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"Nunca te importo mi madre o mis amigos
así que los dejé a un lado por ti
porque era una niña
arruinaste todo lo bueno
siempre decías que eras un incomprendido"- Happier than Ever, Billie Eilish
Arabella miraba la pared blanca del hospital, había sido ingresada por un fuerte dolor abdominal y su padrastro había exigido una prueba de embarazo mientras maldecía a Christian Grey. Si la joven no sintiera tanto dolor, hubiese reído por la escena.
Pero no, se torcía de dolor en la cama, sintiéndose quizás por primera vez con un dolor tan grande como el de su corazón, sus manos estaban frías, se sentía mareada y su presión estaba en los suelos.
Quizás así se sentía cuando te dolía el corazón, estaba segura de que no quería sentirse así nunca más.
Estaban de vacaciones en los Cabos y el hombre no dejaba de sentirse culpable, ella hace solo tres meses había perdido a su madre, no había llorado ya que estaba muy ocupada consolándolo a él. Más de alguna vez mostro que no se sentía bien, pero el solo pensaba en su dolor, ese dolor tan agudo que a veces no lo dejaba respirar, solo pensó en cómo se sentía que su esposa le rompía el corazón. Pero nunca en lo que sentía la hija de esta. Si Alexis estuviera viva estaría muy decepcionado de él, lo sabía, aunque albergaba que ella estuviera embarazada para así no sentir como también la defraudaba a ella.
Veía las gotas del suero caer a través de la sonda y sintió ganas de llorar, los mismos ojos azules lo miraban, la misma escena y un deja vu volvía.
- Arabella- ingresa el médico de urgencias que lo había atendido- ¿Cómo te sientes?
- Mejor, aunque aún me duele el estómago. ¿Pueden darme mas calmante?
- No
- ¿Por qué? – cuestiona Joe- ¿Esta embarazada?
- No, no lo está, no estas embarazada- dice el medico viéndola
- ¿No? – cuestiona Joe viendo al medico
- No – murmura el - ¿Cuándo volviste a tus hábitos autodestructivos Arabella? Pedí tu informe, tienes un largo historial de enfermedades alimenticias, anorexia y bulimia todos creían que estabas sanada.
La habitación se llena de un silencio profundo, ella mira sus manos sintiéndolas temblar. Se sentía expuesta, casi desnuda frente al medico que ahora la reprochaba, como si una enfermedad alimenticia no fuera también un problema psiquiátrico, era algo superior a ella. quería obligarse a sentir el dolor físico para sentirse viva.
