Dos

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- Después de terminar el colegio probablemente me vaya a trabajar a Edmond y ahorre para mi boda . Naturalmente, voy a tener que comprar un automóvil, tal vez un convertible Chevy . En el término de un año , me caso -hizo una pausa para hacer una gran bomba con su chicle que reabsorbió luego , y continuó-: Puede me case con Gary Don Stoner o tal vez con mi jefe si es buen mozo . Luego , al cabo de dos años , voy a tener mellizos : un niño llamado Mitch y una niña llamada Millie . Viviremos en una casa de ladrillo e iremos a Carlsbad Cavers en las vacaciones.

Le tocaba el turno a Liz . Claro que yo sabía lo que iba a decir , pero de cualquier forma puse mucha atención, porque me gustaba oírselo decir .

-Voy a ir a una universidad que tenga un programa de danza realmente bueno. Puede que no me quede los cuatro años completos, no si antes puedo entrar a una de las mejores compañías de ballet. Y finalmente voy a bailar en ciudades de todas partes, tal vez también en Europa.

-¿No te vas a casar ? -preguntó Jeannie Marie .

Liz se encogió de hombros .

-Tal vez algún día, pero no será lo primero que haga.

-Serás muy vieja para tener niños-le advirtió Jeannie Marie

-Entonces , bailaré-dijo Liz y alguien soltó una risilla contenida .

Me tocaba a mí. Durante un minuto consideré la posibilidad de pasar , y decir que no sabía lo que quería, lo que en parte era cierto , pero ellas se habían reído de lo que había dicho Liz . Una escena de la historia de El Álamo me vino a la mente . La línea divisoria estaba trazada allí, en la alcoba misma de Jeannie Marie, como lo estaba en El Álamo. Tenía que cruzarla para quedar junto a Liz .

-También iré a la universidad-dije- , no estoy segura de lo que voy a hacer después, pero será algo especial. A veces puedo sentirlo tanto como si estuviera allá afuera, esperándome-decidí bloquear todas las preguntas-:No me voy a casar hasta que tenga mínimo treinta años, quizás más tarde aún.

-A ustedes dos se les ocurren cosas muy raras- dijo Julie Horton mientras se echaba esmalte rojo en el dedo gordo del pie-Yo , por ejemplo, decía que quería ser actriz de cine peroeso eran niñerías. Me refiero a que tengo trece años , y mi mamá se casó a los dieciséis.

Los muchachos también percibían la línea que nos separaba de las otras niñas.

La mayoría de ellos todavía nos sonreía en los corredores. ¿ No habíamos jugado a la pelota con ellos en la primaria ? Pero ni ellos nos chiflaban ( silbaban ) ,cuando bajábamos por los corredores del colegio , ni nosotras cambiábamos nuestra manera de caminar, aun si ellos estaban observándonos.

No nos importa . Nos teníamos la una a la otra . Y así podíamos reírnos, y lo hacíamos a propósito de casi todo . Aquella tarde de verano en que llegó Ethan , nos reíamos a el título de la canción, "¡Oh , qué alegría!" Habíamos descubierto que yo había oído mal y ahora nos estabamos riendo de ello .

-Uno , dos , tres -dije y comencé a tararear-: ¡Oh , qué tontería ! - cantamos-. ¡ Qué tontería!

Entonces Liz puso la música de su recital y comenzó a ensayar . Tendida en su cama ,yo la observaba deslizándose en puntas de pies . Su brazo , adornado con pulseras, captó y retuvo mi atención al moverse en perfecta armonía con la música.

Ese sentimiento que había tenido intermitentemente durante el verano empezó a embargarme de nuevo , inquietándome y haciéndome desear tener también un sueño especial como Liz lo tenía.

Con su pelo dorado apilado sobre la cabeza , ella giraba a mí alrededor, y yo podía verla bailar hacia un futuro deslumbrante. Mis sueños , en cambio, no tenían un camino que pudiera seguir . Ella era toda gracia y yo toda desadaptación.

Tenía el pelo oscuro y demasiado rizado y , comparada con Liz , yo me movía cómo un muchacho . Pensaba , a veces , que la vida sería más fácil si hubiera sido un muchacho, capaz de pertenecer al mundo de contratos y perforaciones. En Collins Creek , una niña solamente podía contribuir lavando los overoles grasosos de su papá. Un muchacho de mi edad pronto estaría en capacidad de trabajar de aprendiz , limpiando los aparejos durante el verano, y tendría un puesto después de graduarse, como obrero raso . Yo envidiaba a estos hombres jóvenes que se la pasaban riendo y con el torso desnudo , subidos en la parte de atrás de un camión de la compañía. Envidiaba su camaradería, su fácil lugar en el mundo .

Así era la cosa . Antes de que Ethan llegara , yo no tenía un lugar en el mundo. Tenía pies resistentes para caminar descalza en las carreteras de creosota; podía cruzar a pie los tubos de una cerca para ganado, pero nunca podría cruzarlo montada en la parte de atrás de un camión de la compañía Sohio . Nunca podría ponerme zapatos con puntas de metal o un casco de metal que protege contra objetos que le puedan caer a uno encima , o contra pensamientos del mundo exterior.

Ahora déjenme contarles cómo fue la primera vez que vi a Ethan . Debería decir cuando vimos a Ethan , porque Liz estaba conmigo , pero la verdad es que tengo que esforzarme para recordar que ella también estaba allí.

Los vecinos nuevos se mudaron a la casa contigua a la de Liz mientras que ella estaba en sus clases de ballet en Edmond . Su mamá la llevó y yo la acompañé para ir después a la biblioteca. No esperábamos que ellos llegaran ese día. Liz , por supuesto , habría ido a su clase de cualquier manera , pero yo tal vez me hubiera quedado en casa ¡ Observen ! Liz iba con un propósito definido y yo , sin nada importante que hacer .

Me fui para mi casa a cenar tan pronto como llegamos de Edmond, pero le dije a Liz que volvería apenas hubiera terminado y así lo hice. Para ese momentos, todo el mundo había terminado la comida de la noche y los niños estaban afuera en la parte de atrás. Los más pequeños abandonaban un juego de Red Rover y comenzaban a tirar pelotas sobre el tejado y a gritar entusiasmados . El papá de Liz había acabado de desmoldar un helado de melocotón. Las dos habíamos recibido una porción y habíamos salido al porche delantero . En las ventanas de la sala de los vecinos no habían cortinas y podíamos ver directamente hacia adentro.

Un muchacho entró y desempacó un piano .

-¡Guau , qué buen mozo ! -dijo Liz

-¿ Irá a tocar ? -pregunté . No conocíamos a un solo muchacho en Collins Creek que tocara el piano .

Supongo que desde el primer instante supe que nunca habíamos conocido a alguien parecido a Ethan Bennington . La música atravesaba sus manos hacia la penumbra del verano y llegaba hasta lo más profundo de mí.

Él entre nosotras by Anna MyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora