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8° Capítulo - "¿Qué? ¿Qué está pasando?"

Mis padres parecen nerviosos mientras mi hermana mayor parece indignada y mi hermanita juega por ahí sin causar mucho revuelo pero sin duda distrayendo a la vista y el oído.
- Michelle, nos enteramos hace unos minutos de algo y nos adelantamos a contarles a tus hermanas, ven y te contaremos también.
Insegura doy unos pasos que me faltaban para llegar a donde están ellos, tengo la impresión de que esto me va a sorprender un poco, pero luego recuerdo cuando me dieron la noticia de la mudanza y pienso que nada me puede sorprender ahora. Gran error.
Mamá: Los muebles no llegarán sino hasta mañana al mediodía, así que estábamos pensando en dos opciones. La primera es que durmamos en el piso y nos cubramos con las mantas, toallas y ropa que tengamos a mano. La segunda es que busquemos una hostal donde quedarnos por esta noche, aunque no estamos muy seguros de esa opción porque nuestras cosas quedarían acá, solas en una casa vacía. ¿Tienes alguna idea de cuál prefieres?
Yo: ¿No tenemos más opciones que esas? ¿No hay un lugar en donde nos podamos quedar o dormir a gusto sin pagar? -- Puedo parecer calmada pero la verdad es que lo que más llena mi mente ahora son dos cosas: 1. Si no nos hubiéramos mudado nada de esto estaría pasando. 2. ¿Será de mala educación pedir ayuda a la vecina que acabas de conocer?
Yo: Creo que tengo un plan mejor mamá, ¿por qué no le pedimos ayuda a los vecinos que están en la casa de la esquina? -- Nuestra casa es la segunda en la cuadra, por eso me refiero a la casa de Dani como "la casa de la esquina".
Mi mamá me mira sorprendida y me pregunta que cómo se me ha ocurrido tal idea, entonces le cuento que tuve una pequeña conversación inesperada con la hija de los vecinos mientras estaba en mi balcón y que ella me ha dicho que cualquier cosa les avisamos a ellos, pues no dudarán en ayudarnos.
Así fue como luego de explicarle y convencer a mamá de que Dani es una buena chica nos dirigimos mamá y yo a ver a Dani y a sus padres para contarles nuestra situación y pedir ayuda de alguna forma, poniendo así todas nuestras esperanzas en ellos.
Cruzamos la reja de su casa y me fijo en el bonito y bien cuidado jardín delantero mientras caminamos en dirección a la puerta de entrada. Llegamos a la puerta y mamá toca con sus nudillos tres veces seguidas y esperamos a que nos abran la puerta. Medio minuto después se abre la puerta y una mujer de tez morena y cabello largo con muchos rizos pequeños en un moño suelto nos abre la puerta y pregunta amablemente en qué nos puede ayudar. Yo por mi lado estoy sorprendida de lo parecida que es Dani a su mamá.