𝐀𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒 𝐓𝐇𝐄 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄| 𝗥𝗔𝗖𝗘 𝗧𝗢 𝗪𝗜𝗧𝗖𝗛 𝗠𝗢𝗨𝗡𝗧𝗔𝗜𝗡

V

PARECÍA LAS PETICIONES DE LA MORENA HABÍAN SIDO RESPONDIDAS, pues tras una hora de extenuante viaje en el destartalado taxi através de la oscura intersección y el silencio un tanto por no decir completamente incómodo hasta el punto de desear desesperadamente saltar de el para alejarse de la atmósfera, se habían topado con un pequeño pueblito en medio de la nada. Kim pasó una mano por sus sucios mechones marrones, los rizos de su cabello se atascaron entre sus dedos al lado de ramitas de madera pequeñas y sucias que se habían atascado debido a literalmente rodar en la tierra que ella y los gemelos habían hecho en la cueva debajo la casa, cuando la morena decía que no quería volver a ver ese lugar nunca más en su vida, lo decía en serio.

Estaba segura de que perseguiría sus pesadillas durante años.

"Está bien, esto es lo que haremos-" dijo Jack mientras entraban al garaje abierto, no es que ninguno de ellos pensara que quien alguna vez fue el dueño de el lugar podría siquiera soñar con arreglar el auto averiado, pero al menos si eso significaba que la cosa aún podía funcionar de nuevo, valdría la pena esperar. "Está cerrado por si no vieron el letrero" un hombre de unos 50 a 60 años llamó desde la parte trasera de el garaje, sus pies estaban posados sobre un vieja mesa mientras se reclinaba cómodamente en una silla. "Bueno, las luces están encendidas y todavía está aquí, así que supongo que significa que está abierto, ¿cree que puede ayudar con esto?" El taxista señaló hacia el vehículo tras su espalda, el hombre moreno rascó su cabeza debajo de su gorra cuando finalmente recobró la voluntad de levantarse de su cómoda vieja silla. "Jesús, ¿qué diablos hiciste con él? ¿escogiste una pelea con un toro? por que clara mente se ve cual es el lado perdedor" se burló el hombre, posando ambas manos en sus caderas cuando caminó ahora alrededor de el vehículo.

"JA, más ó menos" Jack rió con claro sarcasmo provocando un bufido por parte de la morena y un par de risas forzadas por parte de los dos rubios quienes imitaron su comportamiento de manera un tanto espeluznante. Realmente estaban necesitados de una buena clase sobre como actuar humanamente. "Creo que puedo hacer algo, pero no ahora, ya es tarde y justo acabo de cerrar, vengan mañana y veré que puedo hacer" El hombre murmuró malhumorado. "Jack Bruno, lo único que haría que Eddie Cortez nos abriera su tienda es una gran suma de dinero" Habló Sarah en voz alta ignorando cómo el mencionado le observaba ahora con curiosidad y desconfianza. "¿Cómo sabes mi nombre niña?" Preguntó el mecánico quien observaba a él grupo ahora mucho más de cerca, debían parecer una imagen dispareja a los ojos de el pobre hombre. "Bueno, que suerte que tenemos eso-" dijo Jack sarcástica mente removiendo de su chaqueta la cuantiosa suma de dinero que Seth anteriormente le había entregado.

Le picaba la piel, recordando sus palabras en el coche, sabía que no se ducharía pronto, pero al menos podía limpiarse la cara y las manos en un lugar decente, como el pequeño y acogedor restaurante rural que había visto al pasar las numerosas tiendas de la ciudad. Inhalando el frío aire nocturno, Kim, se giró sobre sus pies y salió caminando de el lugar. "¿A dónde crees que vas? no podemos separarnos" dijo una dura voz masculina detrás de ella, no se molestó en darse la vuelta, se podían escuchar sus pies caminando en su dirección mientras la grava crujía debajo de ellos. "Oh, ¿ahora no quieres que me vaya? eso es nuevo, ¿por qué te importa?" Murmuró a un lado mientras sus manos alcanzaban su brazalete, era reconfortante saber que no se había roto con todo lo que había pasado. "¿Por qué sigues diciendo eso?" Seth siseó al alcanzarla, su mano tomó agarré de ésta de forma sorprendentemente delicada en busca de atraer su atención.