Katsuki ah amado a una persona toda su vida, no. Mejor dicho, la persona a la que amaba es su razón de ser.
Cuando lo conoció por primera vez tenía cuatro años, no sabía cómo era que aún tenía ese recuerdo fresco en su memoria, pero le importaba un bledo.
Una pequeña mata de cabellos verdes y grandes ojos. Con lindas constelaciones en sus mejillas que siempre estaban algo rosas.
Katsuki sintió su corazón saltar con fuerza en su pecho cuando aquella linda, cosita, tierna le miró y le sonrió con vergüenza y timidez.
—Soy Midoriya Izuku.- le había dicho aquel pecoso, quien casi se escondía bajo la falda de su madre, eso solo hizo que lo mirará con mas ternura.
Pues el, siendo un pequeño de cuatro años no sabía exactamente lo que sentía en ese momento, su corazón saltando fuertemente en su pecho, sentir su boca seca y sus mejillas arder.
—¡Mira lo avergonzado que está Katsuki!- el pequeño cachorro escuchó exclamar a su madre y no pudo evitar darle una mala mirada.
—¡¿Qué dices vieja bruja, quién está avergonzado!?- Katsuki le gritó y agitó sus brazos fingiendo enojo, pero.
¿Y si era eso exactamente lo que tenía?
Nunca antes había sentido una cosa similar, pero quizás si sea vergüenza. Aunque no se compara a la sensación que tiene cuando su madre le quería dar mimos en público.
¿¡No entendía que él ya estaba grande para que le fuera besos al frente se su guardería!?
Solo le hacía quedar como un cachorro pequeño frente a los demás, era algo a lo que le tenía cierto pavor. Entonces, si era la misma vergüenza, ¿Por qué no se sentía igual?
—¡No sea mal educado, y preséntate!- Mitsuki le regañó mientras le daba un golpe en la cabeza, Katsuki solo bufó, y miró a la cosita con pecas que le veía oculto, atrás de su madre.
—¡Tsk, ya voy vieja bruja!,- Katsuki gruñó enojado, sacando una ligera risa del pecoso, el rubio le miró en cuanto le escuchó y el pecoso al verse descubierto se escondió un poco más detrás de la Omega mayor dejando de reir.— Bakugou Katsuki.
El pequeño rubio había hablado casi en automático, pues había quedado embobado con la risa más linda que había escuchado en su corta vida.
—Katsuki, lleva a Izuku a tu habitación y juega con el mientras las adultas hablamos.- el pequeño Katsuki no necesitó más nada, el quería jugar y preguntarle cosas a esa linda criatura.
—¿Puedo mamá?- el rubio vió como el pecoso alzaba el rostro para mirar de manera algo insegura a su madre.
En parte no entendía eso, ¿Por qué era así?, Si fuera otro cachorro estuviera más energético para ir a jugar o conocer el lugar, después de todo, presentía que se iban a ver más seguido, pero de todas formas tenía esa curiosidad en el.
—Claro cariño, ve a jugar con el, yo estaré aquí con Mitsuki.- la madre del peli-verde alentó, empujó un poco al pecoso para que se armara de valor y pudiera seguirlo por las escaleras hacia su habitación.
Aunque en todo el trayecto el pecoso no mencionó ni una sola palabra, y miraba a todas partes como un ratón asustado en una jaula. De alguna manera era hasta algo gracioso verlo así.
Cuando al fin llegaron a la tan ansiada habitación, Izuku fue directamente a sentar al lado de la cama en el suelo, encogió sus rodillas como si fuera un método de protección y miraba a todas partes. Katsuki seguía sin entenderlo del todo.
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Te amo como eres. (Katsudeku./Omegaverse.)
FanficNuestro protagonista, Midoriya Izuku, es un dulce Omega. Aunque su personalidad no tiene nada que ver con lo que le ocurre. Sufre abusos en su preparatoria al ser un Omega, nerd, con lentes gruesos y gordo. Su mejor amigo siempre se mete en problema...