Capítulo 3. ¿Que quieres de mi?

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—Ana yo, solo... —Comencé a ponerme nervioso, trague saliva y Anna interrumpió mis palabras.
— ¿Tú solo querías qué? —dejó el libro que estaba leyendo en la mesa.
—Hablar contigo.
— ¿Hablar conmigo?
—Sí.
— ¿De qué quieres hablar conmigo?
—Sobre tú y yo.
—Aja.
—Ser amigos.
—Christian, no creas que porque soy tu compañera de clases ya tienes derecho a hablarme.
—Anna, yo solo quiero ser tu amigo.
— ¿Enserio? —Anna hizo una cara pensativa— Haber dime ¿cuánto te pago Derek para que fueras mi amigo?
— ¡Nada! —Exclame— en verdad quiero ser tu amigo.
—Gracias Christian, por hacerme sentir mal—dejo el libro en la mesa y se marcho.
—Anna, espera—grite mientras la seguía.

Nuestra primera conversación no fue del todo bien, pensó que era otra cara bonita imbécil, pero no, soy igual a ella, además de que en verdad quería ser su amigo.

La seguí, le hablaba pero ella no se detenía, parecía un acosador.

—Anna, por favor espera—dije mientras la seguía.

Ella se detuvo. Esto era un gran avance.

—Christian, ¿qué es lo quieres?
—Ser tu amigo, en verdad quiero ser tu amigo.
—Si te digo que si puedes ser mi amigo, ¿me vas a dejar de molestar?—dijo enojada.
— ¡Sí!—exclame con felicidad.
—Bueno entonces aparte de ser compañeros de clases a partir de hoy somos amigos, que emoción —dijo con sarcasmo mientras me tomaba de la mano y las estrechábamos.
—Trato echo—dije.

Aunque en realidad esto no era un trato sino más bien una tregua. Al terminar las clases fui directo a mi casa. Entre y grite.

— ¿Hola?, ¿Hay alguien?, ¿Mamá?, ¿Papá?, ¿Daniel?
— ¿Que es lo que quieres Christian?—hablo Daniel mientras bajaba las escaleras.
— ¿No hay nadie?
—Aparte de mí, no, no hay nadie.
— ¿Quieres algo de comer?

Como hermano mayor tenía la responsabilidad de hacerle comida a mi hermano cuando mis padres no estuvieran.

—Mmm... Christian.
— ¿Si?
—Sabes que no me gusta que tú hagas comida, en verdad no sabes cocinar.

Era verdad, soy un desastre en la cocina, la última vez que cocine los bomberos hicieron una visita, solamente se prendió la rebanada pizza en el horno de microondas, aunque es algo difícil de creer, en verdad sucedió.

— ¿Quien estaba diciendo que iba a cocinar?—dije mientras sacaba el celular de mi bolsillo y lo agitaba con mi mano.
— ¡Eso me suena a pizza!
— ¡Así es!

Cuando mis padres no están en casa lo que regularmente comemos Daniel y yo es Pizza, ya que no se cocinar y además es más fácil encargar pizza que cocinar.

Veinticinco minutos después la pizza llegó.

—Christian, la pizza ya llegó —gritó Daniel.
—Ya voy—dije mientras bajaba de las escaleras.

Busque el dinero y se lo entregue al repartidor.
—Aquí tiene.
—Su cambio.
—Gracias—respondí mientras tomaba la pizza.

Daniel y yo nos sentamos en el comedor. Abrí la pizza y cada quien tomo una rebanada.

—Daniel, ¿qué tal la escuela?
—Para ser el primer día, estuvo genial, la secundaria es más genial de lo que parece en realidad.
— ¿Hiciste amigos?
—Sí, pero dime algo Christian.
— ¿Si? —respondí mientras le daba una mordida a la pizza.
— ¿Que tal fue tu día hoy en la escuela?
—No fue muy bueno que digamos—dije mientras recordaba todo lo sucedido.
— ¿Fue genial?
—Si a genial te refieres a que Derek te deje en vergüenza, y luego te vuelva a humillar como lo hace siempre, si, si fue genial.
— ¿Nada nuevo?
—Creo que no, espera si, hoy conocí dos chicas, y de una de ellas es mi amiga.
—Genial Christian, de eso estamos hablando, algo positivo paso en tu vida, bravo.

Avances Daniel me da miedo, tiene mejores pensamientos que yo.

—Buenas tardes hijos—hablaron mis padres mientras entraban a la casa.
—Buenas tardes— respondimos con sintonía Daniel y yo.
—Creo que se la están pasando bien.
—Así es padre, Christian compro pizza, ya que él es un peligro en la cocina, y lo único que sabe hacer es pedir pizza.
—Me alegro que estén conviviendo más.
— ¿Eso no es lo que querías mamá?
—Si Christian, y quiero que lo sigan haciendo, que no sea por un tiempo y obligación, quiero que así sea siempre.
—Está bien, ya sabe mi hermano cuatro ojos que lo quiero mucho.
—Y mi hermano adoptado también— dije mientras ambos reíamos.
—Bueno, haber ¿quién será el primero en contar como fue su día hoy?
— ¡Yo!—exclamo Daniel.

El día de Daniel fue fabuloso a comparación del mío. Nuestra plática familiar siguió en curso contando lo que nos sucedió en nuestro día. Esperaría con ansias al día siguiente, tal vez mi vida estaba a punto de cambiar por completo.

Elecciones de un adolescente  (En Edición)Where stories live. Discover now