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Un fuerte bocado escucho al despertar, empezó a tomar aire como si fuera la primera vez que respiro en su vida, casa vez que inhalaba y exhalaba se relajaba cada vez más hasta que se dio cuenta que no sabia fondo estaba así que levanto la cabeza y vio un parque, un parque que conocía muy bien, a lo lejos vio a las personas de la comunidad, los amigos de sus padres charlando y divirtiéndose, ella estaba devuelta bajo el árbol de siempre, miro temerosa a los lados sintiendo como si fuera un deja vü, vio como una mujer colocaba comida en la mesa de aperitivos e instintivamente se acerco tratando de actuar normal mientras se sentaba en la mesa a comer algo, vio a los niños jugar pero lo que llamo su atención fue dos jóvenes, eran los dos mismos jóvenes, ellos se escaparon ágilmente y caminaron al laberinto de arbustos, ella vio directamente a la pareja adentrarse mientras sus pies caminaban lentamente a ellos, la niña camino lento entre los arboles y arbustos con su dulce vestido mientras flashes de lo sucedido aparecían en su cabeza, sus manos eran cubiertas por tierra al igual que su vestido, bajo para verlas y estas estaban limpias, pero detuvo su caminar al escuchar un crujido detrás de ella como lo había echo la vez anterior, sus ojos se cristalizaron mientras se daba vuelta y veía a su padrastro parado ahí con una macabra sonrisa, la niña empezó a negar mientras una lagrima caía por su mejilla.
-Has sido una mala niña, te has portado muy mal… monstruo- dijo el hombre mientras se acercaba a paso lento y mantenía una sonrisa macabra, la pequeña Margaret empezó a retroceder mientras negaba y sus lagrimas caían, flashes aparecían en su cabeza, gritos inundaban su mente y luego el oscuro suelo siendo cubierto por sangre, su sangre.
-No, no paso, fue un sueño, no morí- empezó a murmurar la pequeña mientras retrocedía, eso le saco una carcajada al hombre que tenia la apariencia de su padre.
-No fue un sueño pequeña, fue una pesadilla, y estas en el infierno, monstruo- dijo acorralándola contra un arbusto, ella callo contra la tierra que ensució su bello vestido y sus delicadas manos.
-Pero no quise lastimar a nadie, solo pasa, no lo controlo… por favor- susurro la pequeña mirando con terror la hombre, este se agacho enfrente de ella y acomodo sus dorados cabellos detrás de su oreja, la niña se estremeció al sentir el caliente tacto del hombre.
-¿Qué es lo que no controlas pequeña? ¿Cuál fue el pecado que cometiste para terminar aquí?- pregunto el hombre con suavidad e interés, la pequeña lo miro atentamente mientras su labio temblaba.
-Yo era un monstruo…- susurro la niña con la voz quebrada -mi padrastro siempre quería jugar conmigo pero a mi no me gustaban sus juegos- susurro la pequeña mientras el hombre que antes tenia la apariencia de su padrastro cambiaba a la de otra persona, era mas delgado y con cabello castaño claro, sus ojos negros veían a la niña con atención.
-Cuéntame que más- susurro el joven viendo a la pequeña atentamente, ella suspiro y vio al joven con mas confianza.
-Mamá decía que era un monstruo, era rara y diferente, no me gustaba estar con los demás niños, por eso mi padrastro me obligaba a jugar con el, el quería que… que yo lo tocara pero yo no quería…- dijo la pequeña Margaret haciendo que el joven frente a ella la vea con lastima.