Su mirada se encontró con la mía por un solo segundo pero enseguida la desvié a el papel que tenía delante de la mesa.
«Otro puto viernes perdiendo mi tiempo hablando con estos idiotas. No estoy en esta asamblea por que quiera, ya les gustaría a estos estúpidos, solo que soy la persona más cualificada de mi clase para representarnos delante del director una vez a la semana.»
No sé ni de qué están hablando ahora mismo pero mi mirada no para de dirigirse a ella, la chica que tengo enfrente, solo me fijo en su pelo perfecto, negro y con un corte impecable por los hombros; parece estar disfrutando de estar aquí hablando de la mierda de instituto en el que estudiamos; no entiendo quien podría estar aquí voluntariamente.
Llegan las 14:30 marcadas por mi reloj el cuál no he parado de mirar desde que llegué a la sala.-Harper, ¿le gustaría contarnos qué tal está su clase? Eres su representante y no has dicho nada desde que llegaste.
«Mierda, ¿el director quiere que diga algo? Está de coña»
- Pues lo cierto es que seguimos sin calefacción desde hace dos semanas que ya dije que la necesitábamos,-le respondo- pero veo que como no hay presupuesto para eso espero que nos compréis de vuestro bolsillo unas buenas mantas para estos meses.
Me levanto de la silla, cojo mi mochila y me estiro la chaqueta.
-Estaremos esperándolas impacientes.
Salgo por la puerta sabiendo que no me pueden decir nada, era la hora de salida y ya me he mezclado con la demás gente antes de que me puedan encontrar.
Una figura me espera junto a mi moto, aunque el sol de invierno me deslumbre puedo reconocer a mi amiga, con su ropa ancha, su mochila azul donde lleva sus libros, su casco de moto colgado en uno de sus brazos porque está con su móvil en la mano probablemente escribiendo alguna tontería en twitter.
-Hey Alys, ¿qué tal el examen?-le pregunto a mi amiga mientras cojo mi casco.- ¿te pillaron las chuletas?-puedo reconocer en su cara una mirada apagada.
-Pues yo voy a ir estudiando para la recuperación porque ha sido imposible este examen,- me responde- ni con las chuletas he podido responder a las preguntas, me he inventado más de la mitad de lo que he puesto.
-No pasa nada, el dia que esa mujer se dé cuenta de que suspendemos por sus exámenes y no porque no estudiemos le dá un infarto- intento consolarla haciendo referencia a la profesora de filosofía.
-Pues aún si le da un infarto nos hace un favor.
-La verdad es que si, yo no me quejaría-digo mientras me rio con Alys.
Me pongo mi casco y me subo a la moto, pongo la llave y la giro, la enciendo y disfruto de el rugido de mi Yamaha tzr.
Alys ya se ha montado detrás de mí. La miro un momento y a su casco rosa, nunca me dejará de hacer gracia lo feo que es y lo bien que le queda.Salimos del parking haciendo más ruido que todos los coches que estaban allí, así me gusta, dando la nota. Enseguida llegamos al edificio, Alys y yo tenemos la suerte de ser vecinas, aunque ella parece que vive en mi apartamento.
Aparco la moto enfrente del edificio y nos bajamos, Alys ya llevaba las llaves en la mano, así que abre la puerta y entramos las dos. Al llegar a nuestro piso vemos a su madre que parece que ya la esperaba en la puerta abierta de su apartamento, el olor a comida sale de su casa e inunda el pasillo así que se nos hace la boca agua. Saco la llave de mi apartamento y me dirijo a mi puerta.-Oye ¿porqué no vienes a comer con nosotros?- me invita la madre de Alys aún en el marco de la puerta.
-Lo siento Rosa pero no puedo dejar a Haru solo- digo mientras meto la llave en la cerradura de mi puerta
- Bueno reina, ya sabes que estás invitada a comer cuando quieras- me responde
-Muchas gracias- le digo adiós con la mano.
«Rosa es tan buena, me da pena decirle que no»
Alys se acerca a mi y me da un abrazo
-¿Te veo luego?- me dice mientras se separa.-Claro tú solo toca el timbre- le digo con una sonrisa.
Ella ya se ha ido a su casa y yo me giro hacia mi puerta, la abro y reconozco los ojos negros como el carbón de mi perro que me esperaba impaciente, no sé si por que me echaba de menos o porque quiere que le ponga la comida.
-Hola Haru, ¿que tal la mañana?- le digo mientras dejo mis llaves, mochila y casco en el mueble de la entrada de el apartamento.
-Ahora mismo te pongo tu comida.
Él me mira atento como si entendiera cada palabra que digo; solo abanica su cola de lado a lado y echa babas por la boca.
«No si de tonto no tienes un pelo chaval, es decir algo de comida e inundas el apartamento con babas»
Me llevo la mano a la frente mientras acepto que luego tendré que fregar el suelo.
Me quito las botas y las dejo en el suelo al lado del mueble, luego me quito la sudadera y la llevo a mi habitación, la primera habitación a la izquierda.
Cruzo de nuevo la entrada para llegar a la cocina y Haru viene detrás de mi. En tres minutos ya tenía mi comida calentada en el microondas y el perro ya comía de su enorme bol de pienso.No hay nada mejor que una siesta después de comer así que voy al sofá y enciendo la televisión. Ni siquiera necesito manta, tengo un Gran danés enorme que se me tumba encima cada vez que me siento aquí.
Como es de costumbre se me tira encima y me mira con cara de bueno, como si le encantara saber que me aplasta.-Oye chico ¿tú nunca piensas que necesito respirar?- le digo, pero parece no importarle, como de costumbre.
Escucho las noticias atentamente, nunca me gusta verlas pero a veces siento que me puedo perder cosas importantes que pasan en el mundo o estupideces de los políticos. Efectivamente solo podía escuchar política, o más bien monos discutiendo por a ver quien consigue más plátanos sin mover ni un dedo.
«Esta gente no aprenderá, si ni siquiera saben lo que dicen ¿y quieren mandar sobre nosotros? No saben ni cuidar de sus hijos, van a hacer algo bueno por nosotros»
Eso es lo último que recuerdo del noticiario, me quedé sopa en el sofá, con mi perro encima y la televisión de fondo.