Cinco

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Pasando la calle, en la tienda de Griffith al frente de la iglesia , sólo había un aviso de Coca-Cola . Collins Creek , constituido por por la pequeña tienda , el colegio y la iglesia bautista, no necesitaba señales de identificación . Ni siquiera tenemos una oficina de correo . Nuestra dirección es Ruta 2, Edmond , y es hacia esta ciudad , a veinte kilómetros, que la gente de Collins Creek va a hacer sus compras más grandes y todo lo demás.
Las tapas de botellas de gaseosa impiden que los autos se hundan en charcos durante las lluvias de primavera y de otoño . Sólo por mantenerme entretenida, yo trataba de detectar tapas de botella mientras caminaba hacia la puerta . Todas esas tapas . ¿ Cuántas de ellas serían de mis años de tomar gaseosa en la combinación de bomba de gasolina , tienda de comestibles , puesto de hamburguesas y centro social de Collins Creek ? ¿ Cuántas gaseosas más iría yo a tomar antes de irme hacia un futuro desconocido ?
Un olor característico, no del todo desagradable, se sentía adentro de la tienda de Griffith . Venía probablemente del linóleo que cubría el piso y el mostrador, y estaba mezclado con el olor a cebollas , usadas en las hamburguesas hechas al medio día.
En los primeros tres asientos unos hombres discutían acerca de si sería Kennedy o Nixon el triunfador en las elecciones de otoño . Yo recogí mi detergente Tide y fui a sentarme en el extremo del mostrador .
-Saque de ahí también para una gaseosa- dije y le pasé un billete de un dólar a la señora Griffith , quien no estaba interesada en la política y revoloteaba a mi alrededor mientras yo me tomaba la gaseosa .
- Llegó gente nueva allá arriba,¿cierto ? -ella inclinó su cabeza hacia el campamento
-Yo creo que sí.
- ¿ Tienen un muchacho ?
Yo asentí
-¿ Cómo es que Lo z no está contigo esta mañana?
-Ensayando - dije y la señora Griffith asintió a su vez . El entusiasmo que sentía Liz por el ballet era bien conocido . En Collins Creek esta pasión la catalogaba como rara . Yo también era catalogada como rara , pero la razón no era tan clara . Cuando Jess Russell entró, pagué el depósito de tres centavos que me permitía llevarme la botella de gaseosa . Tenía que salir de allí antes de que él se sentara junto a mí y apoyara su pierna contra la mía pretendiendo que había sido un accidente . Era más viejo que mi papá y el líder de mi clase de religión del domingo por la noche donde , la semana pasada , me había hecho una caricia en el hombro durante la lectura de la Biblia . No solamente fui incapaz de encontrar el salmo 120:4 , sino que casi me vomito en la santa palabra de Dios .
"Yo canto porque estoy feliz" es una estrofa en nuestro himno de la iglesia , pero cuando la canto es generalmente para alejar de mí la oscuridad. Y para sacar a Jess Russell de mi cabeza , recité las cinco estrofas de "Yo estoy resuelto" en la vuelta hacia mi casa .
Dentro del campamento , dos camiones estaban estacionados junto al muelle de herramientas . A uno de ellos lo estaban cargando con equipo de del muelle . Los trabajadores del otro camión estaban reunidos alrededor de la máquina de hielo llenando jarras de agua con trozos de hielo . De alguna forma me sentí tímida al pedalear junto a los hombres y mantuve mis ojos en el suelo . Cuando volví a levantarlos , fue para ver la casa de Liz .
Su vista me hizo frenar en seco . Sentados ahí en el porche , mirándose las caras y conversando , estaban Liz y Ethan Bennington .

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2015 ⏰

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Él entre nosotras by Anna MyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora