Capítulo IV

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¿Hace cuánto tiempo no pisaba ese lugar? Y Sehun no se refería precisamente al despacho en el que se encontraba, sino a la casa que su hermana llamaba “hogar”. Jisoo había accedido a conducirlo hacia la estancia privada de Chanyeol, a regañadientes, y con la condición de que no ocasionaría problemas porque, debido a todo lo que descubrió hacía meses, la relación con su mejor amigo se había deteriorado en demasía. Y, ahora que sabía que el mayor escondió el paradero de su esposo, su amistad era sostenida por una fina y frágil fibra que podía romperse con la más leve ráfaga.

La opaca cortina gris le daba un poco de color a las blancas paredes, no le sorprendía que su mayor no tuviera la típica decoración con libros ya que era más aficionado a lo digital, y eso explicaba el par de computadoras de considerables pulgadas y varios artefactos de los que desconocía su nombre y su función.

Una lámpara negra yacía sobre el escritorio, sin cumplir su principal labor a pesar de que el avance de la tarde se llevaba los rayos del sol. Había tenido todo el día para pensar en lo que haría con respecto a la “resurrección” de su marido, sólo esperaba que en esa ocasión el hombre al que visitaba cooperara. Hora tras hora pasó reflexionando la mejor manera de actuar y proceder, hallando su respuesta en las ruinas de su penthouse, en el que escribió tanto de su historia en pareja.

Cada una de las mentiras desfilaron por su mente, así como cada lágrima que derramó a causa de éstas. Todo el dolor y el sufrimiento que vivió tras la desaparición de Baekhyun, sensibilizó su cuerpo y su alma, parecía que sus capas protectoras se habían transformado en papel de arroz, y su ser completo podría romperse con el más sutil contacto.

¿Acaso Chanyeol no se había percatado de ello? ¿No notó su desdicha y por esa razón calló el paradero de su aún esposo? Pensó tanto entre aquellas paredes que fueron testigos de su amor por el mayor, que ya sabía lo que debía hacer; sin embargo, desconocía si la decisión era la correcta.

Pedirle el divorcio a Baek fue su primera opción, claro que con la supuesta muerte del susodicho él no tenía ningún compromiso legal con nadie, pero él estaba seguro de que el joven de cabello negro que se topó en la playa era el mismo hombre con el que se casó. No importaba cuánto se lo negó, él no le creía. De ahí surgió su plan B: convivir con su hyung hasta descubrir toda la verdad y el porqué de esa nueva mentira. Sin importar quién quisiera interponerse, conseguiría su cometido.

Ignoraba de dónde provenía esa necedad suya, ¿Valor, terquedad o necesidad? Había algo que lo impulsaba a estar arrojándose en contra de todo con tal de tener cerca de él al chico de cabello negro. No le importaba ya si se trataba de otro clon o si su esposo no lo recordaba, lograría enamorarlo. Aquel nerviosismo que invadió al mayor cuando estuvieron cerca le hacía confiar en ello.

Dado que le habían ocultado el paradero de aquel a quien consideraba su pareja, intuía que los involucrados se opondrían a su idea de acercarse y tratar a Baek. Sin embargo, Hun se encontraba decidido a hacer lo que fuera necesario. Inclusive, todo aquel que conociera la historia le exigiría a gritos odiar al otro, pero su corazón no podía hacerlo. Aun cuando su cerebro era devastado por un tornado de cuestiones e inseguridades: ¿Podría volver a confiar en Baekhyun después de sus mentiras? ¿Lograría perdonar el hecho de que únicamente fue uno más en su lista? ¿Tan poco se amaba que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de permanecer junto a un ser que no sentía absolutamente nada por él? El pelinegro posiblemente lo traicionaría en cuanto tuviera una nueva oportunidad y la prueba era su misteriosa aparición. ¿Realmente se hallaba dispuesto a convertirse en el entretenimiento de una persona?

El alto sobó una de sus sienes, con la esperanza de eliminar así el dolor de cabeza que lo venía afectando. El pensamiento que invadía su mente resultaba deprimente, y si lo decía en voz alta lo sería más pero… Lo quería, quería a esa persona a su lado a pesar de que la felicidad fuera una farsa. Deseaba que todo volviera a ser como antes, aun cuando él se había convertido en alguien inseguro. Su sentir se convirtió en algo enfermizo, en un caos del que no quería ser recatado.

Remember you <SeBaek>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora