Kristen abrió los ojos.
— ¡Kristen! —exclamó esperanzada una voz... Su madre.
Parpadeó y respiró un par de veces antes de incorporarse. Estaba en un lugar extraño, en el que no había estado nunca. Parecía... Demasiado limpio, demasiado blanco. En efecto, estaba en un hospital.
— ¿Qué ha pasado? —murmuró.
— Te ha dado un infarto —respondió Raquel—. Te hemos llevado al hospital por si acaso. Te vas a tener que quedar, ¿vale?
Kristen recordó aquel dolor. Si tenían que drogarla para que no sintiera dolor alguno, que lo hicieran. Prefería no volver a sentirlo.
— Me parece bien —dijo.
— Vas a estar bien. No quiero que vuelvas a acercarte a ese muchacho... No me da buena impresión.
— Vale —respondió. La verdad es que ese tema le daba igual.
— Me voy a tener que ir. Necesito hacer unas cuantas cosas.
— ¿Vas a tardar mucho? —preguntó Kristen mientras fruncía el ceño.
— Tú duérmete y cuando despiertes estaré aquí. Hasta ahora.
Raquel se inclinó para besarle la frente, y se marchó. Lo único que le quedaba era dormir y esperar.
Una especie de monstruo la perseguía a toda velocidad. Kristen corría lo más rápido que podía hacia el lado contrario, llena de miedo. Pero estaba claro que no había salida. Paró, cerró los ojos, respiró hondo, y la bestia le alcanzó. Prefería estar en paz durante sus últimas milésimas de segundo , aferrándose a una esperanza que claramente era inútil. Las enormes uñas de aquel ser se clavaron en su pecho, atravesando sus costillas. Se retorcieron dentro de ella y rasgaron sus pulmones y su corazón. Aquel era el dolor. Aquel insoportable dolor. Aquel momento, aquel dolor que no olvidaría nunca. Era exactamente aquello. Repetido. De nuevo. Esta vez tampoco pudo reaccionar. Solamente sentía cada parte de ella su destrozado cuerpo. Solo dolor. Notó unas agujas en el cuello. Vio la sangre salir disparada a borbotones. Supo qué era el causante de que la carne de su cuello ahora quedara colgando de un pequeño trozo de piel que se resistía a abandonar su cuerpo y caer al suelo encharcado de sangre. Le escocía demasiado, a parte del dolor que se había vuelto tan familiar.
Esto es un sueño, es un sueño. Despiértate. Despiértate ya.
De repente, despertó. Por fin. Pero... no en el hospital, sino en el mismo lugar del sueño. El suelo seguía encharcado y ella estaba allí en medio, como antes. Pero esta vez no había monstruo. Ni dolor. Su cuerpo había vuelto a recomponerse, y no tenía ni un rasguño. Lo veía claramente porque su cuerpo estaba desnudo: podía ver todos los poros, los lunares y, en resumen, cada centímetro de su cuerpo. No había ni una pequeña cicatriz. Sonrió de alivio, esperanzada. Pero al volverse, quedó petrificada, ¿por qué no podía ser feliz durante un solo segundo?
La imagen que atravesó su retina imaginaria fue receptada por su cerebro, muy lentamente: era Max. Su Max. Estaba desplomada en el suelo. Casi decapitada. Con un agujero en el pecho... se podía percibir la ensangrentada hierba a través de él, rodeada de los órganos de su cuerpo. Kristen miró sus propias manos, cubiertas de sangre, sangre de su mejor amiga, sangre de su víctima. Pegó un grito desgarrador. Ella era el monstruo, y Max su presa. Max había sentido ese dolor, y ahora estaba muerta. Y había sido Kristen quien la había torturado.
Esto es un sueño, es un sueño, se repetía esperanzada.
Despertó. Kristen estaba confundida. Confundida porque había estado cerca de la muerte dos veces en un mismo día. Confundida por el significado de su sueño. Confundida porque su propia madre había decidido abandonarla en los peores momentos. Había despertado, y ella no estaba. Dudaba que fuera a volver pronto. Empezaría a anochecer y estaba sola. Probablemente no sería capaz de dormir, y si lo fuera, probablemente no querría hacerlo, no soñar aquello de nuevo. Alejarse de esas pesadillas. Quería mantenerse despierta -era preferible no dormir a dormir mal y experimentar dolor.
ESTÁS LEYENDO
VERDAD Y JUSTICIA
FantasyLa venta de Cura ilegal nunca había sido tan masiva, y Scott necesita encontrar pruebas para castigar al culpable. Así da con Kristen, quien está confusa a causa de los rumores esparcidos por el instituto últimamente, creándole interrogantes que res...