Llevo desde los siete años viendo en la masión de mi abuelo, desde los siete años en el ala este donde tengo vistas al jardín en esa zona de la mansión no va nadie mas por que el resto de mi familia vive en la otra parte .
Narrador
-Madison -llamo su abuelo. La chica de ahora diecinueve años apareció en el despacho de su abuelo.
-¿Ocurre algo, abuelo? -dijo la chica con elegancia. Madison vivía con su abuelo desde los siete años, después de que su madre muriera en una inundación y su padre envenenado por un Vencedor. La castaña vivió con su abuelo desde entonces, aprendiendo a cómo comportarse en el Capitolio, pero siempre negándose a hacerse una modificación.
-He escuchado que deseas conocer a Finnick Odair -dijo su abuelo.
-Así es abuelo, me gustaría conocer a Finnick Odair -dijo la castaña con una sonrisa.
-¿Se puede saber porque? -
-Ya sabes -dijo Madison , nerviosa- Es como una leyenda, y gano Los Juegos del Hambre con solo catorce años. Muy pocos logran ganar a una edad tan joven. Creo que conocerlo podría darnos algunas ventajas -¡Mentira! Eso fue lo que dijo en su cabeza. Esas no eran las verdaderas intenciones de Madison
No sé si te has dado cuenta, Madison, pero ya tenemos todas las ventajas que podíamos tener -dijo su abuelo con obviedad. Madison se maldijo internamente.
Si bueno, pero, ya sabes, el año que viene tendré que empezar a hacer mi vida por mi cuenta y, creo que conocer a Finnick me daría más ventajas -dijo la castaña. «Deberían darme un premio por mejor mentirosa», pensó la chica.
Oh, ya entiendo -dijo Snow. Madison sonrió, pensando de que su abuelo no la había descubierto en su mentira- Quieres que te consiga una cita con Finnick Odair como acompañante -
¿Qué? -dijo la castaña. Ella sabía muy bien a lo que se refería su abuelo con acompañante.
Cancelare su cita con Amber Keithson, y hare que se encuentre contigo mañana en la noche -dijo su abuelo, sin dejar a su nieta decir algo.
Abuelo, no es... -Cassiopea se calló, al ver que de esa forma podía hablar con Odair en privado- Muchas gracias por eso, abuelo. Te quiero -dijo la chica, y salió del despacho del Presidente. La chica suspiro, y salió corriendo a su habitación. Una vez que entro a esta, se lanzó a su cama.
Pero ninguno de ellos sabía el plan que la joven estaban haciendo. Ninguno de ellos tenía siquiera idea del hecho de que las dos chicas estaban pensando en sabotear esos Juegos del Hambre, solo por ayudar a una persona que es otra pieza de la colección de Vencedores.
