𝑬𝒍 𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒓𝒗𝒂𝒓

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Akutagawa era un chico muy observador, podía darse cuenta sin dificultad de detalles muy pequeños. Sentarse en la parte trasera del salón también le daba un amplio campo de visión, pero él no estaba interesado en observar las aburridas interacciones de sus compañeros de clase. En su lugar, se dedicaba a mirar por la ventana las diferentes tonalidades que podía tomar el cielo a lo largo del día. Sin embargo, cuando Nakajima apareció en su vida, la ventana había sido olvidada y ahora toda su atención se centraba en una blanquecina cabellera que se movía estéticamente con el viento.

Con solo observarlo desde esa posición, Akutagawa había deducido muchas cosas sobre él, como que sonreía como un estúpido casi todo el tiempo o que le costaba prestar atención en clases. A menudo lo encontraba mirando desde su asiento a la primera ventana del salón, como si se ahogara en sus profundos pensamientos. No tardó en descubrir que Atsushi no se tenía mucho aprecio a si mismo y quería descubrir el por qué, quizás así pudiese ayudarlo.

No se dio cuenta en que momento su deseo de saber más sobre él se convirtió en una necesidad, tampoco notó cuando sus piernas se movieron por si solas para seguirlo. Cuando recobró la conciencia se halló a si mismo observando desde un arbusto como Atsushi jugaba con un pequeño camaleón, el cual suponía que era su mascota. La ventana permitía una basta vista de su habitación, casi se podía notar todo. Si fueran más cercanos definitivamente le sugeriría poner cortinas gruesas, no quería que nadie más que él lo observara.

Con el tiempo se volvió una costumbre seguirlo hasta su casa y observar todo lo que hacía. Akutagawa lo justificaba como una estrategia para recolectar información que le serviría para volverse más cercanos, estaba firmemente convencido de que en ese caso, el fin justificaba los medios. Anotaba todos los datos obtenidos en una libreta a la cual bautizó como su diario de conquista y, después de una larga jornada de observación, regresaba a su casa a analizar la información necesaria para hacer su próximo movimiento.

Esta vez estaba decidido a hablarle, había practicado las líneas en casa pero seguía sintiéndose nervioso. La extraña combinación entre decisión y nervios lo llevaron a dedicarle una mirada fulgorosa a Nakajima, quien pensó que iba a ser asesinado con dicha mirada. A partir de ese momento, cuando Ryuunosuke tenía el valor de buscarlo, Atsushi siempre lo evitaba temiendo por su vida. Le iba a ser muy difícil al de ojos grisáceos conseguir su objetivo, de nuevo el  contador marcaba cero.

<<<Continuará>>>

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Esta vez traigo un capítulo corto pero especial en honor al cumpleaños de Sushi :3

Ganbare, Akutagawa-kun!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora