, el entro al equipo de futbol americano, y yo entre al club de ajedrez. Fue hasta secundaria que todo cambio, el empezó a juntarse mas con hombres y dejarme de lado, ahí es donde llego Connan Lang, el tercero del grupo y amigo de Jon, aunque yo no lo soporto. Es un adulador. 

Recuerdo hace un año, cuando le pedí que me ayudara a cubrir un reportaje, al la semana siguiente llego con su encantadora sonrisa, parte del encanto Kent, pero sin ningún reportaje. 

Hace unos meses, le pedí que fuera a una cita doble con una chica llamada Jessica, nunca llego,  y la dichosa Jessica me odia.

Podría contar mil anécdotas iguales, pero no lo hare, estoy demasiado enojada. 

Jon siempre promete que va a estar ahí para sus amigos, por no son mas que un montón de mentiras. El oculta algo, no me lo quiere decir, pero se que hay un secreto en su familia, y voy a averiguar que es. 

Me bajo de un salto de mi Jeep (medidas necesarias para subir y bajar, gracias a mi altura) y me dirijo a la puerta principal, ignorando los carros que están en la entrada, estoy muy enojada y decepcionada  como para tener un poco de sentido común. Al toparme con la puerta de madera la golpeo con fuerza, pero no recibo respuesta. Otra vez, nada. 

Así que hago acoplo de mis fuerza y grito llamando a Jon, mientras sigo golpeando esa barrera entre mi amigo y yo. Segundos después la puerta se abre. 

-¡Opal! Hola... Yo... em... - me ve con esos hermosos ojos, ojos que ahora quiero atravesar con algo, solo para que no me haga esos ojitos que hace cuando esta en problemas. - Mira, lo siento, lo olvide por completo, pero, supongo que te fue bien, el entrenador es una persona muy educada. 

-EL ENTRENADOR ES UN MATILDITO CERDO, Kent. Y no no me fue bien porque el tipo no se comporta a menos que haya un hombre a su alrededor. 

-Yo... Opal, lo siento ¿Okey? hemos estado ocupados con.. - se caya al entender lo que acaba de decir. 

-¿HEMOS? No me digas que estado con el idiota de Connan.

- No esta aqui, loca - eso es todo, Jon esta muerto.

-TU TE CALLAS. -respondo en un grito - Lo prometiste, Jon. Y no es la primera vez ¿Recuerdas la fiesta de Halloween, o año nuevo, día de los enamorados, campeonato de ajedrez o LA MALDITA FERIA DE CIENCIAS? - Para este punto ya estaba dentro de la casa, dándole la espalda a la sala. - Nunca estas presente, eres mi amigo, mas nunca estas ahí, y yo si tengo que estar para ti cuando te pasan cosas estúpidas y simples, como un corazón roto o cuando, simplemente estas enojado con tus padres, ignorando el hecho de que son los mejores que jamás puedes pedir. Tu comportamiento hacia mi no es para nada justo, me tratas como si siempre fuera a estar ahí, pero no es cierto. Estoy harta. - Así que hago que ni yo creí que llegaría a hacer, me arranco al collar que me dio en mi cumpleaños. - Estoy es tuyo. 

Creo que tenia muchas cosas guardadas, digo, eso fue realmente dramático, incluso para mi. Lo veo a los ojos llena de rabia, el solo se queda ahí, parado, congelado. Escucho como alguien se aclara la garganta atrás mío. Y es ahí donde caigo en cuenta de que los padres de Jon tal vez estén en casa. 

Así que lentamente me doy la vuelta, dispuesta a disculparme por el ruido y la escena que acabo de montar, pero lo que veo me hace tener un micro-paro cardiaco. 




We are not our parentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora