PREFACIO

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——¿Qué mierda quieres de mí?, ¿Qué sea tu jodido príncipe azul?, ¿Qué me arrodille ante ti y te jure fidelidad y amor eterno?, ¿Qué te espere frente al altar?, ¿Qué?, ¿¡Qué mierda quieres!?

—¡Que me folles! A la mierda todo, a la mierda mis creencias, mis padres, la iglesia, que todo se vaya al demonio, quiero tus manos recorriendo mi cuerpo, tu lengua erizando mi piel, tus jadeos chocando con mi oído, eso quiero.

—¿Eso es todo lo que quieres?

—Eso es todo lo que deseo de ti.

Dios, respira Amaia, concéntrate—

Recuerdo las palabras de mi madre, y las del Padre Frederick en las congregaciones de los domingos.

"Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad".

—¿Padre, tiene tiempo?, deseo confesarme.

—¿Cómo limpiar el placer sentido?, ¿Limpiar de toda maldad?, Dios añoro la maldad derramada de su ser.

"Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta".

Padre, como le explico... como le digo que quiero seguir pecando, quiero que siga pecando contra mí.

¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.

Señor, me despido de tú reino, me despojo de los cielos, me confieso como pecadora, una vez probando, disfrutando y deseando el pecado, ya no hay confesonario que me reprenda o limpie de la maldad ya cometida.

"Fornicarios, adúlteros, Pervertidos sexuales, ladrones, avaros, borrachos, calumniadores, estafadores..."

Señor odio ser yo quien te lo diga, pero... Tú iglesia no merece ir al reino de los cielos, porque está llena de pecadores. 

Perfecto Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora