Capítulo 1

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Alexa Hamilton

Otro maldito día de escuela donde tengo que fingir ser la niña perfecta.

¿Algun día me cansaré de esto? No lo sé.

Me encuentro en el pasillo principal, el cuál suele siempre estar lleno de todo tipo de gente pero hoy es distinto, ya que se esta celebrando un partido importante del equipo de fútbol y todos -o casi todos- están en las gradas del estadio.

Mi teléfono suena y veo que es mi padre -ya está molestando de nuevo-. Lo cojo y comienza a preguntarme del por qué no estoy junto a él en ese partido tan importante.

Me da un gran sermón sobre la reputación de la familia y de que tengo que ser una brillante estudiante al igual que mi hermana. Me molesta que me compare con ella pero no digo nada, solo escucho lo que tiene que decir mientras camino rumbo a su ubicación.

Evan Pride

Hoy es uno de esos días en el que piensas que el destino juega en tu contra. Hoy el despertador se ha tomado unas vacaciones, normalmente me obliga a levantarme bien temprano pero ésta mañana no ha sonado, y por eso estoy a punto de llegar tarde al tan importante partido de mi amigo.

Me termino de vestir y tomo una tostada para salir corriendo hacia la escuela.

Estaba a punto de llegar, tan solo 2 calles. -apúrate demonios- Empiezo a correr lo mas rápido que puedo y entro en la escuela.

Como los pasillos estan vacíos no tengo problemas para avanzar, y es que ya casi estaba, cuando al doblar por una esquina me encuentro al conserje limpiando el pasillo.

Es super gruñón cuando le pisan lo mojado.

No tengo tiempo para detenerme y trato de escabullirme sin que me vea, pero no lo logro y comienza a soltar insultos mientras a regañadientes, me deja pasar.

Ya podía ver la gran puerta que me llevaría al estadio, y es el momento en que comienzo a correr de nuevo, pero justo cuando llegaba, una chica que usaba su móvil distraída se aparece en medio del camino.

No puedo evitar chocar con ella y ambos caemos al suelo. Me quejo por el golpe y levanto. Estaba dispuesto a seguir mi camino, pero se me hizo imposible por culpa de la chica con la que me estampé.

—Acaso eres tonto. —me grita mientras agita sus brazos.

—Lo siento. —me disculpo mientras le sonrió.

—Como quieres que acepte tus disculpas si te ries así. —dijo mientras se cruzaba de brazos.

—Ahí esta rápido agárrenla. —grito un chico a lo lejos, que más bien parecía un gorila de dos metros.

Y antes de que pudiera decir algo comenzó a acercarse a nosotros a gran velocidad, mientras sus compañeros le seguían el paso.

—Creo que mejor corremos. —dijo la extraña chica.

Sin pensarlo mucho la agarré de la mano y salí corriendo hacia el estadio, así podría despistarlos entre la multitud. Pero para mi sorpresa al girarme me topo con otro gigante músculoso y en poco tiempo me encuentro rodeado por lo que parecía una banda de traficantes de drogas.

Trato de huir junto con la chica empujando al que me pareció mas debilucho.

—Porfa tienes que ayudarme. —susurró ella cerca de mi.

—¿Y que quieres que haga? Que me enfrente esos animales. —respondí por lo bajo.

—¿No dejarías a un pobre chica en apuros? ¿O si? —hizo un mohin.

—No pongas esa cara, que para hacer enojar a esos tipos, muy buena no debes ser. —le reprendí.

—Seguro es una pequeña confusión. —hizo una pausa. —¿Podrías hablar con ellos y averiguar que les ocurre? No los conozco, por lo que no les he hecho nada. Soy inocente. —dijo un poco alterada.

—¡Voy a confiar en ti! —dejé de correr dejando a la chica en una esquina y me acerqué a aquellos gigantes para en ultima opción, enfrentarme a ellos.

—Eh chaval aparta. —no les hice caso y me planté delante de ellos. Estaba dispuesto a hablar y solucionar las cosas.

—¡Las peleas no son la solución de los problemas! —grito mi subconsciente justo en el momento en que aquella rubia decidió volver a hablar.

—Amor. Gracias por defenderme. —me sacó la lengua y se alejó, dejándome en ese lugar solo. O mas bien, con aquellos tipos.

—¡Esto te pasa por ser tan tonto y confiar en desconocidos! —dijo mi subconsciente nuevamente y me maldije por lo bajo.

—Parece que vas a pagar por ella chaval. —sonrió uno de los chicos mientras golpeaba su puño en su mano contraria.

No pude ni responder y ya me  habían llovido a golpes en un abrir y cerrar de ojos.

•••

Me duele. En serio todo mi cuerpo duele gracias a esa chica.

Me despierto y estoy en la enfermería. No se como he llegado, no recuerdo nada después de la paliza que me dieron esos tipos.

Suena mi teléfono y respondo.

Ey tío te perdiste el partido que te pasó. —protesta John del otro lado de la línea. Lo conozco. Estaba enfadado porque significaba mucho para él mi presencia.

Joder.

—Nada, solo me molieron a golpes unos tíos. —dije como si fuese lo más normal del mundo. Sin darle siquiera la importancia que llevaba.

—¿Comooooo? —soltó un grito que casi me deja sordo. —¿Quienes fueron? —exclamó exaltado

—Nadie importante. No te preocupes. —le dije.

Como que no me preocupe. ¿Donde estas?

—En la enfermería. —conteste mientras me cercioraba mirando las agujas encima de la mesa, y oliendo el típico olor a medicina que inundaba el lugar.

No te muevas voy para allá.

Solté una risita.

—Ni que pudiera moverme. —Colgué el teléfono y la ví.

¿Que hacía ella aquí?

—Creo que no fue buena idea dejarte con esos chicos. —dijo como si nada mientras  se podía notar una leve risa en sus labios.

—¿Tu crees? —dije sarcástico.

—Por eso vine. A disculparme contigo. —dijo esta vez sin esconder su sonrisa.

Ahora que estaba en cama tuve más tiempo de observarla. No era nada fea. Su pelo rubio estaba hecho una coleta y tenía unos ojos azules que podrían hipnotizar a cualquiera.

Tal vez si nos hubiéramos conocido de otra forma pensaría que es una chica inocente y amable, pero ya se que las apariencias engañan.

—¿Como quieres que tome en serio tu disculpa? Me pediste que confiara en ti y mira como termine. —dije señalado como pude mi cuerpo todo golpeado.

Bajó la cabeza y que le pasó ¿Se sonrojó?

—Parece que voy a tener que darte un incentivo para que me perdones. —empezó a acercarse a paso rápido y se detuvo a centímetros de mi rostro.

—¿Crees que puedes seducirme, loca?— exclamé.

—No pienso hacerlo. —y sin decir nada más juntó nuestros labios.

Abrí los ojos como platos. ¡No me lo podia creer! Se apartó de mi, me sacó la lengua y se fue.

Si antes tenía dudas, ahora lo sé. Esta chica esta LOCA.

Esta Chica Esta LocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora