Capítulo IX: Haré que te enamores de mí

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Otro hermoso día comenzaba para los dos hombres que dormían plácidamente en la cama de la habitación principal. Como era de costumbre, Levi fue el primero en despertar, apartándose enseguida del agarre del menor. Pero no contaba con que este sabía exactamente las intenciones de su capitán, por lo que enseguida hizo un poco de fuerza provocando que el mayor se recostara de nuevo. En ese momento, Eren aprovechó para abrazarse con mayor fuerza al pequeño cuerpo del de ojos rasgados.

Parecía un bebé sin intenciones de soltar su peluche favorito. Pero no podía evitarlo. Tener a la persona que más quiere en el universo le daba tal alegría que lo único que deseaba, era permanecer a su lado por siempre. Además, amaba el olor a té que desprendía el contrario, y también la forma en la que sus corazones latían a la misma velocidad cuando estaban juntos.

-Suéltame ya -se quejó-. Quiero ir a mear.

-De acuerdo -respondió el menor con molestia.

Lentamente se alejó de su capitán, sintiendo un vacío cuando este se levantó de la cama y salió de la habitación sin más.

De camino al baño, Ackerman no pudo evitar sonreír por un pequeño momento. Llevaban poco tiempo en esa cabaña y le sorprendía lo mucho que había cambiado la actitud del menor. Recordaba que al llegar, Eren era una tumba vacía y sin sentimientos. Sin embargo, le alegraba saber que poco a poco, con cada momento que pasaban juntos, sus vidas volvían a brillar y los colores pintaban el sombrío panorama.

Al llegar a su destino, hizo exactamente lo que dijo. Finalmente lavó sus manos con detenimiento, sin dejar rastro de suciedad. Salió del baño devuelta a la habitación para ver si el menor seguía durmiendo, de ser así, no era mala idea darle una patada para despertar mejor. Lástima que no tuvo el gusto, ya que al entrar, el cuarto estaba vacío. Cerró la puerta enseguida y se dirigió a la cocina, pero nada. Recorrió toda la cabaña en busca de Jaeger, pero no lo encontraba en ningún lado, deteniendo su búsqueda en la sala continua a la puerta principal.

Una última idea llegó al de cabellos negros, quien enseguida salió de la cabaña. Volteó a un lado y al otro pero tampoco había señales del mocoso. Sin embargo, notó que faltaba el hacha que estaba junto al tronco cortado de un árbol.

Por la cabeza de Levi pasaron hasta los peores escenarios.

Regresó a paso veloz al interior de la construcción para colocarse su uniforme y el equipo de maniobras. De igual forma, salió para impulsarse e ir en busca del mocoso.

No podía creer que haya escapado.

Después de todo lo que le dijo y las acciones del menor, Levi no creía que este fuera capaz de dejarle una vez más. Se sentía un idiota por depositar un poco de confianza en él. Pero ya no iba a cometer el mismo error. En cuanto lo encontrara, iba a encerrarlo, no sin antes darle una buena lección. No le importaba lo lejos que estuviera o si tuviera que enfrentarse a su forma Titán. Haría lo que fuera por cumplir con su trabajo de mantenerlo aislado de todo lo demás.

Paró en la rama de un árbol cercano al percibir sonidos que sobresalían de la calma del bosque. Se quedó totalmente quieto para analizar el entorno. Debido a la humedad y el sonido de la corriente, se dio cuenta de que el río estaba cerca, y con el, el paradero del menor. Avanzó un par de metros más y finalmente bajó al suelo mientras sostenía con unas de sus manos el mango de una espada, en caso de que tuviera que usarla. Sin embargo, deshizo toda acción al ver a Eren recogiendo leña de por ahí cerca.

-Te oí venir -dijo el de ojos verdes-. Seguro pensaste que me había escapado, ¿no? Lo siento, debí avisar. Sólo vine por un poco de leña para la chimenea.

-Serás un imbécil -gruñó el mayor acercándose a él de forma temeraria-. No vuelvas a hacer eso en tu jodida vida, ¿entendido?

-¡Ya dije que lo siento, heichou~! ¡Baje la espada y no me mate por favor!

Estúpido Eren || EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora