Capítulo I

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Poco a poco, el fastidioso sonido que emitía el monitor de signos vitales, se oía cada vez más cercano, conforme su cerebro empezaba a recuperar la lucidez. A Sehun no le sorprendía tal ruido, ya que no era la primera ocasión que despertaba conectado a ese aparato.

Siete meses. Recordar tal conteo fue suficiente para inundar sus ojos y tapar su nariz. Era el tiempo que había pasado desde la muerte de su amado esposo. ¡Maldita sea! ¡¿Por qué lo seguía recordando?! Llevó sus manos hacia su rostro y clavó fuertemente sus uñas en su frente. Necesitaba desquitar su furia y no le importaba si sus mejillas resultaban ser las víctimas de salvajes rasguños, esas autolesiones que dejarían marcada su piel por algunos días.

¿Por qué el jodido aparato A. N. A. no servía? ¿Cuántas veces debía utilizarlo para que funcionara? ¿Acaso la vida se empeñaba en hacerlo sufrir? Ni siquiera su padre accedió a ayudarle, ese hombre que había arruinado sus relaciones del pasado, se rehusó a borrarle todos los recuerdos que compartía con Baekhyun.

Los Park y los Kim también se negaron, así que sólo le quedó una opción: buscar el equipo y hacerlo por su cuenta. Sabía cómo usarlo gracias a aquella ocasión en la que ayudó a eliminar ciertas memorias de sus amigos y sus respectivos padres. Sin embargo, el artefacto diseñado por su familia parecía haberse descompuesto porque él no conseguía el efecto deseado.
Quería olvidar a Baek, y someter a su mente al doloroso procedimiento no fue el primer método que se le ocurrió. No obstante, en esta ocasión, cuando estuvo cerca de abandonar este mundo, Jisoo llegó para salvarlo.

Ya no quería abrir los párpados porque de nuevo se encontraría en la asquerosa realidad, misma de la que el castaño ya no era parte. Lamentablemente, su pesar era tanto que ya era imposible olvidarse de su infortunio incluso en los sueños. ¿Por qué nadie se apiadó de él e inyectó algo en su catéter para acabar con su existencia, como sucedía en las series de televisión?

¿Era mucho pedir que alguien lo entendiera? Aparentemente sí. ¿Por qué? Porque solamente él había pasado años despertando con la sonrisa más radiante en la historia del universo, y con el cuerpo de su amado prendiendo el suyo como si su vida dependiera de ello durante las noches.

Cuando sucedió tan horrible acontecimiento, Byun Baekhyun era el sueño más hermoso y dulce que podía tener. Lo que hacía más cruel su despertar. Desde que el mayor se mudó a su penthouse, creyó que los bellos momentos jamás le faltarían y que le sobraría felicidad. No pudo estar más equivocado… Ahora, prácticamente vivía ahogado en llanto, como en ese instante, y con constante vigilancia tras sus intentos de suicidio. El único descanso que tenía de su acechamiento era en su trabajo, que no representaba un consuelo porque lo había abandonado hacía meses.

Nunca antes se hubiese imaginado capaz de enterrar el filo de un objeto en sus muñecas, pero qué más podía hacer si estar dormido o despierto ya representaba lo mismo. Fue el único método que se le ocurrió para que su alma se reuniera con su compañera una vez más.

Sus labios anhelaban los besos de su esposo, su seca piel ansiaba encenderse nuevamente a causa de las magníficas caricias del mayor, sus oídos exigían oír esa dulce voz y esa maravillosa risa, sus ojos necesitaban verlo para darle a todo su ser una razón para permanecer en ese mundo.

Cada amanecer se transformó en una letal arma que lo profanaba, sin sentir la adormilada respiración ajena junto a él o el calor impropio complementando el suyo. Cada milímetro cuadrado de su casa se convirtió en un recuerdo permanente de lo que tuvo en el pasado y que tanto deseaba de regreso.

Por eso, y por su inestabilidad emocional, su padre le había pedido mudarse a China donde el cariño de su abuela intentaría animarlo y reconfortarlo. Él había obedecido porque sabía que habían llevado a ese país el aparato A. N. A., y dado que nadie quiso ayudarle en Corea a borrar su memoria, tuvo que tomar esa medida.

