Capítulo VI

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Efectivamente, Baekhyun había obtenido el retardo que tanto intentó prevenir en la mañana haciendo su arreglo matutino lo más rápido que pudo. Y, a pesar de que era un comienzo tranquilo en la cafetería, la llamada de atención resultó inevitable. Los clientes frecuentes, aquellos que parecían necesitar alguna bebida caliente para poder despertar a su cerebro por la mañana, ya habían desfilado momentos antes para conseguir su pedido habitual. Él logró salvarse de atender a un señor prepotente y arrogante, al menos eso le comentaron sus compañeros; no obstante, tenía que lidiar con un olor al que no se acostumbraba.

Se trataba del aroma a café de vainilla, ¿O era al de avellana? No lo recordaba con exactitud pero era desagradable. Durante su primer día, estuvo buscando por todo el local de dónde provenía esa fragancia porque la confundió con humo, y había una alta posibilidad de que sus descuidos fueran la causa de un incendio. Ya que su mente continuaba atenta a cualquier individuo que entrara, con el fin de hallar a su secuestrador.

Con el paso del tiempo, fue identificando los ruidos de las máquinas, las fragancias y a los compradores, y se convenció de que nadie lo atacaría ahí ya que la cotidianidad que reinaba el sitio era tan abrumadora que parecía irreal. Nada había conseguido alterarlo hasta ese instante, cuando vio a Sehun acercarse hacia la caja que él atendía. ¿Cómo lo encontró? ¿Lo había seguido? No, eso no era posible porque siempre se fijaba si no era perseguido durante su trayecto.

El menor vestía la misma ropa que en el departamento, aunque Baek no esperaba que cambiara su atuendo sólo para ir a comprar algún aperitivo. Gracias al señor Oh, sabía que Hun no cumplía con sus obligaciones en la empresa, pero jamás imaginó que se encontraría frente a él revisando el menú y mucho menos el ponerse tan nervioso por atender el pedido de su pareja.

Desde que el alto entró, halló algo diferente en él pero no fue hasta minutos después que supo la causa: el cabello negro peinado hacia el lado derecho. Lo había atrapado en cuestión de segundos y continuaba hechizándolo, parecía agregarle masculinidad a su esposo, si es que era posible.

—¿Hola?

La voz de su cliente lo sacó de su ensueño. Probablemente, el pelinegro ya había hecho su orden desde hace minutos y él lo único que estuvo haciendo fue fantasear por el nuevo arreglo cabelludo. Sí, falló rotundamente en conservar la apariencia de no recordarlo, y ese fue el motivo para no quererlo cerca, porque nadie podría ignorar la presencia de un hombre como el que tenía delante suyo.

—Disculpe— dijo rápidamente antes de concentrarse en el monitor entre ellos para tomar el pedido—. ¿Qué desea ordenar?

—Un americano, un capuchino y dos tartaletas de frutas— repitió Sehun. Porque, en efecto, ya había solicitado aquello cuando el mayor estaba perdido en su persona. Después de tanto tiempo sin ser sometido a un escrutinio como ese, tuvo que ser muy fuerte para no robarle un beso al otro.

Baekhyun se mordió la parte interna del labio, sentía un nudo horrible en el estómago tras escuchar al menor ordenar para dos personas. Debía alejar esos pensamientos negativos de su mente para no dejarse en evidencia, podría haber quedado con Chanyeol o algún cliente, claro que esto último sonaba menos probable que lo primero. Si soltaba su imaginación, entonces el alto estaba a punto de pedirle una cita sorpresa ahí mismo y, por más que quisiera aceptar y pasar un instante a solas con su pareja, tendría que rechazarlo. Casi podía jurar que su corazón se encogió con la triste idea.

El nerviosismo ocasionado por la improbable propuesta fue inmediatamente desplazando por una alerta que mandó su cerebro a su consciente: la tartaleta de frutas contenía kiwi. Su cuerpo se tensó. Las susodichas estaban exhibiéndose en el aparador así que negarlas sería ilógico, quitarles el ingrediente sin motivo aparente lo dejaría en evidencia, y entregar el pedido sería peligroso, porque su marido era muy despistado y ni siquiera se percataría de la presencia verdosa.

Remember you <SeBaek>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora