R A N A S

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LUFFY & VIVI

Las ranas brincaban una detrás de otra en el verde pasto de Julio. El viento soplaba a través de las hojas de los árboles y los mecía ante la melodía inaudible de la naturaleza. Cerca del estanque había una niña mirando el claro del agua, traía sus botas de lluvia y un vestido largo amarillo con flores blancas, su cabello azul celeste estaba atado con dos pequeñas coletas que eran adornadas por listones verdes pastel y una pequeña sombrilla, en forma de ranita que la cubría del sol. El niño que la miraba a lo lejos sonreía emocionado por haber encontrado a una niña de su misma edad en ese lugar, solo, verde y lleno de luz. Amablemente se acercó a la niña y con una sonrisa grande, grande, le preguntó:

—¿Cómo te llamas? — la niña un poco asustada por la repentina aparición de un extraño lo miró  tímida.
—Vivi — sus manitas sostuvieron con fuerza el mango verde de la sombrilla cuando pronunció su nombre.
—Soy Luffy, ¿jugamos?

Sin mucho más que decir los dos empezaron a jugar en el pequeño estanque de ranas, se lanzaban agua al rostro, reían al sentir el pasto en sus pies descalzos. Un rato después de jugar se acostaron en el pasto, viendo al cielo, jugando a adivinar que figura grumosa y blanca se formaba en lo alto. La sombrilla le cubría los ojos para no ser dañados por el sol y platicaron de los juguetes que tenían.

—Amo los dinosaurios – decía el azabache con un entusiasmo contagioso.
—Yo también, amo los que son azules.
—Yo los que son verdes – se sonrieron y Vivi sintió sus mejillas arder pero sus pies se movían emocionados mientras veía el cielo.
—¡Tengo mucha sed! – el pequeño niño se sentó y estiró sus brazos al cielo —, iré a casa, ¿quieres venir a tomar jugo?
—¡Claro!

Los dos emprendieron un viaje corto, atravesando una pequeña ciudad de hormigas, haciéndose cosquillas bajo las bajas ramas de árboles de manzanas hasta llegar a una casa blanca y pequeña, con un jardín lleno de árboles de mandarinas. Vivi no había dejado de pensar que estaba feliz, que cuando llegara a su casa quería contar con todo detalle como su nuevo mejor amigo era tan amigable y gracioso, su casa no estaba tan lejos, estaba a unas cuantas cuadras, cruzando el campo de maizales y después la ciudad de las hormigas. Cerca del estanque en donde había estado. Luffy abrió la puerta con calma y la dejó pasar. Detrás de ella se cerró la puerta de un golpe haciendo que se asustara.

—Veo que trajiste un tesoro – habló un señor alto, con tatuajes en sus brazos, con una enorme barriga y las piernas gordas. Vivi confundida volteó a ver a su amigo que sólo evitaba verla a los ojos con lágrimas en ellos.
—Luffy, ¿qué pasa? – la risa del hombre la hizo estremecerse de pies a cabeza y cuando iba a dar un paso hacia su amigo las manos del hombre le taparon la boca con un pañuelo blanco, con un olor que le hacía perder la fuerza de los brazos y de sus piernas. Con el efecto de hacer cerrar sus ojos poco a poco.

¿Qué estaba pasando?

¿Qué estaba pasando?






Lo intenté, en fin, espero les haya gustado este "plot twist" uwu

Verano siempre me recordará a ti #OnePieceWeek2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora