Habían pasado cuarenta minutos desde que el cielo se tornó totalmente oscuro. La Luna estaba posicionada en lo alto junto a los millones de puntos relucientes, siendo las pecas de la noche. Mientras que Eren seguía fuera, Levi se concentró en sacar todos los libros y demás papeles importantes restantes para acomodarlos en una repisa al lado de un escritorio de madera. Ya había acabado con casi todas las cosas que fue trayendo, ahora sólo faltaban sus objetos personales. Tampoco eran muchos, tan sólo su cepillo de dientes y esas cosas esenciales del día a día.
Al ver la hora en el reloj de bolsillo, decidió detener su labor. Caminó hasta estar al lado del escritorio para quitarse la capa de la Legión y dejarla encima de su equipo de maniobras tridimensionales. Siempre llevaba ese aparato a todos lados, era como si este estuviera unido a él.
Dio un cuarto de vuelta a la derecha para ir hasta la cama de dos plazas. Se sentó sobre el borde mientras quitaba sus botas, una vez fuera, las acomodó a un lado cuidando de que no estorbaran en caso de que tuviera que levantarse deprisa. Acto seguido, se recostó sobre el colchón cubriéndose con una manta. Sabía perfectamente que quizá no iba a dormir, y en caso de que lo hiciera, serían tres horas a lo mucho. Odiaba ese problema de insomnio, quizá eso es lo que le provocaba el mal humor, pero no podía evitarlo, durante toda su vida tuvo que estar alerta para sobrevivir, esos momentos de calma eran raros.
Apenas se acostumbraba a la tranquilidad de la noche cuando la puerta de la habitación se abrió, el chico que acababa de entrar prendió una lámpara recién descubierta, alterando al mayor.
-Tsk, ¿qué haces aquí mocos...? -decía mientras se sentaba.
No pudo terminar la frase porque se quedó sorprendido al ver el paisaje frente a él. Aunque su expresión era la misma de siempre, por dentro estaba sonrojado, de nuevo.
Justo a unos metros, en la entrada, se encontraba Eren Jaeger con una toalla enredada a su cadera y otra sobre sus hombros, reteniendo las gotas de su largo cabello castaño. Fuera de esas dos prendas, no llevaba absolutamente nada. No sólo mostraba lo mucho que había crecido en estatura, sino la musculatura del menor. Ver su torso bien marcado con gotas de agua escurriendo era literalmente lo mejor que el pelinegro había visto en años.
-¿Qué le pasa, heichou? -preguntó sonriente.
-¿Qué te da el derecho a entrar como si nada a mi habitación? -reclamó.
-Oh, ya sabe, he dormido en su habitación varias veces, así que, ¿por qué iba a ser diferente ahora?
-Porque antes no me abandonaste sin decirme nada, imbécil -se cruzó de brazos.
Tenía razón. Ackerman tenía motivos de sobra para estar molesto y comportarse distante. No iba a reparar esa herida con sólo aparecerse ahí medio desnudo. Iba a tener que trabajar demasiado si el menor quería ganarse su confianza de nuevo.
Eren se acercó paso tras paso mientras secaba su cabello con la toalla pequeña. Al llegar donde la cama, dejó el pedazo de tela a un lado para subirse un poco, gateando hasta donde el mayor, quedando cara a cara. Ninguno decía palabra alguna y el ambiente seguía igual de tenso que antes. Levi podía decir que de tan sólo ver al mocoso tan cerca de su rostro, quería eliminar la poca distancia, o darle una patada, pero no iba a caer tan fácil. El castaño debía hacer algo mejor que tratar de 'intimidarlo'. Esos trucos no funcionaban con él.
El de ojos verdes se sentó enfrente, colocando sus manos en las mejillas del pelinegro, mientras lo veía fijamente. Pasó sus pulgares por sus pómulos y barbilla, disfrutando de lo suave que estaba su blanca piel. Dejó reposar sus manos a ambos lados de su rostro y acercó el suyo hasta quedar a centímetros de distancia. Sus labios rozaban, un poco más cerca y entrarían en contacto. Sin embargo, Jaeger quería disfrutar de ese momento, por lo que desviaba su mirada a los labios del mayor en repetidas ocasiones, tentando al mismo. Sonrió pequeño cuando lo oyó gruñir por lo bajo. No quería hacer esperar a su capitán, por lo que lo besó apasionadamente.
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Estúpido Eren || Ereri
Fiksi PenggemarMeses separados y el mocoso estaba parando enfrente suyo. Pero no podía recibirlo con los brazos abiertos después de que se fue a Liberio sin decir nada. Conseguir el perdón de su capitán dependerá solamente del estúpido de Eren. 🌿Los personajes...