¿Por qué no podían quitarle a él también las emociones? Así se borraría el lío que no dejaba tranquila su cabeza y no le permitía pensar con claridad. Joder, eso le había recordado algo más de su lista de cosas por dejar atrás. Según Haneul, Baekhyun no era capaz de sentir amor, felicidad ni placer, entonces sus neuronas sólo encontraron una conclusión lógica: Baek le mintió, como lo hicieron todos los hombres que se aprovecharon de él para intentar conseguir información sobre su familia.

Su mente se convirtió en un caos desde hacía meses, pero en ese instante se intensificó. Su anhelo y su necesidad por volver a ver al mayor, chocó brutalmente contra su dolor y el odio ante la mentira. ¿Cómo fue tan idiota? Desde el principio supo que era imposible que ese hombre de perfecta sonrisa se fijara en su persona.
Frustración, coraje... Todo se estaba desbordando por medio de las lágrimas que ya no lograba contener. Quería gritar, arrancarse la piel con sus uñas para liberarse del estrés.

A pesar de que su cerebro había comprendido que la persona que amaba se marchó del mundo y jamás volvería, su corazón se destrozaba con cada recuerdo compartido con Baek. Las conversaciones, verlo en casa después del trabajo y ser recibido por él, esas y más cosas que ya no podrán repetir en el futuro.

A pesar del fallecimiento de su madre, esta muerte había sido el golpe más devastador para él. En el primer caso, con el paso de los días la ausencia de su progenitora dejó de ser tan dolorosa; en el segundo, su cerebro parecía negarse a aceptarlo. Oír música triste, despertarse en las madrugadas y llorar al recordar la ausencia de su ser amado, imaginar las cosas que sucederían si Baekkie aún continuara vivo... Era su rutina diaria.

La puerta hizo un agudo sonido al ser abierta. No le importaba saber de quién se trataba, ya que cualquiera intentaría frenar el que continuara lesionándose. Y así ocurrió, las manos de Chanyeol lo sujetaron fuertemente de los antebrazos mientras intentaba con toda su fuerza de liberarse.

—¡Basta, Sehun! ¡No te hagas más daño!

—¡¿Por qué me abandonó?!— gritó el menor, dolorido. Su cabeza se movía de lado a lado y sus piernas lanzaban patadas a un oponente imaginario, su amigo se esforzaba en impedirle retorcerse—. ¡¿Por qué me dejaste?!— continuó, mientras su cuerpo perdía energía y su contrincante comenzaba a ganar la batalla—. Aún te amo…— farfulló, el nombre de su difunto esposo se ahogó en su garganta.

Los contactos del más alto perdieron firmeza pero a Hun ya no le importaba, su ser se hallaba demasiado cansado como para seguir luchando. Ahora, lo único que lo reconfortaba era el intento de abrazo con el que su acompañante trataba de tranquilizarlo.

—En donde quiera que esté Baekkie, te aseguró que él continúa amándote— dijo Chan, esperando que sus palabras vencieran el llanto del contrario y llegara a los oídos ajenos—. Tu padre quiere que te reúnas con él en cuanto te sientas mejor. Si lo haces, accederá a quitarte la vigilancia.

Los sollozos no le permitieron oír la respuesta; no obstante, Chanyeol sabía que el menor aceptaría pues eso representaba que pronto el más bajo obtendría lo que tanto quería. Él estaba pasando un común día de trabajo cuando le avisaron que Sehun había usado nuevamente el equipo A. N. A., utilizó el avión privado de su familia para arribar rápido a China y encontrarse junto a su mejor amigo cuando éste recobrara la consciencia.

Yoora o él debieron de notar que Haneul había usurpado la identidad de Baek, y no Oh Chunghee. Ese pensamiento no parecía que fuese a desaparecer pronto, cada vez que se apoderaba de su cabeza aumentaba su frustración y su impotencia. Confiaba demasiado en sus capacidades, sabía que estaba cerca de descubrir al verdadero culpable de lo sucedido; sin embargo, al ver al otro en un estado tan deplorable, le hacía perder su esperanza.

Atraparía al cobarde que elaboró tan horrible plan y le haría pagar por el daño ocasionado, y así aliviar el pesar de Sehun.

Remember you <SeBaek>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora