La familia Itadori, una familia relativamente común con descendencia asiática que vivía en los suburbios de Inglaterra, pasaban la segunda navidad de sus vidas como matrimonio junto a sus hijos, un par de gemelos de cabellos rosados y ojos avellanados.
Pero aquella noche, mientras la madre de los gemelos colocaba un par de velas en la repisa, cerca de lo que simulaba ser una chimenea, el gemelo menor de dos años, Yuji, se encontraba gateando por el salón y escabullendose entre las ramas por debajo del abeto decorado con colores dorados y rojos en una de las esquinas.
En un momento, cuando su madre apartó la vista de donde estaba colocando aquellas velas junto a los calcetines de Navidad por sobre la repisa de la chimenea, pudo observar como su hijo estaba sentado en el salón, con las pequeñas piernas estiradas en el suelo y con un dedito levantado, al mismo tiempo en el que los regalos debajo del árbol ahora se encontraban levitando sobre unos cuantos centímetros de su hijo y el suelo.
La señora Itadori pegó un grito de horror, atravesó la sala, inclinó el cuerpo y levantó a su hijo del suelo, llevándolo escaleras arriba a la habitación del niño junto a su hermano. Después de alejar a su niño de allí, la señora Itadori revisó cada regalo, uno por uno en busca de cosas extrañas que contuvieran los empapelados, pero al no obtener ningún resultado, volvió a cerrarlos, dejándolos por detrás del árbol para que no ocurrieran otros incidentes.
Porque la señora Itadori era una muggle al igual que su esposo, y nunca se le ocurrió a ella o a su marido que aquel extraño suceso pudiera ser cosa de magia.
〄
A los seis años, un incidente con los dos gemelos tuvo lugar en la enfermería del Jardín de niños en el qué ambos asistían, se supone que debían de llevarlos allí para ponerles las vacunas obligatorias, justo en el turno de la clase de Ryomen y Yuji. Pero los encargados del lugar no supieron que fue lo que ocasionó que un par de llamas tan intensas y altísimas rodearan a ambos niños. En un primer momento, la enfermera del lugar quien estaba presente, supuso que había sido una diminuta fuga de gas que hizo reacción con algún cable suelto del lugar.
Ryomen, el gemelo mayor, abrazaba a su hermano como si su vida dependiera de ello, y Yuji, el gemelo menor, se aferraba a su hermano mientras lloraba, asustado más por la aguja frente a él que por el enorme fuego que los rodeaba a él y a su hermano.
Los padres de ambos niños fueron allí inmediatamente, dejando las cosas que hacían a un lado para ir a recoger a sus hijos y asegurarse de que ambos no habían sufrido lesiones graves.
—Me daba mucho miedo la aguja, sabía que me haría daño. —Dijo Yuji, hipando mientras se aferraba al brazo de su hermano.
—Ma daba miedo que le pasará algo. —Declaró el otro gemelo, llevándose las galletas a la boca mientras le ofrecía unas cuantas a su hermano.— Así que cerré fuertemente los ojos y deseé que no le pasara nada a él.
—Fue cuando apareció el fuego. —Murmuró el otro niño, tomando la galleta entre sus manos cuando soltó a su gemelo.—Aunque eso no nos dio miedo, somos valientes, ¿A qué sí, Sukuna? —Dijo, comiéndose la galleta y acomodándose a lado de su hermano.
Jin, el padre, miró extrañado y preocupado a su esposa, luego a los niños, quienes comían aquellas galletas como si nada de lo anterior hubiera pasado, Yuji había dejado de llorar y Ryomen sujetaba de la mano a su hermano mientras le hablaba sobre las piruletas que la enfermera y el ayudante de la misma les habían dado una vez que habían apagado el fuego con el extintor de la enfermería.
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♡⃕ Estrellas Fosforescentes.
Fanfiction» Yuji no puede creer que un hechizo tan simple le cueste tanto trabajo, así que en medio de su pánico y sus pensamientos llenos de ansiedad, no se da cuenta de que un par de ojos de mar lo miran con gracia a través de un profundo cristal negro. « ♡...