𝑭𝒊𝒗𝒆 𝑴𝒐𝒓𝒆 𝑴𝒊𝒏𝒖𝒕𝒆𝒔 -𝑯𝒆𝒓𝒎𝒊𝒐𝒏𝒆 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓

Noviembre de 1981

Era el primero de Noviembre de 1981, por todo mundo mágico se había expandido la noticia de que el señor tenebroso había caído a manos del Harry Potter, la mayoría de los magos y brujas estaban alegres y celebrando la caída del mago tenebroso, sin embargo había algunos pocos quienes se negaban a creer la caída de su señor, una de esas personas se encontraba caminando entre las calles mientras el cielo oscuro camuflajeaba su vestimenta del mismo color, esta figura caminaba con prisa pues ya iba tarde al encuentro con una persona

-Llegas tarde!-susurró grito otra figura al ver a esta acercarse

-Si si si ya se, cállate-dijo la primera figura en tono amenazador, mientras tomaba de la muñeca a la persona y las dirigía hacia un lugar más apartado

-A mí no me hablas así yo no soy como los perros que te siguen-siseó la segunda mientras se soltaba de manera brusca causando que la primera rodara los ojos con molestia y se sacara la capucha de la cabeza, revelando la cara de una mujer que sin dudar era hermosa, cabello negro y ojos tan oscuros que podrían pasar por negros, la otra figura secundo su acción revelando a una mujer hermosa de cabello entre rubio y negro con ojos oscuros de un tono más claro que los de la otra mujer-bien para que me citaste aquí-hablo impaciente mientras miraba a los lados revisando que nadie las viera

-Necesito un gran favor-dijo la de cabello negro observando como la rubia alzaba una ceja ante esto

-Tu? tú quieres un favor?-dijo de manera burlona-vaya el infierno debe estar congelándose-comenzó a reírse de forma leve

-Esto es serio, necesito que protejas algo-dijo mientras sentía leves movimientos dentro de su abrigo el cual cubría algo

-Que sería?-pregunto la rubia de manera seria viendo que la situación lo ameritaba

-Ella-con sumo cuidado descubrió a una pequeña bebe la cual dormía pacíficamente sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor

-Que harás?-pregunto la mujer rubia mirando con angustia a la pelinegra

-Antes de que cayera me dejo una tarea y hoy debo cumplirla-murmuro con vergüenza, sabía que lo tenía que hacer, pero valía la pena?

-Pero el ya cayo hermana, no debes hacer esto, es más tienes la oportunidad de criarla y yo te ayudaré en todo-rogo la rubia a su hermana

-Tengo que hacerlo, lo sabes muy bien-negó la pelinegra-no lo hagas más difícil Cissy, por favor, te lo ruego-dijo en un tono de súplica algo que la rubia nunca había escuchado en su hermana-lo único que quiero para ella es que crezca feliz y sin ser señalada, lo prometimos-

-Está bien lo hare-acepto finalmente la rubia, sabía que no podía negarse lo había jurado, además siempre quiso tener una niña, la pelinegra sonrió levemente mientras agradecía a Merlín en su cabeza que su hermana aún quisiera seguir con su promesa, con sumo cuidado le paso la bebé a su hermana, se quedó unos segundos admirando la pequeña niña la cual consideraba una hija, su pequeña niña la cual no la recordaría, acerco sus manos a su cuello y retiro un collar que estaba oculto bajo sus prendas y se lo coloco a la bebé de forma delicada, ahí es cuando la rubia pudo observar el collar, era un simple collar de plata con la letra B rodeada por varias ramas haciéndole decoración

-Te amo con todo mi corazón, se mejor que yo Lyra-le susurro a la pequeña niña para después besar su frente de forma delicada, se puso recta de nuevo y miro a su hermana a los ojos, la cual los tenía levemente cristalizados-cuídala por mí y dile al inepto de tu marido que si me entero de que le puso una mano encima es hombre muerto-se acercó a abrazar a su hermana y le beso la frente-estoy orgullosa de ti Cissy y sé que ellos también lo estarían-sin más que decir se alejó de ese lugar con el corazón en la garganta y lo que consideraba su vida en los brazos de su hermana, pero ella sabía que era lo mejor

La mujer rubia se quedó ahí parada por unos minutos y bajo la vista para observar a la bebé que descansaba plácidamente en sus brazos, y no pudo evitar ver lo parecida que era con sus padres y su familia, suspiro y abrazo más a la bebé para después desaparecer de ahí sin dejar ninguna evidencia de que estuvo ahí

En ese lugar, se selló un secreto y una promesa, los cuales permanecerían ocultos por tiempo indefinido